El festival de Cannes, al rojo vivo: estrellas, directores al exilio, denuncias por abuso sexual y huelgas
Cada año, para esta fecha, los ojos de todo el universo cinematográfico están puestos en Cannes. Pero a partir de este martes y a lo largo de los siguientes once días (hasta el sábado 25) esta vez no solo se hablará allí de películas. Si llegaran a cumplirse algunos de los inquietantes pronósticos que crecieron a lo largo de la última semana, el comienzo de la muestra número 77 en la historia de Cannes podría resultar explosivo.
Desde las páginas del influyente diario francés Le Figaro circuló con insistencia la versión de que alguna denuncia resonante relacionada con posibles casos de acoso o abuso sexual sería revelada en medio de la jornada inaugural. “#MeToo: antes de Cannes, la industria del cine francés transpira frío”, tituló.
🎬 #SélectionOfficielle |#UnCertainRegard, c'est presqu'un tour du monde en 18 films ! Une sélection prometteuse qui accueille cette année 8 premiers films.
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🎬 #OfficialSelection | #UnCertainRegard is almost a world tour in 18 films! A promising selection that this year… pic.twitter.com/96TeMS8a2J— Festival de Cannes (@Festival_Cannes) May 10, 2024
No hubo más que trascendidos alrededor del tema, pero Le Figaro también reveló que la presidenta del Festival, Iris Knobloch, contrató directamente a una empresa de relaciones públicas especializadas en el tratamiento de situaciones de crisis para enfrentar cualquier contingencia relacionada con este tema. Según el informe publicado en el diario, la firma (cuyo nombre se desconoce) y la conducción del festival ya elaboraron un mapa con los escenarios de conflicto y las alternativas disponibles para superarlos. Este lunes, en su habitual encuentro con la prensa internacional en el día anterior a la inauguración, el máximo responsable artístico de Cannes, Thierry Frémaux, dijo que no podía hacer ningún comentario al respecto.
Las versiones están directamente conectadas con una suerte de estallido, bastante demorado respecto de lo que ocurrió en la industria de Hollywood, del movimiento #MeToo en Francia. El punto de quiebre en este sentido tiene un nombre, el de Judith Godrèche, la actriz y directora que abrió una verdadera caja de Pandora con su cortometraje Moi Aussi (Yo también), que tendrá su estreno mundial en Cannes 2024.
En Moi Aussi, Godrèche agrega contexto y fundamentos a la denuncia policial que hizo en febrero de este año por “violación con coacción” contra el director Benoît Jacquot, con quien mantuvo una relación de seis años en la década del 80. Cuando se conocieron, ella tenía 14 años y él 39. Jacquot, el reconocido realizador de Adiós a la reina, negó las acusaciones.
La denuncia abrió como nunca el interés por estos casos en la historia francesa reciente y llevó a más de 1000 víctimas de abuso sexual a aparecer frente a las cámaras en el corto dirigido por Godrèche, luego de que la actriz formulara a través de las redes sociales una convocatoria para que quienes sufrieron situaciones de ese tipo compartieran con ella sus testimonios.
Knobloch dijo a fines de la semana pasada que el festival analizará y resolverá “caso por caso” la situación si llegara a surgir alguna denuncia específica. ¿Quedará fuera de la competencia la película eventualmente afectada en ese caso si alguno de sus actores, productores o directores, como advierte Le Figaro, resultan acusados? “Nos encargaremos de tomar la decisión correcta en consulta con la junta directiva y todas las partes involucradas. Pero también consideraríamos a la película misma para ver qué es lo mejor para ella. Las películas son las verdaderas estrellas de Cannes”, agregó Knobloch.
Los organizadores no solo están preocupados por el posible impacto del #MeToo en la apertura del festival. Al mismo tiempo temen que el desarrollo normal de las actividades quede sensiblemente afectado desde el comienzo mismo por las amenazas de huelga y otras medidas de acción directa que viene anunciando la asociación que nuclea a los trabajadores del Festival.
Ese grupo, conocido bajo el nombre de Sous les écrans (debajo de las pantallas), amenaza con paralizar o interrumpir las funciones y las otras actividades de Cannes 2024 si no se incluye a sus miembros en el programa de beneficios y prestaciones por desempleo que se aplica a los trabajadores franceses.
Mientras tanto, nadie descarta que además de todos estos focos de conflicto se abra en pleno desarrollo de Cannes uno más, en este caso relacionado con la ola internacional de protestas y reacciones por la situación en Medio Oriente, la reivindicación de la causa palestina y los cuestionamientos a Israel por parte de sectores progresistas. Está todavía muy presente lo ocurrido en Malmö (Suecia) el último sábado, durante la jornada de cierre del festival Eurovisión 2004, con más de 1500 manifestantes reclamando la remoción de la participante israelí que llegó a la final.
En medio de este escenario lleno de incógnitas e incertidumbres se instala la programación artística. Cannes 2024 preparó para este año una competencia oficial en la que abundan los directores consagrados y brillan por lo escasas las películas dirigidas por mujeres. El jurado oficial estará presidido este año por la actriz y directora estadounidense Greta Gerwig (Barbie) y tendrá como integrantes a cuatro actores, los franceses Eva Green y Omar Sy (Lupin), el italiano Pierfrancesco Favino y la estadounidense Lily Gladstone (la protagonista de Los asesinos de la luna); tres directores, la libanesa Nadine Labaki, el japonés Hirokazu Kore-eda y el español Juan A. Bayona (La sociedad de la nieve), y la directora de arte turca Ebru Ceylan.
Por lejos, la película que más interés despierta por anticipado es Megalópolis, el regreso al cine (y a la competencia oficial de Cannes) después de una larga ausencia de Francis Ford Coppola, a medio siglo exacto de haber obtenido la Palma de Oro en 1974 con La conversación. La película es una de las apuestas más grandes y riesgosas de toda la carrera de Coppola, que a los 84 años decidió invertir de su propio bolsillo 120 millones de dólares para concretar un sueño de larga data.
La película, una historia de amor de la que solo trascendieron unas escasas imágenes, tiene según todos los anticipos un tono experimental que llenó de dudas a potenciales distribuidores en relación con su posible éxito comercial. Coppola espera que una plataforma como la de Cannes, sumada a su participación competitiva en la muestra, eleve el interés por la película y estimule la posibilidad de lograr una amplia distribución internacional, algo que hasta ahora se aseguró en Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y España, pero todavía no se extiende al resto del mundo. Y sobre todo al crucial mercado de los Estados Unidos.
El resto de los títulos que aspiran a la Palma de Oro de este año incluye las obras más recientes de Yorgos Lanthimos (uno de los directores de moda gracias a Pobres criaturas, ahora de nuevo en actividad con Kinds of Kindness, en la que vuelve a trabajar con Emma Stone y Willem Dafoe); David Cronenberg (The Shroud, con Vincent Cassel y Diane Kruger), Paul Schrader (Oh, Canada), Paolo Sorrentino (Parthenope), Jacques Audiard (Emilia Perez) y Sean Baker (Anora).
También vuelve a la competencia oficial de Cannes el director iraní Ali Abbasi (Holy Spider), con The Apprentice, suerte de biografía no oficial de Donald Trump en la que Sebastian Stan (el Soldado de Invierno en las películas de Marvel y Tommy Lee en la serie Tommy & Pam) personifica al magnate en sus primeros años como empresario inmobiliario en Nueva York.
En el exilio
El otro iraní que será protagonista en la competencia oficial, por razones muy distintas (y a la vez muy graves) es Mohammad Rasoulof, cuya postura de crítica frontal al régimen teocrático que gobierna a su país le valió una reciente condena a ocho años de prisión y la confiscación total de sus bienes. El castigo ordenado por un tribunal penal incluye una cantidad no especificada de latigazos.
En las últimas horas se supo que Rasoulof dejó Irán y se encuentra ahora en un lugar de Europa que se mantiene en secreto. Así lo reveló el propio realizador a través de un comunicado con su firma en el que señala que ya está instalado en ese lugar por ahora desconocido “después de un viaje largo y complicado”.
Rasoulof expresó en esa declaración su rechazo al fallo judicial que forzó esa situación de exilio. “El sistema judicial de la República Islámica ha dictado tantas decisiones crueles y extrañas que no creo que me corresponda quejarme de mi sentencia”, agregó.
“Se están ejecutando sentencias de muerte mientras la República Islámica se ha centrado en las vidas de manifestantes y activistas de derechos civiles. Es difícil de creer, pero ahora mismo, mientras escribo esto, el joven rapero Toomaj Salehi está en prisión y ha sido sentenciado a muerte. El alcance y la intensidad de la represión han llegado a un punto de brutalidad en el que la gente espera noticias de otro atroz crimen gubernamental todos los días. La maquinaria criminal de la República Islámica viola continua y sistemáticamente los derechos humanos”, concluyó el realizador.
De la situación de Rasoulof, que ya estuvo presente en Cannes 2011 con una película que se vio fuera de competencia, se espera algún pronunciamiento por parte de los organizadores del festival, que en otras ocasiones se mostraron muy sensibles al destrato por parte de la teocracia iraní hacia los directores de ese origen que expresaron sus disidencias políticas de manera pública. El otro gran ejemplo es Jahar Panahi, forzado a hacer películas de manera clandestina desde hace varios años.
A propósito de temas políticos, la situación por la que atraviesa la industria del cine argentino fue mencionada expresamente por Frémaux cuando presentó la edición que está por comenzar en abril último. “Un cine nacional es parte del alma nacional. Y el alma de la Argentina por supuesto que es la música y la literatura, pero también es el cine. Por eso es importante que el nuevo presidente garantice la existencia del cine argentino”, señaló Frémaux, un habitual visitante de nuestro país (llega todos los años a comienzos de diciembre para presentar la Semana de Cannes en Buenos Aires), respecto de la actual situación del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Este lunes ratificó esos dichos al comparar la situación del cine argentino con la de Brasil.
Este año, la presencia argentina en Cannes se acota a las secciones paralelas. El título más importante producido en nuestro país que llegará al festival es Simón de la montaña, de Federico Luis, protagonizado por Lorenzo Toto Ferro (El ángel), seleccionada para la Semana de la Critica. En otra importante sección paralela, la Quincena de Realizadores, se presentarán Algo, viejo, algo nuevo, algo prestado, de Hernán Rosselli, y el corto Nuestra sombra, de Agustina Sánchez Gavier. Y dentro de la sección ACID, creada en 1993 por la Asociación para la Difusión del Cine Independiente, entidad francesa que estimula este tipo de proyectos, sobre todo óperas primas, se verá Los domingos mueren más personas, de Iair Said.
Habrá que prestarle atención, mientras tanto, a lo que se anuncie alrededor de Ventana Sur, el principal mercado cinematográfico de América latina creado en 2009 por el Festival de Cannes y el Incaa, cuyo futuro todavía es una incógnita después de los primeros anuncios de la actual gestión del organismo, encabezada por Carlos Pirovano. Lo último que trascendió en su momento fue la posibilidad de que la Argentina y Uruguay se alternaran de aquí en adelante en la organización de ese encuentro. Se espera dentro de Cannes 2024 algún anuncio oficial sobre el futuro de Ventana Sur.
Mientras tanto, algunos proyectos ligados a este mercado siguen su curso y dos producciones argentinas relacionados con Blood Window, la exitosa plataforma latinoamericana de cine fantástico y de terror que forma parte de Ventana Sur, serán presentadas en Cannes 2004: Los ojos del abismo, de Daniel de la Vega, y 1978, de Nicolás y Luciano Onetti.
También tendrá su estreno mundial en Cannes la nueva película de Daniel Burman, Transmitzvah. Escrita y dirigida por el realizador de El abrazo partido, forma parte de la sección Cinéma de la Plage (Cine en la playa), cuyos títulos se proyectan en una pantalla gigante al aire libre en el corazón de la playa de la Croisette, uno de los lugares más característicos de Cannes, muy cerca del Palacio de los Festivales, donde se concentran todas las actividades. Juan Minujín, Alejandro Awada, Carla Quevedo y la española Penélope Guerrero son sus protagonistas. También habrá en la playa, con acceso gratuito para el público, una proyección de Nueve reinas, de Fabián Bielinsky.
Hay, además, dos producciones argentinas que se exhibirán dentro de Cannes 2024 como parte del programa Work in Progress de cine latinoamericano destinado a compradores, distribuidores y programadores internacionales. Son La virgen de la tosquera, de Laura Casabé, con guión de Benjamín Naishtat (Puan), y Una casa con dos perros, de Matías Ferreyra.
Finalmente, dentro de la sección Cannes Classics, que recupera y rescata el patrimonio cinematográfico de todas las épocas, se incluye este año una copia restaurada de Rosaura a la diez (1958), de Mario Soffici, sobre la novela homónima de Marco Denevi, con Susana Campos, Juan Verdaguer, Alberto Dalbes y María Luisa Robledo. La proyección será presentada por Luis Alberto Scalella, presidente de Argentina Sono Film y del comité ejecutivo de la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos. Este año, los premios honorarios (la Palma de Oro a la trayectoria) serán entregados a la actriz Meryl Streep, al director George Lucas y al Estudio Ghibli, la extraordinaria usina creativa de cine animado japonés de la que surgieron las grandes películas del maestro Hayao Miyazaki.
“Estamos tratando de tener un festival sin todas estas polémicas. En Cannes, la política debería estar en la pantalla”, dijo Frémaux en las últimas horas. Tal como están planteadas las cosas, la expresión de deseos del hombre fuerte del festival podría chocar con la realidad. Cuando está a punto de empezar el festival más importante de todo el calendario anual todos se preparan en el glamoroso enclave de la Costa Azul para recibir a algunos invitados inesperados y potencialmente incómodos.