Yahoo Estilo Ciudad en llamas: policial coral ambientado en una revuelta Nueva York que consigue sostener el interés pese a algunos tropiezos
Ciudad en llamas (City On Fire, Estados Unidos/2023) Dirección: Jesse Peretz. Guion: Josh Schwartz, Stephanie Savage. Fotografía: Carmen Cabana. Elenco: Jemima Kirke, Chase Sui Wenders, Wyatt Oleff, Nico Tortorella y John Cameron Mitchell. Disponible en: Apple TV+. Nuestra opinión: buena.
En el año 2015 llegó a las librerías de Estados Unidos Ciudad en llamas, una novela escrita por Garth Risk Hallberg que se convirtió en un rotundo best seller. El relato tenía como puntapié inicial el homicidio de una joven ocurrido en el Central Park, durante los festejos del día de la independencia estadounidense del año 2003; ese crimen afectaba directa o indirectamente a un grupo de personajes que luchaba contra todo tipo de fantasmas personales. Y el estreno de la miniserie que adapta ese libro de casi mil páginas, permite acercarse a una trama que presenta a un ecléctico núcleo de protagonistas sumergidos en una sórdida Nueva York post atentado a las Torres Gemelas.
La lista de los protagonistas de Ciudad en llamas es extensa y cada escena parece revelar más y más caras en el marco de una saga que transcurre tanto en las altas esferas, como así también en pequeños tugurios en los que tocan desconocidas bandas de rock. Ahí se encuentra el primer gran atractivo de este relato: en su capacidad por desarrollar una tragedia que impacta en numerosas de las capas que integran la sociedad de Nueva York, todas ellas muy distintas aunque unidas por una matriz que corrompe todo a su paso.
De esa manera, la historia a traviesa a Charlie (Wyatt Oleff), un adolescente que encuentra en el amor por Samanta (Chase Sui Wonders) un nuevo significado para su vida. Pero ella recibe un disparo en la cabeza cuando estaba a punto de encontrarse con Keith (Ashley Zukerman), un hombre de mediana edad que mantenía con la joven un affaire extramatrimonial. La esposa de Keith, Regan (Jemima Kirke), es una mujer de muy buena posición que convive con el dolor de ver cómo su familia se fragmenta debido a cuestiones económicas. Y a esa misma familia le dio la espalda William (Nico Tortorella), un pintor de carácter egocéntrico, que vive una crisis con su novio Mercer (Xavier Clyde), testigo de la muerte de Samanta.
Salta a simple vista que la lista de figuras dentro de esta historia es muy extensa, y que todos ellos se mueven en mundos en los que habitan otros personajes que complejizan más y más el devenir de la trama. De esa forma, Ciudad en llamas se encuentra frente a una encrucijada clave, que es la de procurar que todos sus protagonistas tengan un desarrollo rico, sin descuidar su evolución y dotándolos de un conflicto atractivo. Y esa es la tarea que Josh Schwartz y Stephanie Savage, guionistas y creadores de la serie, no siempre logran llevar a buen puerto , porque mientras algunos personajes deben superar insondables abismos personales, otros enfrentan desafíos de lo más trillados. Charlie y Regan son los mejores ejemplos con respecto a qué funciona bien y qué no tanto a lo largo de esta miniserie.
Luego de la muerte de su padre en el atentado a las Torres Gemelas, Charlie no le encuentra un objetivo a su vida y siente que los días transcurren sin ningún tipo de disfrute. Por ese motivo es que el inesperado amor que desarrolla por Samanta, le brinda un motor y hasta le permite curar esa angustia; como es de esperar, cuando ella se encuentra al borde de la muerte, Charlie se siente nuevamente huérfano, y comienza así un viaje en el que busca aferrarse a ídolos de pies de barro, en este caso, a un extravagante músico con aires de un anarquismo algo folletinesco. A medida que avanza la historia, Charlie se convierte un poco en caricatura, y un punto de partida muy interesante pierde fuerza con el correr de los episodios.
En la punta opuesta se encuentra Regan, una mujer que intenta sobrevivir a un divorcio, a medida que lucha contra las conspiraciones de un tío manipulador (interpretado soberbiamente por John Cameron Mitchell), en medio de una puja familiar en la que están en juego millones de dólares. Y aunque Regan parte de un casillero que es un cliché, su evolución la lleva hacia oscuros lugares que la convierten en la figura más atractiva del relato.
Puede que Ciudad en llamas tenga algo de “el que mucho abarca poco aprieta”, pero el balance sigue dejándole un saldo a favor. A pesar de sus tropiezos y de algunos (pocos) personajes que terminan atrapados en una chatura notable, la trama avanza con paso firme y sostenido. La solidez de actores como Kirke, Cameron Mitchell y Tortorella basta para mantener vivo el interés del televidente por esta propuesta, que sumerge al público en toda clase de infiernos privados que resultan peligrosamente fascinantes.
