Cómo estos hombres decidieron que estaban listos para una vasectomía
“El control de la natalidad es una responsabilidad compartida”
Un año después de la revocación de Roe vs. Wade, la decisión histórica sigue influyendo en el panorama de los derechos reproductivos. Un efecto de esa reversión es un aumento significativo del interés por las vasectomías, un método anticonceptivo masculino de carácter más permanente.
“He visto que el número de hombres sin hijos que piden vasectomías ha aumentado”, apuntó el doctor John Lin, urólogo en Gilbert, Arizona. “Es probable que se deba a que ahora es mucho más difícil abortar y estos hombres realmente nunca han querido tener hijos. Ahora solo están asumiendo su responsabilidad”.
La vasectomía es un método de control de la natalidad duradero que se implementa mediante un procedimiento de cirugía menor que evita que los espermatozoides salgan del cuerpo cerrando los tubos que los transportan. Aunque existe la posibilidad de revertir la vasectomía, es un procedimiento costoso con tasas de éxito dispares. “Me aseguro de que el paciente esté 100 % convencido de la esterilización permanente y de que no podrá tener hijos de forma natural”, apuntó Lin.
El doctor Aaron Grotas, profesor asistente clínico de urología en la Escuela Icahn de Medicina, ha notado un patrón de pacientes más jóvenes y padres recientes interesados por la vasectomía. “Las nuevas restricciones al aborto han hecho que las personas que estaban valorando la posibilidad de mudarse a estados fuera de Nueva York (donde el aborto es legal hasta las 24 semanas y permitido en casos de alto riesgo) consideren la esterilización electiva a través de la vasectomía porque sus parejas quizá no puedan interrumpir el embarazo en el estado donde viven”, explicó Grotas.
Aunque cada caso es diferente, la vasectomía sigue siendo una opción segura y efectiva para el control de la natalidad. “Casi todo el mundo es un buen candidato”, afirmó Grotas, “siempre y cuando puedan tolerar el procedimiento y den su consentimiento”. La vasectomía es mucho menos invasiva que la ligadura de trompas, la cirugía para la esterilización femenina.
Pero, ¿cómo alguien sabe que está preparado para una vasectomía? Así es como estos hombres decidieron que estaban listos para someterse al procedimiento.
Alex Saylor, de 36 años, consideró por primera vez la idea de la vasectomía cuando tenía unos 18 años. “Siempre he sido una persona decidida”, dijo. “Quería tener relaciones sexuales, pero no quería formar una familia. Quería ganarme la vida para mantenerme y tener un poco de libertad, pero no quería contribuir a la superpoblación”.
El nativo de Tennessee se sometió a una vasectomía a los 30 años mientras estaba soltero. “Tenía la edad suficiente para justificar una vasectomía y me sentía seguro como para afirmar: esta decisión es solo mía, de manera que la pareja que encuentre en el futuro tendrá que abrazar el plan vital que he diseñado”. Saylor se sometió a la vasectomía sabiendo que podía adoptar o casarse con una mujer que ya tuviera hijos. “Me sentía cómodo con esa mentalidad ambivalente. Sigo sin querer tener hijos, pero puedo imaginarme formando una familia si se dan las circunstancias adecuadas”, confesó.
La cirugía de Saylor transcurrió sin problemas e incluso conversó con el médico durante la operación. “Fue un abrir y cerrar de ojos”, contó. “Necesitas reposar un poco para recuperarte antes de poder correr y levantar peso, pero siempre es bueno tomarse un descanso”.
Unos años después de su vasectomía, Saylor encontró una pareja que ya tenía hijos, de manera que ahora disfruta de la vida familiar con sus hijastros y no tiene que pedirle a su pareja que use anticonceptivos. “Mi pareja y yo tenemos exactamente la familia que deseamos”, confesó. “No tenemos planes de crecer y mi vasectomía lo ha hecho posible”.
Denis Heraud, un canadiense que viven en la ciudad de London, en Ontario, pensó seriamente en la vasectomía tras el nacimiento de su segundo hijo. En el hospital, el médico le ofreció a su pareja la posibilidad de realizarse una ligadura de trompas, pero en aquel momento no estaban preparados para tomar esa decisión. Más tarde, consideraron el riesgo de que su pareja, que tenía 42 años, tuviera un tercer hijo, además del hecho de que su agenda ya ocupada de por sí se volvería aún más caótica con otro niño. Otro factor que tomaron en cuenta es que mantenían una relación no monógama. “Queríamos cerciorarnos de que nadie más saliera embarazada porque eso complicaría las cosas”, contó Heraud.
Teniendo en cuenta que su esposa ya había sufrido dos cesáreas, la decisión para Heraud, de 43 años, era evidente. “El control de la natalidad es una responsabilidad compartida. Los hombres deberían estar más dispuestos a dar un paso adelante y hacer su parte”, afirmó Heraud.
El procedimiento no tuvo un gran impacto en la vida cotidiana de Heraud. “No sufrí ninguna complicación, ni cambió nada desde el punto de vista físico u hormonal. Todavía produzco semen, tengo erecciones y mantengo relaciones sexuales”, afirmó.
Dale VanVlerah, de 42 años, tampoco tuvo dudas sobre la vasectomía. No quería que su esposa se sometiera a una ligadura de trompas, una cirugía hospitalaria que demanda un largo periodo de recuperación. “Era ridículo esperar que se sometiera a todo ese dolor cuando yo podía entrar, hacerme una vasectomía, volver a casa ese mismo día y curarme en pocos días”, dijo VanVlerah.
El residente de Sycamore, en Illinois, comenzó a hablar sobre la vasectomía con su esposa cuando esta salió embarazada de su tercer hijo. Cuando fue evidente que el embarazo llegaría a término, se tomó en serio planificar el procedimiento.
Cuando le preguntamos sobre la reticencia de algunas personas a hacerse una vasectomía, VanVlerah señaló que “muchos hombres tienen miedo de dejar que un médico se acerque a esa parte tan sensible de su anatomía. Muchos de los hombres con quienes he hablado han escuchado mitos y falsedades sobre los cambios que se producen en su cuerpo y el deseo sexual después de una vasectomía. Tienen miedo de perder una parte de su masculinidad”.
En cambio, VanVlerah cree que su decisión de hacerse una vasectomía lo hace más masculino. “Me parecía más varonil someterme a una vasectomía y asumir mi responsabilidad en el control de la natalidad que dejar que lo hiciera mi pareja. Ella ya había pasado por el nacimiento de dos hijos y se estaba preparando para dar a luz a un tercero, por lo que me pareció justo experimentar un poco de incomodidad para compensar todo el dolor que ha soportado a lo largo de los años”, afirmó.