Crítica Punk | Batman vs Superman: El origen y el final de la justicia
Siete años atrás, en un momento crucial dentro de la naciente “batalla de los superhéroes” en la gran pantalla, la llegada de la cinta Batman vs Superman: El Origen de la Justicia (27%) marcaba el arranque oficial del equipo de justicieros que serían el orgullo estandarte del Universo Extendido de DC, Pero a pesar de las grandes esperanzas de sus seguidores, la cinta naufragó con la crítica, convirtiéndola en un importante fracaso para Warner-DC que posteriormente traería grandes repercusiones en la franquicia.
Sigue leyendo: Loki: Tom Hiddleston se despide del personaje tras el final de la segunda temporada
El desencuentro de los dioses
El sabor de boca de los espectadores después de dejar la sala de cine fue algo muy parecido al “DC puede hacerlo mejor” y la percepción generalizada de que la ambiciosa visión de Zack Snyder, no parecía capturar el espíritu de los personajes, dentro de un universo que no terminaba de iniciar. Pero la promesa ya estaba rota, y la nube de incertidumbre nunca más a los proyectos de DC.
La necesidad, y evidente premura, de Warner por emular la fórmula de Marvel en un resumido arco mitológico que presentaba a sus personajes como dioses inalcanzables por los mortales, y con claras alegorías religiosas en la propuesta de Snyder, pero muy lejos de la diversión y los carismáticos personajes que habían convertido al MCU en un éxito sin precedente.
El director eligió decantarse por una visión ceremoniosa de la violencia, que, si bien existe tangiblemente en los cómics, no es ajena a una construcción mucho más profunda y con diversas capas de complejidad. La seriedad que quiso implantarse en la historia, terminó por alejarla de su esencia.
Empecemos por lo primordial: los personajes y sus motivaciones. Tanto el Hombre de Acero como el Caballero de la Noche cuentan con una larga historia de desencuentros, enmarcada en una alianza y posterior amistad. La naturaleza contraria de su origen y súperpoderes, a menudo los pone en oposición, pero siempre navegando en una línea de absoluto respeto el uno por el otro. La relación entre ambos pierde un peso significativo al sustentarse en un hecho tan ínfimo como el pronunciar un nombre.
Te recomendamos: Tráiler de Intensa Mente 2 se convierte en el más visto de la historia para una película animada
El difícil andar de los héroes despojados de su esencia
Un alien refugiado en una granja de Kansas, representa la esperanza y la bondad, mientras que el detective más grande del mundo representa la justicia y la venganza, mediante herramientas obtenidas por la tecnología —a la par de su entrenamiento con La Liga de los Asesinos. Juntos, representan el equilibrio perfecto entre el bien y el mal, los dos lados de una misma moneda, y su unión es esencial para proteger el multiverso de DC.
Sin embargo, este balance entre ambos brilla por su ausencia en la cinta, emborronada por una sed de venganza desmesurada contra una impasibilidad indulgente de un Superman fácilmente manipulable. Ni Bruce Wayne es una máquina de matar sin razón, ni Kal-El es un simple bobo. La incapacidad de la historia de encontrar los matices precisos en estos personajes tan cercanos al tejido conectivo de la cultura pop global, sólo logró que el público percibiera dioses acartonados, víctimas de las limitaciones de un guión extraviado de sus propios objetivos.
Pero lo cierto es, que tal vez esta cinta simplemente arrastró los desatinos —y grilletes narrativos— de una frustrada saga cinematográfica. Con El Hombre de Acero (55%), los fans de DC anhelaban un film a la altura de la circunstancia, pies al casa editorial contaba con una importante huella, tanto en el cine como en la televisión, representando sus historias más emblemáticas. Si bien, tras el fracaso del Superman Regresa (76%) de Brandon Routh, la franquicia necesitaba una nueva identidad, este proyecto pareció ir al otro extremo de la balanza.
Fue así como el viaje cinematográfico de Superman en la última década se convirtió en un camino escarpado. El carisma y porte de Henry Cavill apenas pudieron mantener a flote una historia, cargada sí de imágnes icónicas —muchas de las cuales fueron asimiladas ya en el mythos del personaje como lo relativo a la cultura kryptoniana—pero sin sustancia o sentido de la trascendencia narrativa.
En su momento, el casting de Bruce Wayne fue el más criticado del nuevo proyecto. Víctima de memes con un rechazo generalizado de entrada, Ben Affleck finalmente realizó un trabajo más que aceptable dando vida a una faceta en particular de Ciudad Gótica. Lamentablemente para él y para la saga, este no fue el Batman más popular con el público masivo, que tenía en la encarnación de Christian Bale unos grandes zapatos que llenar.
A la larga, el factor estadounidense se haría de fans por derecho propio, pero sin duda esta primera etapa de su personaje, su Batman se desarrolló bajo el ritmo snyderiano, demasiado interesado en desafiar las normas establecidas, enfocado de lleno en dilemas morales y filosóficos, dejando de lado el desarrollo orgánico de sus personajes. Batman se convertiría así en objeto de burla por un trauma mal manejado, y Superman el “estuche perfecto” dentro de una historia que no congeniaba con sus valores ni con el ethos de su personaje.
Que no se te pase: Stranger Things: David Harbour confirma que están por filmar la última temporada y que será grandiosa
La complejidad a la narrativa de épica operística entre ambos personajes acabaría aburriendo a los asistentes en las salas de cine. Para muchos, quienes esperaban por fin una franquicia en forma que le pusiera cara al MCU, la decepción fue aún mayor, pues el proyecto, con grandes números en taquilla pero lejos de las ambiciones del dúo Warner-DC, sufrió una herida que a la larga sería mortal.
Y desde luego, Martha. La desconfianza del público con este universo podía medirse en la cantidad de memes y discusiones en torno a la razón de la final alianza entre estos personajes, si bien las causas iniciales de su conflicto tampoco parecieron cuajar con la historia. La seriedad autoinfligida a sus personajes en combinación con una historia que nunca llegaría a cobrar su forma final alejaron a los entusiastas causales del universo.
Pero en esta película también habrían su debut en el DCEU otras grandes figuras de su universo. En primer lugar, la llegada de Gal Gadot como la Mujer Maravilla, fue una confirmación de que, al menos en esto, el estudio no había errado. El personaje se convirtió en éxito instantáneo y aportó a la cinta cierto grado de legitimidad a los ojos de los fans.
Pese a las carencias histriónicas de la actriz y con mucho menos ruido que Affleck en su casting —aunque es verdad que tuvo sus detractores desde el comienzo—, la necesidad de la audiencia global de ver por primera vez en la pantalla grande a un personaje tan emblemático como Diana fue un gran acierto, e, incluso para los más grandes detractores de la cinta, se convirtió lo único realmente rescatable de ella. El buen recibimiento derivó en su propia película de Mujer Maravilla (92%), que en su momento impulsó al equilibrio de la balanza en temas de representación de las mujeres.
Nuevos y viejos rostros sin mucho punch
La casi imperceptible presencia de Ray Fisher en esta historia tuvo como consecuencia una casi nula conversación respecto a su casting, muy lejano a toda la polémica con Walter Hamada y Joss Whedon que se presentaría con Liga de la Justicia (41%). Después tenemos a un dúo complicado, pues de inicio, las críticas se volcaron contra Jason Momoa, y Ezra Miller, quien pareció librarse de estas pese a los fieles seguidores de Grant Gustin.
No obstante, su presencia en la cinta tuvo también una valoración general positiva, que creó expectativa, aunque se vio mermada al encontrarse de frente dos proyectos ya que no convencían del todo a los espectadores. Con el tiempo, Aquaman (73%) pasaría a ser el proyecto más rentable de la franquicia aún con una secuela en puerta, aunque si bien perteneciente a un universo que ya no existe, pero con un Momoa que convenció a propios y extraños. Por su parte, la lamentable caída en desgracia de Miller sólo fue un clavo más en el ataúd del DCEU.
Puede interesarte: The Marvels: Brie Larson se conmovió hasta las lágrimas porque su personaje inspiró a deportista a confesar su bisexualidad
Y justamente debido al mal sabor de boca de la cinta, estas apariciones se encontraron durante muchos meses, o hasta antes de sus respectivos proyectos, con una gran incógnita sobre ellos. En realidad, otra de las quejas principales fue el hecho de que, en una duración de dos horas y media, no pudiera existir un hueco más grande, ya no para mostrar estos personajes, sino para incluirlos de manera más palpable en la trama.
Esto también fue algo que afectó tremendamente al personaje de Lois, quien, pese a todo talento y experiencia de Amy Adams, no pudo más que hacer lo que el guión le permitió. Cayendo en clichés lastimeros muy a la usanza de la época dorada de los cómics, donde Lois no sabía más que meterse en problemas para ser salvada por Superman, esta encarnación se vio muy superada por lo que ya se había hecho en Smallville y La aventuras de Luisa y Clark. La escena donde Lois queda atrapada al tratar de hacerse con la lanza de kryptonita que ella misma arrojó al agua quedará grabada en la infamia de las películas de superhéroes.
Otra de las decisiones incomprensibles de Snyder fue el hacer su villano fuera Alexander Joseph Luthor Jr. y no el Lex Luthor que todos conocemos. Si bien el trabajo de Jesse Eisenberg nunca estuvo en discusión, sí lo hizo su enfoque la historia. Muchas voces llegaron a preguntarse si el personaje no hubiera estado mejor encaminado hacia un Edward Nygma, que simplemente disfrutará del caos por su afición a los misterios. Pero este cambio, para muchos imperceptible, también tendría consecuencias negativas.
Esto es para ti: Deadpool 3 es el proyecto más importante del MCU, sólo por debajo de Avengers 5 y 6
Al igual que sus acompañantes, sus motivaciones parecieron carentes de fuerza una vez puesta en acción el maquiavélico plan de destrucción. Que el Murciélago cabra con el dios, suponía demasiados riesgos y una mente maestra y cautivadora, como canónicamente es Lex Luthor, no podría haber caído en este juego que se derrumbó ante el pronunciamiento del nombre de una madre víctima de la tragedia.
El robo de kryptonita y la construcción de un monstruo mata dioses, terminó pareciendo un hobby de un niño malcriado y no el frío cálculo de una de las mentes más brillantes de DC Comics. Y es que este personaje sería el punto de catálisis entre los protagonistas, el causante de la discordia responsable de la caída de un dios.
El dilema de la desazón
Una vez que Doomsday hace acto de presencia y los héroes se ven obligados a trabajar en equipo, no mucho ha cambiado, los personajes toman decisiones y siguen siendo los mismos que al inicio de la cinta, sólo que ahora se conocen y saben, a medias tintas que Luthor los ha manipulado. Pero la desazón continúa, y nada de lo presentado en pantalla durante más de dos horas logra justificar esta historia ni a sus personajes.
Si bien desde un inicio la cinta fue concebida como un puente entre lo que ya habíamos visto con el hombre de acero y la llegada final de Darkseid a DC, tampoco puede considerarse como una excusa. En realidad, la misma La Liga de la Justicia de Zack Snyder (82%) probó los errores de esta saga al solo poder presentar una historia cohesiva, emotiva y ética en un ejercicio sui generis de cuatro horas. Si necesitas todo este tiempo para poder contar una buena historia de superhéroes en el cine, probablemente estás haciendo algo mal.
Con más de la mitad de este tiempo, el proyecto quedó a medias, lejos de convencer causa una de las polémicas más controvertidas en la era de superiores en el cine. Mientras un sector pensaba que era la peor película de superhéroes jamás realizada, otros la defendían a capa y espada con la esperanza de que el director tuviera un plan en el tercer acto de la saga. En retrospectiva, este fue un punto de inflexión para DC/Warner, uno en el que ya no pudieron dar marcha atrás.
Mientras que el universo cinematográfico de Marvel había sido elogiado por su cohesión y química entre sus personajes principales, el enfoque más oscuro de Snyder no alcanzó para retratar a la amada trinidad. Las propias palabras del director llegaron a condenarlo, una vez que aseguró lo lejos que estaría dispuesto a ir con el personaje de Batman para hacer oscura su historia. Lo que sin duda nunca le pasó por la cabeza es que la audiencia podría no tener interés en verla.
No te vayas sin leer: 90% de los trabajadores del cine animado perderán su empleo por la inteligencia artificial, asegura el cofundador de Dreamworks