Chiara Mastroianni habla de la película que filma a las órdenes de Lisandro Alonso y de las enseñanzas de sus padres: “Hago películas para tener experiencias fuertes”

Chiara Mastroianni
CAROLINA SANTOS

A Chiara Mastroianni no le gusta mucho hablar de sí misma. Lo dice cada vez que tiene la oportunidad en una entrevista. Y entonces no se molesta tanto cuando por enésima vez le preguntan por sus padres. Hija de dos grandes estrellas, Catherine Deneuve y Marcelo Mastroianni, esta actriz francesa de 49 años acaba de ser premiada por su trayectoria en el Festival de Gijón y es una de las protagonistas de la nueva película del director argentino Lisandro Alonso, Eureka, escrita por Fabián Casas y Martín Caamaño y con Viggo Mortensen –el mismo actor que interpretó el papel principal en Jauja, el film anterior de Alonso– como figura central. Ya se filmaron escenas de Eureka en Portugal y Almería (en los famosos escenarios de los spaghetti westerns de Sergio Leone), y ahora queda un tramo más en Dakota (Estados Unidos).

“El mío es un personaje extraño, que habla de una manera muy especial, con muchas reflexiones filosóficas y frases que no sabés si le aportan algo al protagonista, el papel de Viggo Mortensen -explica Chiara sobre su rol en Eureka-. Es un personaje fuerte, que se viste también de una manera especial, no justamente como una señora común y silvestre. Lo que me gusta realmente de ella es que no se sabe con certeza si es alguien bueno o malo. En principio se me presentó como alguien más bien malo, pero luego empecé a verla de otra manera”.

Chiara Mastroianni durante el rodaje de Eureka
Chiara Mastroianni durante el rodaje de Eureka


Chiara Mastroianni durante el rodaje de Eureka

-¿Es una mujer en la que confiarías?

-Yo soy muy naïf, confío mucho en las personas (risas). Pero hablando en serio, no sé si confiaría en ella.

-Existe un preconcepto sobre el western como género esencialmente masculino. Sin embargo, hay una una larga tradición de mujeres fuertes que han ocupado lugares importantes en distintas películas: Johnny Guitar, Duelo al sol, las incursiones en el género de Sam Raimi y Gus Van Sant … ¿alguna de esas mujeres fue referencia para este papel?

-Pensamos mucho en eso cuando elegimos el vestuario. Lisandro me preguntó cómo lo veía, compartimos ideas y llegamos a la conclusión de construir un personaje como el de Joan Crawford en Johnny Guitar, una mujer con ropa masculina pero una fuerte impronta femenina en su carácter y en sus formas.

-No sé si era la intención del director, pero esa ambigüedad en términos de género conecta mucho con el presente.

-No lo pensé en términos de género, y creo que Lisandro tampoco. Es simplemente un personaje fuerte que controla mucho cada movimiento que hace.

"Es un personaje fuerte que controla cada movimiento que hace", dice Chiara Mastroianni sobre su rol en Eureka
"Es un personaje fuerte que controla cada movimiento que hace", dice Chiara Mastroianni sobre su rol en Eureka


"Es un personaje fuerte que controla cada movimiento que hace", dice Chiara Mastroianni sobre su rol en Eureka

-¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Viggo Mortensen?

-Viggo es increíble. Como ser humano, como profesional, como partner… Es simple, es modesto, no se comporta nunca como una estrella. Y como compañero de actuación es fantástico porque no actúa para él, sino para el otro. Actuar, en inglés, se dice igual que jugar, y él es un gran amigo para jugar. Muchos actores, especialmente cuando llegan a su nivel de estrellato, tienden a concentrarse en ellos mismos. Y Viggo es lo opuesto. Lo conocía como actor y conocía su trabajo, pero no imaginé que como ser humano sería tan especial.

-En algunas entrevistas recientes dijiste que te gusta trabajar con límites claros. ¿Podés explicar más esa idea?

-No tengo problemas en trabajar con límites claros, con marcas, con estructuras y procesos, siempre y cuando te permitan ser natural. Eso es lo que dije, lo que pienso. Me gusta encontrar la libertad a partir de esas reglas y obligaciones.

-¿Qué papel que no hayas hecho aún te gustaría hacer? ¿Te da lo mismo una heroína del siglo XIX u otra de una película de Marvel?

-No sé si me gustaría ser una heroína de Marvel (risas). Trabajan mucho con escenarios artificiales, con chromas [pantalla verde], y no estoy segura de que eso sea lo que más me atrae. Pero quizás una mujer vampiro... ¿Por qué no? No tengo ideas preconcebidas de los personajes que quiero hacer porque de ese modo estaría restringiendo el universo de posibilidades. Es tan difícil encontrar hoy buenos proyectos que tengo que mantenerme abierta. De todos modos, no creo que suceda lo de Marvel (risas).

"No se si me gustaría ser una heroína de Marvel", dice Mastroianni
"No se si me gustaría ser una heroína de Marvel", dice Mastroianni


"No se si me gustaría ser una heroína de Marvel", dice Mastroianni

-¿Y una serie, hoy que están tan en boga?

-Sí, claro, pero siempre depende del proyecto. Hoy está claro que las series en plataformas de streaming ofrecen más posibilidades que el cine. Pero el cine es sin dudas lo que más me gusta, porque además amo la experiencia de ir a una sala para ver una película. Si me convocan para una buena serie, no me negaría, claro. No soy una gran fan de las películas que hacen Netflix y otras plataformas, me parecen todas un poco estándar, pero las series que producen, en cambio, me resultan más interesantes, más extremas en algunos casos. No sé si alguien hubiera hecho alguna vez una película con los temas y el estilo de Breaking Bad. No lo creo.

-Grabaste un disco con Benjamin Biolay en 2004. ¿Seguís interesada en desarrollar esa faceta?

-Si hubiese tenido la capacidad necesaria, me habría dedicado a la música. Para mí la música es lo más importante, más allá del cine. Siempre la llevo conmigo, siempre hay música en mis oídos. Con el padre de mi hija (Biolay) he tenido la ocasión de hacer conciertos y de cantar varias veces, y siempre fue una experiencia increíble, que nunca me habría imaginado antes de concretarla. También fue riesgosa. Pero intento aprovechar cualquier oportunidad de salir de mi zona de confort.

Chiara Mastroianni debutó en cine a los 21 años, con un papel en Mi estación preferida (1993), de André Techiné. Trabajó también con otros grandes directores: Raoul Ruiz, Arnaud Desplechin, Valeria Bruni-Tedeschi, Christophe Honoré, Manoel de Oliveira… Con de Oliveira, una leyenda del cine portugués, fallecido en 2015 a los 106 años (dirigió su último largometraje con 105), filmó La carta, una experiencia que ella define hoy como “extrema”. El proceso de rodaje de esa película, cuenta la actriz, fue difícil al principio, pero por fortuna terminó bien: “Era algo muy distinto a lo que había hecho hasta entonces -rememora-. No pude establecer una relación estrecha con él porque es un director muy distante, pero me permitió experimentar con una forma de trabajar distinta, completamente nueva para mí. El control riguroso que imponía Manoel en sus rodajes me resultó útil, incluso para mi futuro como actriz”.

Honoré es uno de sus socios artísticos más regulares: por su trabajo en la última película de este director -Chambre 212- Mastroianni ganó el Premio a la Mejor Interpretación en la sección Un Certain Regard de la edición 2019 del Festival de Cannes. Y ahora se pondrá a sus órdenes para una obra de teatro titulada Le ciel de Nantes que se estrenará en abril próximo en el famoso Odeón de París. “Tenía miedo porque no había hecho teatro antes, pero ahora estoy feliz -confiesa Chiara-. Quería volver a trabajar con Christophe, y tuve la suerte de que me ofreciera un papel en esta historia sobre su familia que para él es una confrontación muy intensa con su pasado”.


Chiara Mastroianni, Ludivine Sagnier y Catherine Deneuve, protagonistas de Les Biens-Aimés
Chiara Mastroianni, Ludivine Sagnier y Catherine Deneuve, protagonistas de Les Biens-Aimés


Chiara Mastroianni, Ludivine Sagnier y Catherine Deneuve

Un buen capitán

Nacida en París, la ciudad en la que sigue viviendo, Chiara tiene dos hijos (Milo, de 25 años, fruto de su relación con Pierre Torreton, y Anna, de 18, de su vínculo con Biolay). Se mueve de allí básicamante por razones de trabajo. Y desde siempre ha elegido sus proyectos guiándose más con la intuición que con las certezas. “Lo fundamental para mí es que haya un buen capitán, alguien que esté a cargo y con quien pueda armar una relación de mutua confianza -argumenta-. Me pasa con Honoré, me ha pasado ahora con Lisandro Alonso… Nunca haría una película solo porque me interesa el personaje o la historia. Busco que cada película sea una experiencia vital”.

Y como es norma en todas sus entrevistas, ya lo dijimos al principio, aquí también habla un poco de sus célebres progenitores, con los que tuvo vivencias distintas: “Con mi padre recuerdo especialmente haber disfrutado del rodaje de La ciudad de las mujeres, de Fellini. Aunque en esa época era una niña y la verdad es que tomé conciencia de quién era el director un tiempo después, de adolescente. Me parecía estar en un parque de atracciones, me impresionó mucho ese rodaje. Entre 1979 y 1996 estuve en todos los rodajes que hizo: con Ettore Scola, con Theo Angelopoulos, con Nikita Mihalkov... Y con mi madre vivíamos juntas en París, pero no iba a los rodajes porque tenía que ir al colegio. Con ella conocí a Truffaut, del que hoy soy una gran admiradora. Íbamos mucho al cine, sobre todo a ver películas de terror. El consejo más importante que dieron para mi carrera es que sepa tener paciencia. Y la tengo. Yo no hago películas para ser famosa, las hago para meterme en el mundo de los directores con los que trabajo y vivir experiencias fuertes”.