Buenos chicos: cómo se hace la ficción que llega este lunes a eltrece y quiénes son sus protagonistas
Buenos chicos, la tira de Polka que se estrena este lunes a las 21 por eltrece, es la ficción número 74 que realiza la productora en sus 24 años de historia y la única que grabó para la TV abierta en lo que va del año. En ausencia de aniversarios redondos, su sola existencia invita a festejar.
Es que al tiempo que la TV de aire se resigna a la falta de ficciones locales en su pantalla, en la planta baja de este imponente edificio del microcentro el despliegue de equipos, de técnicos, de actores y de extras preparados para grabar una escena del capítulo 37 de la ficción genera asombro. Por un lado, porque ahora es una rareza. Eso que en otros tiempos era cotidiano para la industria televisiva local, ahora ya casi no ocurre. La época en la que los rodajes de las tiras o unitarios para la TV abierta eran cosa de todos los días quedó tan lejos que parece haber ocurrido en otro planeta, en un universo de realización que tenía a las productoras trabajando sin descanso, tanto en sus estudios como en exteriores, para poner en el aire sus múltiples ficciones. Eran días en los que caminar por el barrio de Colegiales suponía cruzarse con al menos un equipo grabando una escena callejera o cuando -yendo más lejos, a la época en que los canales producían sus propias telenovelas- no era raro encontrarse con los actores del momento en plena grabación por las calles de Martínez, San Isidro o La Lucila. Ahora, con el repliegue de la industria que parece no poder salir del largo letargo generado por los cambios en los modos de consumo y las crisis económicas sucesivas, la escena de la grabación en marcha genera nostalgia y hasta un atisbo de esperanza por lo que vendrá.
Cambio de escenario
Desde afuera, la cuadra de bancos y oficinas no luce como siempre. Un generador le provee electricidad al motorhome dónde los actores llegan para maquillarse antes de grabar. Hacia allí se dirige Mario Segade, el guionista de grandes éxitos históricos de Polka como Verdad/Consecuencia, Vulnerables y, más recientemente El puntero y Farsantes, que hará una participación como actor en los dos episodios que se están grabando intramuros. Antes de llegar al set, dos camiones repletos de cables, micrófonos y equipos comparten el espacio de estacionamiento con los de caudales. Y el escenario se vuelve aún más inusual apenas se cruza el umbral del edificio, que anuncia con un cartelito que en el tercer piso se reciben reclamos de una obra social pero que en planta baja tiene las dimensiones y el diseño de un banco de antaño. Un hall amplio, decorado con superficies de mármol, coquetas lámparas y unos ventanales a través de los que los transeúntes espían la curiosa escena.
Unas 20 personas esperan sentadas su turno para ser atendidos por los empleados del lugar, apostados detrás de un imponente mostrador. “Créditos y cobranzas”, dice sobre sus cabezas, pero lo más notorio a esa altura son los micrófonos apuntados a un diálogo entre un policía y una clienta, que insiste en obtener información sobre la jubilación de su marido. “¡Corte!”, grita una voz desde lejos, pero que se acerca rápido para conversar con los actores. Es Fabián Caeiro, asistente de Alejandro Ibañez, el director de exteriores de la tira escrita por Claudio Lacelli, Willy Van Brook y Vicky Crespo, que relata la historia de un grupo de amigos de veintipico a los que una serie de errores transforman en una banda buscada por la policía.
La tira comienza en el momento que un grupo de jóvenes es capturado por las autoridades, esposado y subido a los patrulleros. Pero el cuento de cómo llegaron hasta allí empieza seis meses antes, cuando el Chino (Santiago Achaga), regresa al país después de pasar un tiempo en los Estados Unidos y se reencuentra con sus viejos compañeros de colegio. La noche del reencuentro, la alegría de Diego (Jerónimo Bosia), el aparente líder del grupo, Zeta (Tomás Kirzner) y Yoni (Fran Vásquez) se mezcla con la tensión entre Chino y Camila (Gina Mastronicola), cuyo vínculo ambiguo podría poner en duda el noviazgo de la chica con el posesivo Diego. Pero antes de que ese pequeño drama se llegue a desarrollar, el intento de abuso que sufre Eme (Carolina Unrein) catapulta al grupo a una vida delictiva llena de peligros que ni siquiera podían imaginar.
Detrás de escena
Una cámara subida al carro de travelling capta a Lautaro Rodríguez, quién interpreta a Giovanni, eventual cómplice de los protagonistas de la historia, que disfrazado de policía intenta proyectar autoridad en el banco mientras hace parte de la inteligencia necesaria para la ejecución de un robo por venir. Tan metido está el personaje con el juego de las apariencias que, detrás de escena, los extras y el equipo técnico no pueden evitar reírse con el modo en que Rodríguez interpreta su desfachatez. Claro que las risas ocurren solo durante los ensayos o cuando se termina de grabar la escena y es tiempo de pasar a la siguiente. Antes, en el control de cámaras armado en un salón de reuniones de lo que solía ser un banco real, con las luces bajas para poder apreciar en detalle la secuencia grabada, el equipo de dirección la supervisa, mientras que en la otra punta del amplio salón los encargados del servicio de catering preparan las mesas para el almuerzo que cerrará la primera parte de la jornada de grabación.
Por ahí, esperando que les llegue el turno de actuar, Alejo Ortiz, vestido de policía, charla con Segade, que interpretará al gerente del banco que la banda de chicos buenos tiene como próximo objetivo. Mientras los camarógrafos y sonidistas se acomodan para grabar y los extras charlan, en voz baja, entre ellos, las maquilladoras y vestuaristas le dan los últimos ajustes a Achaga y Mastronicola, casi listos para pararse frente a las cámaras. El movimiento coordinado de las casi 80 personas presentes en la grabación da cuenta de la complicada coreografía y el costo que supone grabar una ficción. De hecho, esta es solo la mitad de un cuadro que se completa en los estudios de Polka en Don Torcuato, donde un equipo de 50 personas está grabando en el mismo momento las escenas de interiores y aquellas que transcurren en el barrio de los personajes .
Entre la acción y el corte
“Hagamos una más”, indica Ibáñez, satisfecho con la escena de Giovanni. La siguiente escena involucra al Chino y Camila, el dúo de la ficción que se perfila como el favorito del elenco coral. Con evidente química, atentos a la obligación de ocultarla en beneficio del grupo y muy conscientes del riesgo que corren, el par también forma parte del plan del asalto al banco. Ahí están los actores, antes del ensayo, posando para la asistente de producción, que se encarga de registrar su vestuario y peinado para mantener la continuidad entre escena y escena. La secuencia que les toca los muestra ingresando al banco y fingiendo ser una pareja interesada en una caja de seguridad. Ensayan un par de veces, mientras las cámaras se acomodan según las indicaciones del director, que pronto indica que es tiempo de grabar. Se hace silencio y solo se escucha el grito de “¡Acción!”. La escena sale bien pero se repite un par de veces, lo usual en cualquier grabación televisiva. Lo siguiente es chequear los monitores y parar para comer. A la tarde será el turno de la secuencia en la bóveda del banco, de la que participarán Segade y Ornella D’Elia -que interpreta a Bruna, la misteriosa hermana del Chino-.
Sin embargo, la marcha se detiene. Una interferencia en los micrófonos obliga a volver a grabar la escena. Los sonidistas buscan el origen del problema: pueden ser los teléfonos, que todos mantienen en silencio pero siempre prendidos, o simplemente algo relacionado con la locación. Son los riesgos de grabar en exteriores, que todos aceptan con buen humor. La solución llega rápido, la acción se reanuda. La escena se graba sin sobresaltos y al grito de “¡Corte!”, el circo de siete pistas que se pone en marcha cada vez que se graba una ficción se pone en pausa. Hasta que la acción vuelva a comenzar para la ficción, un contenido que en la TV argentina está en serio peligro de extinción.
En números
74: es el número de ficciones producidas por Polka, incluyendo Buenos chicos.
130: son los integrantes del equipo que trabaja diariamente en el programa.
1: Buenos chicos es la única ficción nacional que se grabó este año para la TV abierta.
Buenos padres
Aunque el protagonismo está repartido entre los jóvenes actores que integran el grupo de amigos devenido en banda criminal, lo cierto es que la trama también le reserva lugar al desarrollo de las historias de sus padres. Así, Gabriela Toscano, que interpreta a la mamá de Zeta, es una fiscal que será parte integral del destino trágico de los jóvenes. Y lo mismo sucederá con el personaje de Juan Palomino, que encarna a un encumbrado inspector policial que sabe muy poco de la vida de su hijo, Yony, y aún menos de la de su hija, Eme, una joven trans que no se anima a revelarle su verdadera identidad. Por otro lado, Romina Gaetani encarna a la madre de Camila, una mujer que intenta superar su alcoholismo al tiempo que su hija más necesita de su apoyo, y Luciano Cáceres y Brenda Gandini son los padres de Angie (Agustina Tremari), de la que desconocen casi todo a pesar de sus amorosos esfuerzos por estar presentes en su vida.