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Cómo se calman los bebés y por qué es importante como sociedad ayudar a las madres

Los animales humanos somos los que nacemos más inmaduros respecto a las demás especies y los que permanecemos durante más tiempo dependientes de nuestros progenitores. Para comer, para movernos, para regular nuestra temperatura, nuestra digestión, nuestras hormonas, respiración y ritmo cardíaco, nuestras emociones y otras funciones fisiológicas y psicológicas dependemos de nuestra madre.

Sí, es un asunto de fundamento biológico y no biologicista como se ha pretendido descalificar últimamente desde algunas corrientes con pretensiones de borrar o aniquilar la importancia de la función de la maternidad. Porque hasta que la tecnología nos convierta en otra cosa, bicho o androide transhumano seguiremos siendo de la especie mamífera, y esto significa que nacemos de un vientre materno y mamamos la leche del pecho de nuestra madre con todo lo que esto implica en la impronta de nuestro desarrollo temprano.

Todos los sistemas de un bebé al nacer están pendientes de madurar, especialmente su cerebro en el que se van a generarse conexiones que equivalen a los recursos que se pueden desarrollar o atrofiar según el bebé esté en calma o se estrese y que determinarán para siempre su vida, sus talentos, capacidades, la forma de estar en el mundo.

El estar en calma le permite al bebé que su cerebro se concentre en aprender/Getty Images.
El estar en calma le permite al bebé que su cerebro se concentre en aprender/Getty Images.

La calma favorece el desarrollo óptimo de todos los sistemas en formación durante la gestación y los primeros años de vida. El miedo y el estrés juegan en contra, inhiben, coartan, limitan, atrofian ese desarrollo. Lo que necesitan las criaturas humanas para el despliegue óptimo de todos los sistemas en formación son las experiencias de placer, de seguridad y de calma, apegos adecuados, miradas, sonrisas, cuerpo, olor, voz y leche materna, una conexión amorosa sobre todo con la madre en los momentos de crianza.

Aunque con frecuencia se escucha decir que nos criaron con sustitutos del cuerpo y el pecho materno como cunas, biberones, ositos, chupetes y que aún así somos personas de bien, nunca podremos saber, ni calcular, ni dimensionar cuánto talento, cuántos recursos emocionales, intelectuales, creativos se atrofiaron o se perdieron en esas interconexiones de nuestro cerebro que nunca se establecieron por culpa del estrés y del miedo que sentimos alejados del cuerpo segurizante y nutricio de nuestra madre durante los primeros años de vida.

Desde el útero un bebé comparte los estados emocionales de la madre a través de las hormonas y los neurotransmisores. Esto continúa después del nacimiento. Con el contacto con la madre el bebé humano se alimenta, regula su respiración, ritmo cardíaco, temperatura, hormonas y todos sus sistemas. En resumen, la forma en que los bebés se calman tiene mucho que ver con su madre biológica porque la mamá es el territorio conocido del bebé desde que fue gestado.

El bebé comparte estados emocionales a través de las hormonas/Getty Images.
El bebé comparte estados emocionales a través de las hormonas/Getty Images.

Por tanto, apenas nacer mantenerse cerca del cuerpo de mamá y continuar a lo largo de sus primeros años de vida apegado al cuerpo de mamá, succionando el pecho de mamá, es lo que permite al bebé sentirse en calma y seguro. El olor del pecho de la madre es similar al olor del líquido amniótico donde el bebé ha estado flotando durante nueve meses antes de nacer… Cuando huelen, oyen la voz, sienten el cuerpo, la temperatura el movimiento de la madre, se mantienen compensados y tranquilos porque están en su hábitat natural, original.

Cuando un bebé se estresa, lo coge su madre en brazos y se calma, si lo coge el papá, la enfermera, la abuela no se calma o quizás consiga hacerlo pero con una cualidad distinta a la de la forma en que se calmaría con la madre. Como cuando alguien una noche no tiene más remedio que dormir en otra cama, en otro espacio desconocido o poco familiar y duerme pero no tan bien como en su cama, en su habitación, en su casa. Una suerte de mal menor, se puede dormir pero no se descansa igual de bien.

El bienestar y la calma de la madre es el bienestar y la calma del bebé, el bienestar y la calma del bebé es la base de la salud emocional de la sociedad.

La criatura con un cerebro y sistemas sin terminar depende completamente de la madre quien presta su cuerpo, su leche su presencia, su olor y su calma para regularla y favorecer que se desarrolle sanamente desplegando su máximo potencial y sus dones que más adelante podrá ofrecer al mundo. A su vez las experiencias emocionales de la madre a la hora de vincularse con su bebé están afectadas por su sistema familiar, social, económico y político durante el ejercicio de la crianza. No es ella la única responsable de conseguir las condiciones óptimas para cuidar a su hijo o a su hija. La madre necesita sentirse en equilibrio, en calma para transmitirlo a su bebé y en eso todos somos responsables. La madre necesita del apoyo de todos. De su función maternante depende la calidad de seres humanos que poblarán este mundo. Las naciones verdaderamente interesadas en el desarrollo humano sustentable, real y sostenible, precisan poner en primer lugar de sus agendas, políticas públicas que favorezcan crianzas mamíferas así como el ejercicio de maternidades dotadas de derecho, apoyo social, económico y emocional.

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad de su autor y no representan la posición o puntos de vista del equipo de redacción de Yahoo en Español ni de la compañía.

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