Segunda corrida de toros en Tlaxcala, centro de México, concluye con exceso de premios

Tlaxcala (México), 4 nov (EFE).- La segunda corrida de la Feria de Tlaxcala finalizó con tres orejas y un rabo para Isaac Fonseca, dos para Sergio Flores y una para Ernesto Javier “El Calita”, un festejo con exceso de premios.

Bien presentados los toros de la ganadería de Jose Julián Llaguno y nobles; aunque faltos de fondo, salvo los bravos quinto y sexto de la corrida en la plaza Jorge “El Ranchero“ Aguilar, que registró un lleno en los tendidos.

La corrida de Jose Julian Llaguno que sobresalió por la presentación de los seis toros y la bravura de los dos últimos, estuvo por encima de los tres espadas.

Un trío muy favorecido por las incomprensibles decisiones del palco de autoridades regalándole apéndices sin motivos.

Alumbró la tarde un toro hecho, el cual, al ser recibido con medias verónicas por “El Calita”, mostró no estar sobrado de casta ni bríos.

El espada mexicano con la muleta supo darle la distancia adecuada por los dos pitones, con la mano derecha, sin cargar la suerte completamente, pero sí ligando con quietud

Mejor toreó al natural, obligando con firmeza a su rival a tomar el camino mostrado por la tela que siguió el Llaguno ceñido a la anatomía de Ernesto Javier.

El lidiador remató su labor con un bajonazo que le privó de recibir algún trofeo.

El segundo toro, más bravo e igual de noble, fue para Sergio flores. Se vació en trámites y gestos mientras se ponía a salvo al citar.

Descabelló y recibió un aviso.

Para Isaac Fonseca la suerte deparó un tercero manso que terminó por desplomarse sin completar un solo pase.

Sorprendentemente, tras matar con eficacia, recibió una oreja solicitada, por una parte de los presentes, seguidores más que aficionados.

Se oyeron justificados pitos durante la vuelta al ruedo y ahí se inició la deriva del juez de plaza.

“El Calita”, con el cuarto de la tarde, de nuevo puso los adecuados metros de distancia para ligar en una primera tanda que acabó por ser un espejismo.

El bovino acusó la falta de fondo. Esto hizo del toro un mamífero impredecible.

Intentó el espada mandar desde el pitón contrario con la mano izquierda, mientras "El Calita" se empeñó en exprimir pases de uno en uno, muy encima de los pitones del desangelado rival.

Mató al Segundo intento tras pinchar y hubo de nuevo división de opiniones cuando el juez de plaza le otorgó un apéndice.

Para Sergio flores fue el quinto. El más bravo hasta entonces de la tarde. De embestida impetuosa, pero noble.

La propuesta de Flores tuvo quietud, pero también mucho aire entre torero y bestia.

Un par de tandas ligadas en paralelo precedieron a pases por la espalda, otros de pecho y demás adornos sueltos.

El buen Llaguno se fue achicando y desentendiendo de la muleta, en tanto el diestro dejó una estocada muy delantera y caída.

No obstante, el mexicano obtuvo dos orejas; de nueva cuenta los pitos acompañaron la decisión del palco.

Cerró plaza un astado de mucho trapío e Isaac Fonseca inició a puerta gayola, aupado al populismo que le facilitó su primera oreja.

El toro, a pesar de su presencia tampoco, lució en el peto, como sucedió con un los cinco anteriores.

El espada, de rodillas, citó con la muleta. Se incorporó y toreó con mucha emotividad, pero sin sitio o mando.

El empuje nervioso de la ganadería Llaguno se impulsó al matador, que fue recuperando pasos para volver a citar. Todo muy atropellado y al filo pudo perder los trastos.

Cuando el toro acortó su transitar, Fonseca optó por subir la apuesta emotiva, dejando muleta y tibia en los pitones.

A pesar de ello, su cuerpo seguía sin asomarse más allá del asta cercana.

Tras tirarse a matar, el toro murió sin puntilla; aunque el rabo que mandó cortar el juez de plaza solo puede contentar al torero y sus seguidores.

Al término, los ruidosos abucheos echaron abajo el telón de la segunda de la feria de Tlaxcala.

Borja Ilián

(c) Agencia EFE