Cómo Karla Panini llegó a ser una de las mujeres más odiadas de México (y decidió sacarle provecho)
Decía Confucio que la reputación de toda una vida puede destruirla el acto de un segundo; esto aplica a muchas figuras del mundo del espectáculo, pero en tiempos recientes, probablemente la que es "la mujer más odiada" (más aún que Irina Baeva con todo el tema de Gabriel-Geraldine, o Marjorie de Sousa por su agria disputa con Julián Gil) sea la regiomontana Karla Panini, que fuera parte del dúo de comedia "Las lavanderas" con la extinta Karla Luna, que no era solo su socia, sino también su mejor amiga y que murió de cáncer en 2018.
"Cusca", "Rompehogares", "Buscona", "Traidora", "Malamujer" — esas son algunas de las cosas publicables que le han llovido desde que inició a escondidas un affair con Américo Garza, el esposo de Luna y padre de sus hijas, en 2012. Ella tampoco estaba soltera, tenía una relación con el comediante Óscar Burgos, aunque se separaron cuando en los medios aparecieron pruebas contundentes y públicas que le estaba siendo infiel con Américo, y no sólo eso, sino que incitaba a su amante a tratar mal a Luna.
La bomba explotó, literalmente, durante lo que sería el último show de TV de la dupla cuando la Panini le dijo (en personaje), metafóricamente, que ella era la mancornadora que andaba con su marido. El desgarriate que se armó (pueden ver el video en YouTube) fue un escándalo a nivel internacional y se puso peor cuando Luna y Garza empezaron a tramitar un difícil divorcio, y ella inició su tratamiento contra el cáncer que finalmente la venció.
Las redes sociales fueron acumulando odio contra la "Lavandera Güera", y su reacción fue con una frescura singular que francamente rayaba en lo cínico, diciendo que Karla Luna no era una santa y que ella y Américo se querían y que si el mundo la odiaba, pues ni modo, que se le iba a hacer. La cosa se puso peor cuando después de una larga agonía que también vivió prácticamente en público, Karla Luna falleció y sus hijas menores fueron reclamadas por su papá, Américo, para llevarlas a vivir con la Panini, con quien ya había hecho oficial su relación (con la bendición de Burgos).
Por supuesto, ahí se llegó a un punto de inflexión y Panini y Américo Garza se ganaron el odio de todo México, que no querían que las niñas fueran separadas de sus medios hermanos y sus abuelos maternos, mientras que Panini estalló en medios revictimizándose al asegurar que la familia de Karla Luna la atacaba y que usaban campañas de desprestigio incluyendo memes de Internet (hasta llegó a acusarlos de pornografía infantil —por usar memes con imágenes de niños—, cosa que no prosperó), pero sus protestas no fueron nada comparadas con el odio que recibía y no sólo de los fans, sino de otras celebridades como Consuelo Duval o Isabel Lascuráin, que en programas como 'Netas divinas' criticaron duramente a la Panini, por ser adúltera y fresca.
Pero no hay mal que por bien no venga. Recién trascendió que la Panini decidió aprovechar toda la retahíla de insultos que ha recibido por años para sacar provecho económico de ello (nadie podría culparla: la Panini era una comediante mediocre y sin la mínima gracia, pero es una brillante mujer de negocios) y se anunció por ahí que piensa lanzar una línea de camisetas con la frase "Te odiamos, Panini", un epíteto que ha sido hashtag tendencia en más de una ocasión. Francamente, la idea de comercializar el oprobio es absurda, pero para alguien que fundó su fama precisamente en el absurdo, es una idea muy lógica).
Pero el punto aquí no es si lanza o no una línea de ropa y si hay quien tenga el morbo para comprarla. Se trata de que aún pese a haber hecho un circo de su relación y de lo sucedido con su "comadre", es de reconocer la habilidad de esta señora para sacar ventaja, publicidad gratuita y ahora, hasta dinero, de lo que para muchos otros sería la desgracia de ver su reputación destrozada. Para ella —es notable— si no hay mala publicidad, aún menos una mala reputación, al menos si sus planes son que se siga hablando de ella, como lo ha demostrado, aún a costa de su colega (y rival) muerta.