Contener sentimientos relacionados con la sexualidad puede tener consecuencias perjudiciales para la salud

Sea por temas culturales o creencias muchas personas reprimen cualquier pensamiento y deseo relacionado con la sexualidad y esto podría reflejarse negativamente en distintos aspectos de nuestra vida. (Getty Creative)
Sea por temas culturales o creencias muchas personas reprimen cualquier pensamiento y deseo relacionado con la sexualidad y esto podría reflejarse negativamente en distintos aspectos de nuestra vida. (Getty Creative)

Así como es muy individual la frecuencia en la que pensamos en sexo, es también muy particular la forma en que cada quien habla de ello y lo vive. Sin embargo, no es normal ni es sano reprimir nuestros sentimientos y deseos en cuanto a sexualidad ni en cualquier otro aspecto de la vida. Tratar de tapar lo que sentimos, e incluso de obligarnos a sentir y pensar diferente puede ser perjudicial para la salud.

Claramente no se trata de llevar a cabo cuanto pensamiento, fantasía o deseo apetezca, no. Eso sería irracional. Recordemos que todo lo relacionado con el sexo y sexualidad debe ser seguro y respetuoso con nosotros mismos y con las personas que estén involucradas. De hecho en pareja, debe ser estrictamente consensuado y acorde con las preferencias y los límites de cada quien.

Es normal que el sexo esté rodeado de mitos y malos entendidos, que hay que desmontar. En muchas culturas sigue siendo tabú hablar de ello, por lo cual vale destacar la importancia de compartir información respaldada que no confunda más.

Si aunque sea pensar en el sexo nos hace sentir avergonzados o sucios, culpables o incómodos, o sentimos que son ideas inadecuadas y hay que ocultarlas, es posible que se deba a represión sexual, así lo explica la psicólogo, Elena Sanz, quien agrega que se da cuando hay una contención de la expresión sexual.

En un artículo de su autoría, la especialista señala que, aunque hay numerosos factores que pueden influir en la aparición de este fenómeno psicológico, las causas más comunes son asuntos religiosos, que califican todo lo relacionado con el sexo como pecaminoso y digno de castigo; y las referencias educativas recibidas en el entorno familiar que sean limitantes o confusas. También las experiencias vividas con anterioridad y las referencias que se tengan acerca de lo que es realmente el sexo. Si hay experiencias de abuso, maltrato o relaciones insatisfactorias puede surgir la represión sexual.

Quien reprime sus pensamientos con relación a la sexualidad puede sufrir de ansiedad e incluso depresión, lo cual conlleva a un deterioro funcional. (Getty Creative)
Quien reprime sus pensamientos con relación a la sexualidad puede sufrir de ansiedad e incluso depresión, lo cual conlleva a un deterioro funcional. (Getty Creative)

Y por último, pero no menos importante, los roles que ha establecido la sociedad en cuanto al género: la limitación de la orientación sexual, como establecen algunos sectores de la sociedad, la religión o culturas, donde se señala y juzga otra preferencia que no sea heterosexual. O cuando la sociedad dicta que las mujeres interesadas en el sexo, que se informan o que lo disfrutan son indignas o pecaminosas, adjudicando al hombre exclusivamente el derecho a sentir deseos e impulso sexual como cuestiones normales,

Según se explica en Psicología Avanzada, algunas de las evidentes señales de que se padece esta represión son manifestar malestar -incluso físico- en torno a las conversaciones sobre sexo. También es frecuente sufrir de ansiedad e incluso depresión, lo cual conlleva a un deterioro funcional. La ansiedad puede aparecer mientras se sostienen relaciones sexuales o antes, sin una razón específica.

La alegría y el placer relacionados al sexo, son sustituidos por reacciones como la vergüenza o incluso llorar al momento de entregarse a los deseos. Asimismo, se asume el sexo como si es una obligación que hay que aguantar y no parte normal de la vida.

Una mujer que no teme expresar su sexualidad, que disfruta el sexo y se siente sexy es muchas veces califacada como indigna. (Getty Creative)
Una mujer que no teme expresar su sexualidad, que disfruta el sexo y se siente sexy es muchas veces califacada como indigna. (Getty Creative)

Todo esto va a desencadenar consecuencias negativas para nuestro bienestar emocional y físico pues, si claramente sentimos que el sexo es algo de lo cual nos avergonzamos, nos genera ansiedad y angustia, muy difícilmente vamos a encontrarlo placentero. Se verá afectado el desempeño sexual en todo sentido: física y emocionalmente.

Además de poco interés en las cuestiones relacionadas con el sexo, y culpa también puede sentirse dolor en algunas partes del cuerpo, a causa de la tensión muscular, e incluso puede aparecer el tema sexual en los sueños con mayor frecuencia.

Lidiar con la represión sexual implica profundizar acerca de muchos aspectos delicados, como los traumas del pasado, una crianza restrictiva y otras cuestiones morales que son difícil de afrontar sin una guía adecuada. Por ello, es conveniente acudir a un especialista que pueda darnos luces acerca de cómo podemos abordarlo y finalmente encontrar el camino hacia la satisfacción sexual que es normal, saludable y parte de la vida de cualquier ser humano.

Este artículo tiene como finalidad ofrecer información general y educativa sobre temas relacionados con la salud y el bienestar. Sin embargo, esta información no debe ser considerada como un reemplazo del consejo de su doctor ni debe ser utilizada para realizar tratamientos sin supervisión médica. Yahoo no se hace responsable de ningún diagnóstico hecho por un usuario basándose en este contenido. Si usted está preocupado por su salud, siempre consulte a su médico de cabecera u otro profesional calificado de la salud antes de tomar cualquier acción.

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