Consenso, la palabra clave para anticipar quién será el próximo ganador del Oscar
Consenso. Esa es la palabra clave que aparece en el camino al Oscar cuando la temporada de premios no tiene un favorito claro en sus tramos decisivos. Como la industria del entretenimiento no tiene hoy un candidato indiscutido como Oppenheimer, que se llevó de principio a fin un año atrás todos los reconocimientos, la realidad impone ahora la necesidad de un acuerdo. La película que agrade a la mayor cantidad posible es la que finalmente se llevará el premio más buscado. Y en esta temporada hay varias aspirantes con chances muy parejas para alcanzar esa meta.
La fiesta de los Critics Choice, celebrada este viernes 7 de febrero por la noche en Los Ángeles, luego de un par de forzadas postergaciones, consagró a Anora como mejor película. Aparece, por lo tanto, como la candidata de consenso del momento, sobre todo porque su triunfo se anunció al final de una ceremonia en la que previamente no había conseguido nada.
Justamente por eso la consagración resultó tan sorpresiva. Por lo ocurrido a lo largo de las tres horas previas se esperaba que Wicked (ganadora por mejor dirección), El brutalista (mejor actuación protagónica masculina) o Cónclave (mejor guión adaptado y mejor ensamble actoral) ocuparan ese lugar. Hasta que apareció Anora , una de las películas mejor recibidas de la temporada de premios por los representantes de los distintos oficios de la industria y por la crítica . Ninguna sacaba ventaja frente al resto.
Lo que pasó en la entrega de los Critics Choice importa solo a partir del significado que adquiere de aquí en adelante el término consenso. Se trata de una ceremonia ajena al recorrido principal del camino al Oscar, porque este premio responde exclusivamente al voto de unos 400 críticos de cine y TV desplegados sobre todo en Estados Unidos y Canadá. Aquí no votó nadie de la industria (guionistas, actores, productores, directores, montajistas, músicos, etc.), dueña excluyente del veredicto final en la elección de los ganadores de los premios de la Academia.
Nadie cree que el Critics Choice funcione como “la antesala del Oscar”. No tendría sentido en principio extrapolar el resultado de este viernes a lo que vaya a ocurrir el 2 de marzo en el Teatro Dolby de Hollywood. Si alcanza una muestra, ahí tenemos a John M. Chu, el director de Wicked, festejando su triunfo como el mejor de la categoría en los Critics Choice cuando ni siquiera tiene una nominación al Oscar. Un curioso premio consuelo.
Pero los protagonistas son los mismos en todas las entregas de premios, aunque en el específico caso del Critics Choice, el cambio de fecha dispuesto dos veces a la fuerza por el impacto devastador de los incendios en Los Ángeles haya dejado a la ceremonia del viernes sin muchas de sus figuras, sujetas en la nueva fecha a compromisos previos imposibles de eludir.
Por lo tanto, más allá de su escasa capacidad predictiva, los Critics Choice también dejan señales que no pueden dejar de tenerse en cuenta para las próximas estaciones de la carrera por el Oscar, ya en medio de su tramo decisivo. Uno de ellos es la confirmación casi definitiva del cuarteto de nombres que parece tener a esta altura casi en el bolsillo el Oscar en cada una de las categorías actorales.
Anoche ganaron Adrien Brody (El brutalista) como mejor actor protagónico, Demi Moore (La sustancia) como mejor actriz protagónica, Kieran Culkin (Un dolor real) como mejor actor de reparto y Zoe Saldaña (Emilia Pérez) como mejor actriz de reparto. No se vislumbran demasiadas variaciones en este reparto de aquí al Oscar. Al menos en el caso de las interpretaciones no parece haber dudas o incógnitas resueltas en el último minuto, a menos que en el momento en que se anuncien los ganadores del SAG (Screen Actors Guild), el próximo 23 de febrero, aparezca alguna sorpresa inesperada (¿Ralph Fiennes, el protagonista de Cónclave?). Veremos. Por ahora en este terreno hay un consenso amplio que tiene nombres y apellidos concretos.
La votación de los Critics Choice se cerró en el ya lejano comienzo de enero, mucho antes de que estallara el escándalo alrededor de Emilia Pérez con la virtual cancelación de su estrella principal, la actriz trans Karla Sofia Gascón, víctima de la revelación de antiguos tuits con expresiones despectivas y discriminatorias que la comunidad audiovisual no perdona, mucho menos en su caso.
En la fiesta del viernes, la única que mencionó con nombre y apellido a Gascón fue Demi Moore, cuyo camino triunfal hacia una casi segura victoria en el Oscar como mejor actriz también se apoya en un talento inusual para agradecer en el escenario cada uno de los reconocimientos por su trabajo. Con esos breves, precisos y elocuentes discursos, Moore está haciendo por las suyas más y mejor campaña de la que podría sugerir la más experta firma especializada en estrategias triunfadoras en una temporada de premios.
El resto, incluyendo a los propios representantes de la película, evitó cualquier mención al resbaladizo terreno que viene pisando Emilia Pérez , cuyas chances de alcanzar premios a la altura de las 13 nominaciones que obtuvo se desvanecen día a día. Solo le queda confiar en las firmes chances que mantienen Saldaña (subió al escenario de los Critics Choice hecha un manojo de nervios para recibir su premio) y los autores de las canciones originales de la película nominadas al Oscar. A muchos todavía les resulta inexplicable que un tema tan flojo como “El mal” siga siendo hoy el favorito para ganar el premio de la Academia a la mejor canción original, pero alrededor de ella sigue abierto un entusiasmo difícil de sostener.
Con Emilia Pérez fuera de carrera, lo que dejaron los Critics Choice es la vigencia de un puñado de títulos que cuentan con probabilidades parejas de imponerse en la búsqueda del imprescindible consenso que se necesita este año para ganar el Oscar a la mejor película. Quedó demostrado este viernes que Anora es una de ellas. Las otras son Wicked, Un completo desconocido, Cónclave y El brutalista.
La votación
El sistema preferencial de votación establecido por la Academia de Hollywood es el otro factor que refuerza la necesidad de consenso. Ninguna película capaz de dividir opiniones de manera tajante (como ocurre este año con Emilia Pérez) puede llegar al triunfo en el Oscar, mucho menos en las actuales circunstancias.
A partir del próximo martes 11, los 9905 miembros de la Academia de Hollywood habilitados para votar tendrán una semana exacta para elegir a los ganadores de este año. En el caso de la mejor película tendrán que ubicar en la boleta a los diez títulos nominados en orden de mérito: la mejor en el número 1 de la lista y así sucesivamente.
Así, los títulos ubicados en la parte inferior de la lista se irán descartando sucesivamente hasta que en un momento aparezca, por mayoría, el nombre de la película más mencionada en los puestos de vanguardia. Esto quiere decir que un título que aparezca segundo o tercero en la mayor cantidad de boletas durante la votación inicial puede convertirse, a la postre, en un triunfador por consenso.
Anora alcanzó ese reconocimiento para los críticos. ¿Pensará lo mismo la industria de aquí al 2 de marzo? Es la pregunta que todos se hacen desde que la película de Sean Baker triunfó en los Critics Choice. El final sigue abierto mientras todos miran con atención primero el decisivo veredicto de los premios de los productores (PGA y SGA) este fin de semana, y dentro de una semana lo que pueda pasar en Londres cuando se anuncien los ganadores del Bafta, el equivalente británico del Oscar. No hay otra palabra más importante que consenso en esta temporada de premios.