Consejos para amantes

(Foto: m-louis .®/Flickr)

Un periodista nunca debería protagonizar las crónicas que escribe. Entonces supongamos que esto le ocurrió a un tal Juan Pérez, que vive en Buenos Aires. Rara sorpresa recibió este porteño (así se los llama a los habitantes de la capital argentina) cuando le llegó a su casilla de correo electrónico un mensaje desde otro país latinoamericano, de una María García, dirigido a un también Juan Pérez, en el que le avisaba que su marido había salido a hacer las compras con su hijo pequeño y que faltaría durante un par de horas, por lo menos.

El marido se había llevado al hijo pequeño, por lo que Juan podría ir a la casa de María para tener un encuentro amoroso con toda tranquilidad. María describía apasionadamente lo que podrían hacer durante ese lapso y también sobre cuánto lo extrañaba y amaba.

El periodista pudo leer largo y tendido casi toda la historia de la relación entre su homónimo y María, pues el mail recibido estaba formado por idas y vueltas de mensajes electrónicos, en el que incluso se usaban las direcciones laborales de los amantes. Por estas se deducía fácilmente que los amantes trabajaban en la misma compañía. Incluso, después de cada mail, figuraba la firma automática y el cargo que ocupaba cada uno en la empresa. Muy sencillo de identificarlos, sobre todo por Linkedin o Facebook.

Al periodista le dio vergüenza terminar de leer el mail. Le avisó a su propia esposa: “Querida, mira lo que recibí. Yo no soy ese Juan Pérez”. Esta lo leyó con un dejo de desconfianza y se fue sin hacer comentarios. Luego, el cronista le mandó un correo electrónico a María García en donde le explicaba que él no era el Juan Pérez objeto de su pasión. ¿Qué había pasado? El Juan Pérez caribeño tenía una dirección juanperez@… Mientras que el argentino era juan.perez@… Un solo punto había provocado el error de envío. Aunque de toda esta historia surgen varias enseñanzas.

Si quieren mandarse correos electrónicos con su o sus amantes, no deberán hacerlo desde los emails laborales, ya que estarán dando muchos datos a parejas oficiales y a eventuales gerentes de sistemas curiosos. Utilizar seudónimos sería lo más saludable.

Tampoco usen la función Responder. Con esto se crearía un largo historial amatorio, ideal para que las parejas oficiales se enteren de todos los detalles del engaño.

Además, deberían chequear con cuidado a quién le están mandando el mail, antes de hacer clic en Enviar.

Si la herramienta de comunicación entre los amantes es el WhatsApp, y se quiere borrar archivos multimedia como fotos y videos de las conversaciones, al hacerlo en la línea de tiempo, no habrá que olvidarse que debe estar cliqueada la casilla Eliminar archivos multimedia del tel��fono. De no ser así, aunque no se vea en la app, aparecerá en la función Galería del smartphone. Fácilmente incriminatorio.

En cuanto al tema central, el tener o no tener amantes, ¿quién es uno para dar consejos?