La confianza de Mel B por los suelos durante su matrimonio con Stephen Belafonte

La confianza de Mel B por los suelos durante su matrimonio con Stephen Belafonte credit:Bang Showbiz
La confianza de Mel B por los suelos durante su matrimonio con Stephen Belafonte credit:Bang Showbiz

La confianza de Mel B estaba por los suelos durante su matrimonio con Stephen Belafonte.

La estrella del pop de 48 años de edad estuvo casada con el productor desde 2007 hasta 2017 en lo que ella alega fue una relación abusiva, aunque él siempre negó las acusaciones, y admitió que le había tomado 'mucho tiempo' para reconstruir su autoestima despues de años de ser objeto de 'humillaciones y burlas'.

Así lo comentó a la revista Top Sante:

'He pasado por mucho pero sigo de pie. Puedes estar en una relación o ambiente abusivo por sólo una hora, o un día, o 10 años en mi caso, y esas horribles palabras seguirán vigentes. Me humillaron y ridiculizaron, me llamaron gorda, fea y repugnante, y aunque ya llevo siete años de matrimonio, me llevó mucho tiempo recuperar mi confianza porque estaba en el fondo - no creo podría haber bajado más'.

Mel B continuó:

'Todavía voy al refugio local de Ayuda para Mujeres para recibir terapia o simplemente para pasar el rato con las mujeres de allí porque han pasado por lo mismo que yo'.

La cantante de las Spice Girls, quien en 2022 recibió un reconocimiento por sus servicios a causas benéficas y a mujeres vulnerables, continuó recordando que durante su etapa como Scary Spice en el grupo pop de los años 90 era muy extrema, pero ha abrazado el equilibrio en años más recientes.

Añadió al respecto:

'Creo que mi personalidad era muy extrema en el pasado. Yo era muy -todo o nada-. Comía comida chatarra o comía saludablemente, hacía ejercicio o no hacía nada, dormía un par de horas o dormía todo el día, y sabía que eso no era sostenible'.

Y así concluyó:

'Así que tuve que encontrar el equilibrio entre dormir, socializar y ser ermitaño, ¡lo cual me encanta! Mi principal prioridad en este momento es lograr que mi sueño y mi ritmo circadiano estén a punto porque cuando lo hago, todo lo demás encaja en su lugar. Se trata de equilibrio (y odio esta palabra, pero he aprendido a amarla)'.