Crítica de Blue Jean: el clima de discriminación sexual en la era Thatcher, a través de una composición brutal

Blue Jean, estreno del jueves 21
Blue Jean, estreno del jueves 21

Blue Jean (Reino Unido/2022). Dirección y guion: Georgia Oakley. Fotografía: Victor Seguin. Edición: Izabella Curry. Elenco: Rosy McEwen, Kerrie Hayes, Lucy Halliday, Lydia Page, Stacy Abalogun, Amy Booth-Steel, Aoife Kennan, Scott Turnbull. Duración: 98 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: buena.

En los años 80, el gobierno de Margaret Thatcher promovió una controvertida norma legal -el tristemente célebre “artículo 28″- que además de relacionar la homosexualidad con la pedofilia, les exigía a los profesores y profesoras de las escuelas británicas que no distribuyeran ningún material -textos literarios, obras de teatro, folletos- que “normalizara” las relaciones entre personas del mismo sexo. Hasta 2003, esa legislación se mantuvo vigente. Es un período oscuro que también aparece bien retratado en la serie de HBO Max It’s a Sin.

Blue Jean pone el foco en la época más difícil para el colectivo LGBTQ en Gran Bretaña: a la crisis del VIH se sumó esta medida represiva impulsada por Thatcher que le empeoró la vida a muchísima gente. Por ejemplo a la protagonista de esta ficción, una profesora de educación física que, por miedo a las presiones sociales y a perder su empleo, decide ocultar su orientación sexual.

La película transmite el clima opresivo de aquellos años a partir de la vida cotidiana e íntima de esta docente, marcada por ese entorno difícil que aparece insistentemente reflejado a lo largo del relato en los noticieros televisivos, la propaganda estatal, la actividad parlamentaria (son los años en los que el historiador conservador Lord Beloff propugnaba “la absoluta superioridad de la unidad familiar heterosexual”) y la conversación social.

Fuera de Londres, las cosas eran aún peores para los discriminados. Y Jean es una profesora de Newcastle, un papel por el que Rosie McEwen ganó merecidamente el premio a la mejor actuación principal en los British Independent Film Awards de 2022. Es una mujer que ha tenido contratiempos importantes en su vida -un matrimonio heterosexual fallido, una muy mala relación con su madre enferma y con su hermana-, pero se siente especialmente agobiada por la obligación de ocultar su verdadera identidad.

Las marcas de época de Blue Jean no están visibles solamente en la ambientación y el vestuario. También hay un estilo esquemático en la puesta en escena que remite a los dramas televisivos de los años 80. Y su dinámica interna está lejos de la velocidad narrativa más común en el cine actual.

En ese marco, lo que realmente sostiene un andamiaje en el que la sobreinformación y los subrayados obturan cualquier intento de interpretación del espectador es el trabajo de la actriz principal, muy convincente para transmitir la perturbación que la domina. Tampoco es aventurado pensar que ese espíritu integralmente retro de Blue Jean es una señal explícita de la directora, la debutante Georgia Oakley, quien declaró cuando estrenó el film en su país que “la homofobia, el patriarcado y el clasismo que asolaban al Reino Unido en los años 80 todavía no han desaparecido”. Una manera de conectar pasado y presente, entonces, en unas circunstancias como las actuales, con un abanico de reacciones conservadoras a la orden del día en todo el mundo.