Crítica Punk | Los indestructibles 4: Héroes caídos en acción

Crítica Punk | Los indestructibles 4: Héroes caídos en acción
Crítica Punk | Los indestructibles 4: Héroes caídos en acción

En el verano de 2010, las taquillas recibieron un golpe de nostalgia y testosterona con el lanzamiento de Los Indestructibles. La película de acción dirigida por Sylvester Stallone no solo nos entregó una dosis intensa de escenas de acción, sino que también reunía a algunos de los íconos más grandes del cine de acción de las décadas anteriores. Sin embargo, la expansión de la franquicia no logró continuar con la frescura de la propuesta en sus secuelas hasta caer en una Los Indestructibles 4 (18%) totalmente ignorada por la audiencia.

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Del éxito al olvido

El ámbito del cine de acción se despliega como una narrativa de venganza, del regreso prometido del héroe que busca saldar cuentas con sus enemigos. Bajo esta premisa, un grupo de estrellas de acción, liderados por Sly, hicieron funcionar un proyecto que revivió las épocas de gloria del género de acción con la primera entrega de Los Indestructibles (41%). Con un elenco que incluía al mismo Stallone, Jason Statham, Jet Li, Dolph Lundgren, Mickey Rourke, y cameos de Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger, la franquicia se convirtió en un fenómeno instantáneo.

En el éxito inicial de la película pudieron jugar distintos factores clave. En primer lugar, la fórmula de juntar a estrellas de acción legendarias fue una estrategia maestra. Los fans del género no podían resistirse a la idea de ser testigos de este regreso o revancha de sus héroes favoritos compartiendo la pantalla, y la anticipación creció con cada anuncio de nuevo fichaje para las posteriores entregas.

Jason Statham y Sylvester Stallone como Lee Christmas Barney Ross.
Jason Statham y Sylvester Stallone como Lee Christmas Barney Ross.

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Con cada uno aportaba su propio estilo distintivo al conjunto, el guión no escatimó en acción. Desde persecuciones a alta velocidad hasta peleas mano a mano y explosiones espectaculares, la película ofreció todo lo que prometió: una experiencia cinematográfica llena de adrenalina. La dirección de Stallone logró capturar la esencia del género de acción, evocando recuerdos de películas que definieron una era.

Fue así que la nostalgia jugó un papel vital en el éxito de la franquicia, rindiendo homenaje a los tropos y clichés que los seguidores del género ya amaban. Las referencias a las películas de acción finales del siglo pasado, junto con la música y el estilo visual retro, crearon una experiencia cinematográfica que apelaba directamente a la nostalgia de la audiencia.

La recepción positiva de la primera entrega llevó a la creación de secuelas, con cada nueva película continuando la tradición de juntar a estrellas de acción y ofrecer una dosis aún mayor de escenas de acción intensa. La audiencia seguía acudiendo a los cines, ansiosa por revivir la magia de las películas de acción clásicas a través de la lente de sus héroes de acción favoritos.

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Sin embargo, a medida que avanzaba la franquicia, empezaron a surgir signos de desgaste. La fórmula que antes era fresca y emocionante comenzó a sentirse más de lo mismo sin una propuesta real que la sustentara. Aunque las estrellas seguían siendo icónicas, la falta de desarrollo de personajes y tramas más profundas se volvió evidente. Las críticas señalaban que las películas se apoyaban demasiado en la nostalgia y la presencia de los héroes de acción del pasado, descuidando otros aspectos fundamentales de una película.

El apetito del público por la nostalgia estéril se vio abrumadoramente disminuido, en gran medida debidos a que las nuevas generaciones pueden no tener la misma conexión emocional con los héroes de acción del pasado, lo que limita la eficacia de la estrategia de reunir a estas leyendas en pantalla.

Pero esto tiene sus raíces en la actualidad de Hollywood, que enfrenta una problemática creciente al depender excesivamente de la nostalgia y la atracción por lo retro como estrategia comercial. La tendencia de revivir franquicias y personajes del pasado, a menudo sin considerar la calidad intrínseca de las historias que las acompañan, ha generado una avalancha de producciones que carecen de sustancia narrativa.

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En lugar de hacer la función de una herramienta paralela a la narrativa central, para estimular la creatividad y la innovación, la explotación de la nostalgia ha llevado a la repetición de fórmulas vacías, diluyendo la esencia de las narrativas cinematográficas y dejando a las audiencias con experiencias que, aunque evocan recuerdos, carecen de la frescura y la autenticidad que definen a las grandes obras cinematográficas.

Mientras que este enfoque desmedido en la nostalgia resulta en una falta de originalidad, también ha contribuido a la pérdida de oportunidades para contar nuevas historias y explorar temáticas contemporáneas. Mayoritariamente impulsada por motivos financieros, este modus operandi ha eclipsado la oportunidad de ofrecer al público narrativas potencialmente positivas para sus respectivos géneros, frenando las nuevas propuestas que puedan darle una vuelta a estos.

Misión Incompleta: del desdén de la crítica a las grandes pérdidas económicas

Fue así como esta cuarta entrega llegó a estrenarse en la taquilla en medio de un sórdido silencio, marcando uno de los fracasos más espectaculares de 2023. Aun cuando a puerta de Hollywood parecía aún estar abierta para ella, en medio de un panorama cinematográfico todavía dominado por franquicias como Rápidos y Furiosos y Misión: Imposible, la última entrega de esta saga llena de acción parece haber fallado, cayendo en un pozo de desdén crítico y ganancias mediocres.

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Apenas US$ 8,3 millones para su taquilla nacional en su primer fin de semana, y un debut mundial de US$ 19 millones que hace frente a un considerable presupuesto de US$ 100 millones han ensombrecido de golpe a la franquicia. A la par de un muy mal recibimiento de la crítica, las preguntas sobre qué había salido mal, de manera puntual en esta película, se hicieron presentes.

Así, Los indestructibles 4 llegó sin saberlo hasta su Big Boss y no pudo completar la misión. La crítica se ensañó con una trama sin fondo ni forma, sólo superada por un puñado de actuaciones mediocres y secuencias de acción ahogadas en pésimo CGI. El colaborador del medio Looper, Witney Seibold, llegó incluso a llamarlo una "caricatura del sábado por la mañana con alcohol, malas palabras y una libido leve. Es asombrosamente estúpida". Estas lluvias de críticas negativas formaron una tormenta perfecta que destruyó la película, disuadiendo a los espectadores potenciales.

Otro de los factores para su rotundo fracaso fue la falta de presencia publicitaria, que fue notoriamente escasa para una película con un reparto de su calibre. Todo parece indicar que el distribuidor de la película, Lionsgate, reconoció el desastre inminente y optó por un enfoque de marketing discreto, destinando unos escasos US$ 20 millones a publicidad. Este hecho, aunado a la falta de oportunidades de promoción durante las históricas huelgas de SAG-AFTRA y WGA, dejó el estreno de la película abandonado ante la indiferencia del público.

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Del glorioso pasado al declive presente

Quizá más que nunca ante este panorama complejo, los tiempos, en la vida y los negocios lo son todo. Los días de gloria de la franquicia se produjeron a principios de la pasada década cuando la oferta en pantalla grande necesitaba una bocanada de aire fresco y decidió mirar hacia el pasado para obtenerlo. Sin embargo, después de casi una década de inactividad, las necesidades de Hollywood se transformaron, convirtiendo el recurso de la nostalgia en un gastado lugar común. Mientras esto sucedía, las franquicias rivales crecieron y las preferencias de la audiencia viraron hacia propuestas del corte de Otro Día Para Matar (85%).

Con esto, la fórmula probó haber caducado y que los rostros de sus estrellas de antaño ya no eran suficientes para llenar las salas de cine sin una buena historia como columna vertebral del proyecto. En adición, el gran peso puesto sobre estas grandes figuras de acción sólo logró volcarse contra las cintas cuando la más reciente entrega probó carecer del carisma de la original.

Además, el carácter rotativo de dichos intérpretes en la historia, la ausencia de nombres icónicos como Harrison Ford y Schwarzenegger le restó aún más atractivo hacia la audiencia. Como un innecesario obstáculo más, un cambio relativo al papel principal de Stallone llamó la atención entre los fans dando la impresión de que se trataba de un soft reboot, alienando potencialmente a aquellos que se habían acostumbrado al liderazgo de Barney Ross.

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Este punto se vuelve más crítico cuando tenemos en cuenta que la tercera entrega de la saga ya había adolecido de distintas flaquezas en su desempeño. Desde el punto de vista de los medios especializados, esta ya lucía como una pobre excusa para lanzar patadas y disparos al aire. Incluso ya era palpable el factor “desesperación” para prolongar la vida útil de estas cintas lo más posible, intentando llamar la atención de un grupo demográfico más joven interesado en la acción por medio de un nuevo equipo de jóvenes combatientes, apodados con humor como "reemplazos de cadera".

Acusando ya secuencias de acción deslucidas, que fueron heredadas directamente a esta entrega, otro error garrafal fue arrastrado de origen a las secuelas. La sensación de un club por invitación en el que no todos los íconos de acción son bien recibidos también se hizo presente, dejando una sensación de competencia de egos. El hecho de que tal vez el elenco coral plagado de estrellas estaba siendo mal manejado por el guión debió captar la atención de algún miembro de producción.

No fue otro que el mismísimo Jackie Chan, quien dejó entrever esta problemática. Después de que Stallone se le acercó para protagonizar la película, la estrella de Historia policíaca no estaba seguro sobre sólo tener un tiempo mínimo en pantalla, por lo que había rechazado papeles en las dos ocasiones. Dwayne Johnson también expresó públicamente su interés en interpretar a un personaje villano en el 2014, reiterando su interés en unirse a la serie en 2022.

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Mucho más allá de una serie de errores que mermaron la propuesta, queda por mencionar un importante desatino por parte de la saga. Y es que la película se revela irónicamente como una metáfora del declive de los héroes de acción que alguna vez dominaron la pantalla grande. Esta búsqueda infructuosa por revitalizar la franquicia, se convierte en un eco de la decadencia que afectó en su momento a los protagonistas en la trama. Como si estuviera consciente de su propia paradoja, la película presenta un retorno no tan triunfal para los íconos de acción de décadas de otra era y otro público.

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La ironía se manifiesta en la desesperación detrás de la producción, reflejando la inminente obsolescencia de los héroes envejecidos que la cinta intenta resucitar. La elección de intentar de inyectar nueva vida con rostros jóvenes, pero igualmente faltos de personalidad en pantalla, subraya la sensación de que los tiempos han cambiado y que los días de gloria de Stallone y compañía están llegando a su fin. O al menos con esta fórmula de por medio.

Resulta inverosímil como es que este grupo nunca pensó en traer de vuelta consigo a las grandes estrellas femeninas del género. En un acto de redención para el cine de acción y la propia franquicia, la posibilidad de incorporar a las mujeres al centro ofrecía una oportunidad única para romper con las convenciones establecidas. Tradicionalmente relegadas al tercer plano por las tramas centradas en héroes masculinos, las mujeres constantemente asumieron roles importantes de los que nunca recibieron el suficiente crédito, incluso como especialistas en artes marciales. La misma Michelle Yeoh es una prueba viviente de ello, pero queda claro que esta serie de películas nunca ha estado interesada en una propuesta de este tipo.

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La ironía alcanza su punto máximo en la desconexión con aquellos que disfrutaron de sus primeras entregas, con el gran salto de tiempo entre la tercera parte, representando un intento casi risible por recapturar esa vieja gloria. La película, a pesar de su elenco estelar, se convierte en un recordatorio melancólico de que el tiempo no perdona ni siquiera a los más grandes héroes de acción, y que en esta ocasión su regreso, se manifiesta como un testamento de la inevitabilidad del cambio y el paso del tiempo en la implacable industria del cine.

Al final del día, las duras críticas y publicidad inadecuada hasta un estreno retrasado y un reparto decepcionante. Ya sea una víctima de su propio legado o una víctima de los gustos cinematográficos cambiantes, la otrora poderosa franquicia Los Indestructibles parece haber perdido su control sobre sí propio propósito como franquicia.

Pero sabemos que esta industria nunca dice nunca, por lo que la revancha de este equipo aún es posible. Sin embargo, el desafío futuro radica en mantener esa magia de las grandes estrellas sin depender exclusivamente de la nostalgia. Sólo el tiempo dirá si la franquicia puede evolucionar y seguir siendo relevante en un panorama cinematográfico que está en constante cambio.

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