Chris Pratt: de una breve carrera como stripper y vivir en la playa a convertirse en una de las figuras más rendidoras de Marvel
Durante su adolescencia, Chris Pratt no sabía qué responder cuando le preguntaban a qué quería dedicarse profesionalmente. Sin embargo, la única certeza que tenía era que iba a ser millonario, y a sus profesores les exclamaba una y otra vez : “Voy a tener una cantidad absurda de dinero y voy a ser súper famoso, aunque no sé bien de qué manera”.
Pratt no dejaba de repetir eso pero nadie lo tomaba muy en serio, principalmente porque ese estudiante (que había sido reconocido en su aula como el “payaso de la clase”, por su sentido del humor) no tenía una vocación clara, y jamás entró en su radar la posibilidad de dedicarse a la actuación.
Christopher Michael Pratt nació el 21 de junio de 1979, en Minnesota, en un hospital en el que su propia abuela trabajaba como enfermera. Su madre era cajera en un supermercado y su padre se dedicaba a la remodelación de casas. En su adolescencia, Pratt descubrió un profundo amor por los deportes, especialmente por la lucha grecorromana y el atletismo, dos disciplinas en las que recibió varios trofeos. Y si bien se graduó con uno de los promedios más altos de su clase, y hasta dio el discurso de graduación a pedido de sus compañeros, Pratt seguía sin saber qué estudiar. Al futuro actor le alcanzó un semestre para abandonar la universidad, convencido que su destino no estaba allí. Y a partir de ese momento, comenzó un derrotero de trabajos breves de toda clase, hasta que como en una especie de cuento de hadas, el destino tocó a su puerta.
De stripper a actor
Con la universidad como parte de su pasado, el futuro no parecía demasiado luminoso para Chris Pratt. Y en la búsqueda por ganar algo de dinero, fue vendedor durante un tiempo, un empleo que lo entusiasmaba poco y nada. Su siguiente paso fue totalmente inesperado, cuando encontró trabajo en un club de strippers masculinos. “Yo siempre fui una persona a la que le gustaba andar desnuda. Amo andar desnudo por ahí. Entonces, como no tenía empleo, pensé que hacer eso y que me pagaran, podía estar bien”. Pero ese puesto tampoco duró demasiado, y sin muchos ahorros, Pratt no tuvo más remedio que vivir adentro de una camioneta, en las playas de Hawaii.
Con 19 años y a un paso de vivir en la calle, Pratt encontró trabajo como mozo en un restaurant Bubba Gump (una cadena de locales gastronómicos que toman su nombre de Forrest Gump). Mientras se tomaba un descanso, la actriz Rae Dawn Chong vio a Chris y su rostro y le pareció lo suficientemente interesante, como para invitarlo a tener un pequeño papel en su primer título como directora, Cursed 3. El mozo se sorprendió por la invitación a sumarse a un film, pero cuando supo que iban a pagarle setecientos dólares por ese pequeño trabajo, no tardó en aceptar y hacer su debut en la pantalla. Confiado en sus posibilidades, Pratt comenzó a presentarse a distintos castings, y en el año 2002 y con prácticamente una experiencia inexistente, se ganó su primer papel fijo en la serie Everwood, en donde trabajó 89 episodios.
A comienzos de 2009, todo estaba listo para comenzar a grabar Parks and Recreation, una sitcom en tono de falso documental, impulsada por uno de los responsables de la versión americana de The Office. Pratt, un actor naturalmente orientado hacia el humor, se mostró interesado en participar en ese proyecto en la piel de Andy Dwyer, un personaje que debía durar unos pocos episodios. Pero luego de verlo en los primeros capítulos, los productores coincidieron que el de Andy era un rol extremadamente gracioso, y su participación se prolongó a lo largo de las siete temporadas que duró la serie.
Por esa época, Chris había subido de peso, y consideró que eso le aportaba una mayor comedia física a su rol. “Recuerdo que en los primeros capítulos, sin proponérmelo, estaba un poco más gordo, y entonces pensé que me estaba dejando estar, pero que debido a eso había logrado varias de las escenas más divertidas de mi carrera”. Pero lejos de poder mantener ese peso, el actor debió bajar varios kilos para su nuevo proyecto.
A la conquista de la galaxia
El éxito de Parks and Recreation y la popularidad de su personaje, hicieron que Chris Pratt pudiera asomarse en el cine. De ese modo se presentó a una prueba para el film El juego de la fortuna, protagonizado por Brad Pitt. Pero el director le dijo que debido a su sobrepeso, él no podría interpretar a un deportista que debía estar en óptimas condiciones físicas. Decidido a no perder ese rol, Pratt comenzó una dieta y pronto adelgazó quince kilos. A los pocos meses, se enfundó en la piel del beisbolista Scott Hatterberg, un rol que le permitió salir brevemente del humor y componer a un personaje dueño de una notable carga dramática.
Por esa misma época, Chris también tuvo apariciones en otros largometrajes como La mejor noche de tu vida, Diez años después, La noche más oscura y Eternamente comprometidos. A través de una mayor presencia en distintos films, Pratt lograba ese objetivo tan soñado por los actores paridos en la televisión: escapar de la pantalla chica para consolidarse en las grandes salas.
En el 2008, Pratt formó pareja con la actriz Anna Faris, con la que se casó en Indonesia, en julio del año siguiente. Durante el 2012 ambos recibieron a su primer hijo, que nació de forma prematura, y por ese motivo debió permanecer internado varias semanas. En esos días de tanta angustia, Chris encontró en la religión un marco de contención, según reveló en una entrevista: “Pasamos mucho miedo durante mucho tiempo. Recuerdo que rezábamos un montón. Eso me devolvió la fe en Dios, y no es que la hubiera perdido, pero desde luego fue un momento definitorio” .
“¿Ese no es el chico simpaticón de Parks and Recreation? Es una broma, ¿no?”, aseguró el director James Gunn, cuando le sugirieron que Chris Pratt era una buena opción para interpretar al carismático líder de Guardianes de la galaxia. La directora de casting de esa película, Sarah Finn, estaba convencida que ese era el nombre ideal para protagonizar el nuevo proyecto de Marvel. Pero Finn no solo tenía que persuadir a Gunn, sino también al propio Pratt, que estaba negado a aceptar una película de ciencia ficción luego de ser rechazado para componer a James Kirk en Star Trek, y a Jake Sully en Avatar.
“Estaba algo asustado, y sentía que no tenía el peso ideal que requería el personificar a un superhéroe” , confesó Pratt sobre por qué se negaba tanto a hacer una prueba para Guardianes de la galaxia. Sin embargo, la directora de casting insistió en organizar una reunión entre Pratt y Gunn, y a pesar del desencanto inicial, ambos congeniaron inmediatamente y él se convirtió en el nuevo héroe de Marvel.
Para convertirse en Star-Lord, Pratt comenzó nuevamente una dieta muy exigente a la que acompañó con un intenso entrenamiento, que lo llevó a cambiar su cuerpo por completo. Antes de enfundarse en el traje del superhéroe, el actor bajó treinta kilos en seis meses, y muchos medios lo llegaron a comparar con Christian Bale, debido a los notables cambios que experimentaba su cuerpo según las exigencias que le demandaba cada nuevo proyecto.
Guardianes de la galaxia se convirtió en un verdadero éxito de taquilla y lanzó a Pratt a un estrellato internacional, que le abrió las puertas a una seguidilla de otros tanques, entre los que se destaca la trilogía de Jurassic World, Los siete magníficos, Pasajeros, La guerra del mañana, Unidos y la reciente Super Mario Bros, sin mencionar otros títulos que hizo en Marvel, en los que interpretó numerosas veces a Star-Lord.
Lejos de Anna Faris, de quien se separó en el 2017, y casado con Katherine Schwarzenegger (hija de Arnold Schwarzenegger), Pratt vive una realidad personal y profesional inmejorable. Y con el estreno de Guardianes de la Galaxia volumen 3, el intérprete se despide de un personaje que marcó un quiebre en su carrera, y que le permitió lograr ese deseo con el que tanto insistía durante su adolescencia: el de hacer “una cantidad absurda de dinero y ser súper famoso”.