Crítica de La uruguaya: la crisis de los 40, guiños a Richard Linklater y una acertada óptica feminista

La uruguaya, estreno del jueves 17
La uruguaya, estreno del jueves 17

La uruguaya (Argentina/2022). Dirección: Ana García Blaya. Guion: Josefina Licitra, Christian Basilis, Pedro Mairal, basada en la novela homónima de Pedro Mairal. Fotografía: Florencia Mamberti. Edición: Joaquín Elizalde. Elenco: Sebastián Arzeno, Fiorella Bottaioli, Jazmín Stuart, Gustavo Garzón. Distribuidora: Star Distribution. Duración: 78 minutos. Nuestra opinión: buena.

Lucas Pereyra (Sebastián Arzeno) emprende un viaje a Montevideo. Lo hace en medio de una crisis personal que altera la dinámica cotidiana, desde el vínculo con su esposa, Cata (Jazmín Stuart), hasta su mirada sobre la paternidad, una en la que aparecen esos miedos que generalmente no se dicen en voz alta. Cuando cruza el Río de la Plata, lo hace atraído por el reencuentro con Magalí Guerra (Fiorella Bottaioli, la revelación del largometraje), “la uruguaya”, una joven que la cautivó una noche que sirvió como combustible para la idealización.

Como escritor, Lucas parece haber teñido cada detalle de ese primer contacto de un lirismo que no resiste el choque con una realidad donde se juegan otras cosas, una en la que Magalí no es la manic pixie dream girl que se entromete en sus sueños sino una persona de carne y hueso que no está allí para satisfacer las altas expectativas que ese hombre fue alimentando por su cuenta. Por otro lado, Lucas también viaja a Montevideo para evitar el cepo cambiario y cobrar unos dólares que le permitirán gestar su próxima novela. Luego de retirarlos, pasará un día con Magalí en el que el peso de ese dinero no será sentido por el propio Lucas, pero sí por el espectador, consciente de que se ha encendido una alarma.

La uruguaya, basada en la novela de 2016 de Pedro Mairal
La uruguaya, basada en la novela de 2016 de Pedro Mairal

La uruguaya es una muy buena adaptación de la novela del argentino Pedro Mairal, dirigida por Ana García Blaya (Las buenas intenciones) con un approach indie, y con un detrás de escena más que atractivo: se trata de una película financiada por la Comunidad Orsai de Hernán Casciari para la que hicieron su aporte más de 1900 socios que pudieron estar involucrados en el proceso creativo.

En cuanto al film mismo, uno de sus grandes aciertos es su cambio de perspectiva. A diferencia del libro, narrado por Lucas en primera persona, el equipo de guionistas cambió el eje y la voz en off es de Cata, esposa del protagonista, quien relata lo que condujo a su marido a vivir ese día en el que parece no suceder nada relevante. Por el contrario, Cata pone el acento en lo subrepticio, en los indicios de la crisis de ese hombre, y lo hace con cierta ironía. Lucas es expuesto como alguien conflictuado que se aferra a Magalí, mientras en simultáneo se escapa de otras cosas, y la narración en off de Cata no resulta intrusiva o redundante sino complementaria.

Sebastián Arzeno y Fiorella Bottaioli en el film de Ana García Blaya
Sebastián Arzeno y Fiorella Bottaioli en el film de Ana García Blaya

De esta forma, se percibe en La uruguaya un enfoque feminista, con Magalí como una figura ominosa, elusiva, todo aquello que Lucas no espera encontrar al volver a verla. La actuación de Fiorella Bottaioli exuda una espontaneidad, un magnetismo encantador, y se destaca como una gran partenaire para Arzeno, con quien tiene intercambios que evocan al cine de Richard Linklater, especialmente a Antes del atardecer, film con el que La uruguaya dialoga -sobre todo en su final-, pero sin perder su impronta.

En el largometraje de García Blaya conviven influencias y reside el leitmotiv de la novela de base, pero aún así se siente como una producción fruto de la perspectiva de una realizadora con buen pulso para registrar las complejas dinámicas de las relaciones humanas, y las contradicciones inherentes a los individuos que se cuestionan diariamente qué es la felicidad total y si realmente existe tal cosa.