Crítica: Amo a mi papá es una comedia embarazosa que se sigue con interés

Crítica: Amo a mi papá es una comedia embarazosa que se sigue con interés
Crítica: Amo a mi papá es una comedia embarazosa que se sigue con interés

Amo a mi papá (I love my dad, Estados Unidos/2022) Dirección y guión: James Morosini. Fotografía: Steven Capitano Calitri. Edición: Josh Crockett. Música: Jeremy Bullock. Elenco: Patton Oswalt, James Morosini, Claudia Sulewski, Rachel Dratch, Lil Rel Howery, Amy Landecker, Ricky Velez. Calificación: apta para mayores de 16 años. Distribuidora: Impacto cine. Duración: 96 minutos. Nuestra opinión: buena

La premisa de las no siempre fáciles relaciones entre padres e hijos se enmarca aquí en el intento desesperado de comunicación que un progenitor busca con quien (con sus dificultades conductuales) vive con su madre e ignora habitualmente los intentos de contacto de aquel.

Chuck se encuentra bloqueado en las redes sociales pero descubre que no necesita especialmente “ser él” para poder iniciar conversaciones con su hijo Franklin a través del ciberespacio. Así decide fingir otra identidad que resulta tan subyugante para el joven que no dudará en pedirle ayuda para dar con esa tan misteriosa como fascinante persona.

El espectador se enfrentará con la dificultad para enmarcar el género al que pertenece Amo a mi papá, porque puede definirse tanto como un drama liviano aunque incómodo o, por el contrario, como una comedia bastante embarazosa. Debe subrayarse que la realización de James Morosini surge del cuño más depurado del cine independiente norteamericano y que se encuentra inspirado en situaciones de su vida mientras busca un cine de mayorías tan afín a la comedia familiar del cine de ese país.

Pero el tratamiento de la historia en la lente del realizador no observa un estilo que permita una marca autoral aunque expone bastante provocación, y gracias a un elenco donde se destaca Patton Oswalt como el mentiroso padre y el propio Morosini como el perturbado hijo, se logra un relato que, gracias a esa sensibilidad de medio tono, se acompaña con interés, con algunas risas, y una creciente expectativa.