¿Cómo era Cleopatra? Los estudios y recreaciones que se han hecho de su aspecto

Fotos: Netflix, Wikimedia Commons, IMDb.com
Fotos: Netflix, Wikimedia Commons, IMDb.com

A pesar de su importancia histórica y de ser una de las figuras más recordadas del Antiguo Egipto, todavía no sabemos con certeza cómo era Cleopatra.

Y no, no hablamos de su habilidad como estratega o como reina, sino de su aspecto físico que hasta el día de hoy sigue generando debate.

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En nuestra mente colectiva, la reina debió haberse visto casi como la actriz británica Elizabeth Taylor (de piel blanca y ojos, azules casi violeta), quien la interpretó en la pantalla grande.

Sin embargo, su aspecto sigue siendo un misterio hasta nuestros días.

Elizabeth Taylor como Cleopatra en la película de 1963. Foto: IMDb.com
Elizabeth Taylor como Cleopatra en la película de 1963. Foto: IMDb.com

¿Quién fue Cleopatra?

Su nombre es de origen griego y significa “grande como el padre” o “gloria de su padre”. Cleopatra nació durante el invierno entre el 69 y 68 a.C. en Alejandría, la capital de Egipto.

History Extra (de la BBC) menciona que se cree que fue la tercera de seis posibles hijos que compartían un padre en común: Ptolomeo XII.

La dinastía ptolemaica era una familia real macedonia-griega que tuvo vínculos con Alejandro Magno y que gobernó Egipto desde el 305 a.C.

De hecho, la famosa Cleopatra no era la única en la dinastía con ese nombre. Era tradición que los gobernantes masculinos tomaran el nombre de Ptolomeo, mientras que las mujeres se les nombraba Cleopatra, Arsionë o Berenice.

¿Entonces Cleopatra era griega, macedonia o egipcia?

En 2009, investigadores del Instituto Arqueológico de Austria y de la Universidad Médica de Viena llegaron a la conclusión de que Cleopatra era en parte africana.

Llegaron a esa conclusión luego de que identificaron el esqueleto de la princesa Arsinoe, hermana menor de la reina egipcia, en una tumba de más de 2 mil años en Turquía.

Tras realizar estudios al cráneo (estudiar en ADN era imposible) establecieron que tenía características europeas, egipcias y también africanas.

Sin embargo, esto no convenció a todos los expertos, pues no era suficiente definir el origen de la princesa solo con las medidas.

Además, otras personas argumentaron que no es posible saber si Arsione y Cleopatra también tuvieron la misma madre.

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¿Cómo era Cleopatra? El mito de su aspecto

En 2008 salió al mundo una recreación digital realizada por la egiptóloga Sally Ann Ashton  para mostrar cómo era físicamente Cleopatra.

Y sí, su resultado desató polémica. Sobre todo porque estaba completamente alejada de la imagen que nos había dejado Elizabeth Taylor: una joven de etnia mixta, con rasgos egipcios.

De acuerdo al Daily Mail, en una nota del momento, la recreación es el resultado de una minuciosa investigación que se hizo a partir de imágenes de artefactos antiguos, como un anillo que data del reinado de Cleopatra.

Recreación del aspecto de Cleopatra realizado por Sally Ann Ashton
Imagen: Sally Ann Ashton, a través de BBC

El medio también rescata que la doctora Ashton comentó que Cleopatra “probablemente no era solo europea. Tienes que recordar que su familia había vivido en Egipto durante 300 años cuando ella llegó al poder”.

En 2007 también ya se había hecho un enorme debate acerca de cómo era Cleopatra cuando se reveló una pequeña moneda romana muy bien conservada en la colección de la Sociedad de Anticuarios de Newcastle.

En la moneda viene tallada una representación de Cleopatra y de Marco Antonio.

De acuerdo a The Guardian, se reveló que la moneda fue acuñada en la propia casa de moneda de Marco Antonio para conmemorar sus victorias en Armenia en el año 32 a. C.

En la moneda, el aspecto de Cleopatra tiene un mentón puntiagudo, labios finos y una nariz larga y puntiaguda.

A pesar de la sorpresa de esta imagen con la que tenemos de Cleopatra, History Extra explica que en ese contexto histórico, las narices grandes y barbillas prominentes eran exageradas porque eran parte de los atributos reconocibles del individuo retratado. “En este sentido, tenían la intención de ser realistas”.

Lo que también suponen los investigadores es que a Cleopatra le gustaba manipular su apariencia de acuerdo a sus estrategias. No olvidemos que decía ser una reencarnación de la diosa Isis y por eso a veces se vestía como ella.

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Otro misterio: la ubicación de su tumba

Si para este momento piensas “¿Y por qué no estudian sus restos y ya?” es porque no sabemos dónde está enterrada la antigua reina.

Durante décadas, arqueólogos han intentado buscar la tumba de Cleopatra sin éxito.

De acuerdo a National Geographic, hay indicios que sugieren que podría estar bajo las aguas del antiguo puerto de Alejandría. Otros dicen que está oculta en las arenas del desierto, junto al templo de Taposiris Magna.

El historiador romano Dion Casio escribió que Cleopatra fue embalsamada al igual que Marco Antonio. Pero Plutarco dijo que la última reina de Egipto fue sepultada junto al romano derrotado.

Sin embargo, se ignora por completo dónde está ese sepulcro.

Lo que sí es un hecho: era muy inteligente

El mito alrededor de su belleza no lo inventó Hollywood, aunque sí es una idea relativamente reciente.

Escritores de la época clásica describen su inteligencia, carisma y hasta su voz seductora, pero dejan de lado su aspecto físico.

Plutarco, el biógrafo griego de Marco Antonio, afirmó que no era su aspecto físico lo que resultaba tan atractivo de ella, sino su conversación y su inteligencia.

“No era tal que deslumbrase o dejase parados a los que la veían; pero su trato tenía un atractivo inevitable, y su figura, ayudada de su labia y de una gracia inherente a su conversación, parecía que dejaba clavado un aguijón en el ánimo. Cuando hablaba, el sonido mismo de su voz tenía cierta dulzura, y con la mayor facilidad acomodaba la lengua como un órgano de muchas cuerdas al idioma que se quisiese”, Plutarco sobre Cleopatra.

Al final de cuentas solo nos queda la certeza de que era una estratega de gran inteligencia. Heredó una nación casi en ruinas y la llevó a la gloria gobernando durante más de 20 años esquivando el dominio romano.