CRÍTICAS. Perdidos en Colombia, rebeldes ante el abuso y más estrenos en salas y plataformas
En medio de la temporada de premios, la inevitable renovación de cartelera le da todavía cabida a una propuesta que promete insertarse en las nominaciones del Oscar, así como a un ‘thriller’ que se conecta de un modo u otro con Latinoamérica y a otras producciones que analizamos igualmente en los siguientes párrafos.
MISSING
Directores: Nick Johnson and Will Merrick
Reparto: Storm Reid, Joaquim de Almeida, Ken Leung
Género: Thriller
En el 2018, quedamos sorprendidos con la eficacia de “Searching’, un ‘thriller’ que, a pesar de sostenerse en el empleo absoluto de computadoras y teléfonos móviles para la implementación de su puesta en escena, lograba convencer al espectador debido a la complejidad de una historia y de unos personajes que trascendían el atractivo de un ‘truco’ visual cuyo empleo resultaba entonces novedoso, pero que no prometía tener un gran futuro.
Pese a ser esencialmente un filme comercial, “Searching” -que trataba sobre un padre en busca de su hija desaparecida- logró estrenarse en el Festival de Sundance y adquirió una bien merecida reputación, respaldada por el hecho de ser la primera producción de esta clase que le daba por primera vez un rol protagónico a un actor asiático-estadounidense (John Cho). Y es por todo eso que no nos sentimos necesariamente entusiasmados al enterarnos de la existencia de una secuela que pretendía aparentemente seguir los mismos pasos.
En efecto, “Missing”, que se encuentra desde hoy en salas, mantiene el aspecto técnico de su antecesora, y además de darle ahora el rol estelar a una astuta adolescente afroamericana de Los Ángeles que es dignamente interpretada por la popular actriz Storm Reid (“Euphoria”), refuerza su interés en el público masivo al recurrir a un relato de nivel tan accesible que hace que el de “Searching” parezca propio de una oscura propuesta ‘indie’.
Pero eso no significa que haya que desestimarla. Aunque es a veces más enredada de lo recomendable, rompe frecuentemente con la verosimilitud y tiene momentos en los que el emplazamiento de las cámaras no encuentra una justificación completamente razonable, la ingeniosa ópera prima de Nick Johnson y Will Merrick -en la que June, la jovencita ya citada, se aboca a la búsqueda de su madre desaparecida durante un viaje de placer a Colombia- se mueve a un ritmo tan acelerado y resulta tan entretenida que no nos da tiempo para pensar en sus imperfecciones.
Lo que no podemos perdonarle es que le haya dado el papel del simpático investigador colombiano Javier Ramos, que June contacta en línea, al actor portugués Joaquim de Almeida. No nos malentiendan; De Almeida es un gran actor, y hace muy bien lo suyo, pero pudo haber sido fácilmente reemplazado por un intérprete originario de la nación sudamericana en la que se filmaron realmente las numerosas escenas en las que participa (más precisamente, en la ciudad de Cartagena).
WOMEN TALKING
Directora: Sarah Polley
Reparto: Rooney Mara, Claire Foy, Jessie Buckley
Género: Drama
Plenamente involucrada en la conversación sobre la temporada de premios a lo mejor del cine que se vive en la actualidad, “Women Talking” es una película que, sin deslumbrar necesariamente por su puesta en escena o sus movimientos de cámara, seduce por su profundo carácter propositivo y la capacidad que tiene para transformar un hecho histórico reciente en una apuesta de cambio vinculada a la realidad actual.
Para hacerla, la directora y activista canadiense Sarah Polley (“Take This Waltz”) recurrió a la novela del mismo nombre escrita por Miriam Toews, que se basaba a la vez en un caso sucedido entre 2005 y 2009, cuando las mujeres y las niñas de una comunidad menonita de Bolivia fueron masivamente violadas por hombres de su propia congregación tras haber sido anestesiadas en secreto. Pese a que se les quiso hacer creer que habían sido asaltadas sexualmente por fantasmas y demonios debido a sus propios pecados, las víctimas descubrieron poco a poco la identidad real de sus atacantes.
Al igual que la novela, la cinta, que se filmó en Canadá y se encuentra hablada en inglés -pese a que los menonitas hablan en un dialecto derivado del alemán-, no pretende ser una reconstrucción fiel de lo sucedido en la nación sudamericana, sino una recreación ampliamente ficticia de lo que sucedió tras la revelación de los crímenes, cuando un grupo representativo de las mujeres de la comunidad -que habían salido en muchos casos embarazadas- se reunió en un granero para decidir si iban a quedarse en el lugar que las había cobijado a lo largo de todas sus existencias o si iban a abandonarlo en busca de horizontes menos nocivos pero absolutamente desconocidos, porque la rama de menonitas en la que militaban vive de manera completamente aislada, rechaza el uso de la tecnología y la electricidad y se desplaza incluso en carretas.
Esta elección narrativa nos brinda la posibilidad de asistir a vibrantes discusiones entre personajes de edades distintas, que se encuentran claramente diferenciados a pesar de su pertenencia a una misma congregación y que son interpretados por actrices magníficas, como es el caso de Rooney Mara (“The Girl with the Dragon Tattoo”, “Carol”), Claire Foy (“The Crown”), Jessie Buckley (“The Lost Daughter”) y Frances McDormand (“Fargo”, “Nomandland”).
Además, pese a su clara postura feminista, la película, que emplea ocasionalmente el humor para evitar caer en el tremendismo, abre las puertas para una reconciliación con el género masculino que le debe mucho a la intervención del personaje de Ben Whishaw ("Perfume: The Story of a Murderer", "Skyfall"), quien interpreta a un maestro particularmente benévolo y solidario con la causa de las oprimidas.
WHEN YOU FINISH SAVING THE WORLD
Director: Jesse Eisenberg
Reparto: Julianne Moore, Finn Wolfhard, Alisha Boe
Género: Drama
Jesse Eisenberg, el competente actor de títulos como “The Social Network”, “Adventureland” y “Zombieland”, nos sorprende con su primera incursión como director de cine, “When You Finish Saving the World”, que se estrena esta noche en salas selectas y toma como base una producción de audio que él mismo lanzó en 2020.
Por fortuna, y a diferencia de lo que sucede con muchos de sus colegas en el oficio principal que desempeña, Eisenberg -que firma también el guion- no nos ofrece un proyecto de vanidad, sino una cinta llena de ideas interesantes y de grandes actuaciones que, sin llegar a tener un nivel superlativo, da cuenta tanto de sus talentos narrativos como de su preocupación por temáticas trascendentes.
Aquí, Julianne Moore (excelente, una vez más) interpreta a Evelyn, la directora de un centro de ayuda para supervivientes de abuso doméstico que se toma su trabajo muy en serio y que tiene una perspectiva sumamente práctica sobre el rol que deberíamos ocupar en la sociedad, lo que la ha llevado a sentirse profundamente decepcionada de su hijo Ziggy, un adolescente que tiene mucho éxito con las canciones de amor que toca con su guitarra ante una vasta audiencia virtual, pero cuyo desconocimiento total de las problemáticas que afectan al mundo resulta cada vez más desconcertante para su madre.
Lo importante en este caso es que, en lugar de inclinar la balanza hacia uno de los dos lados, y sin dejar de reconocer el valor de la conciencia que se debe tener en lo que respecta a estos tópicos, Eisenberg ofrece una mirada crítica en la que la obsesión de Evelyn por encontrar a personas supuestamente ideales termina siendo uno de esos actos de narcicismo que ella misma repudia, mientras que la ligereza de Ziggy llega marcada por unos aires de grandeza que esconden toda clase de inseguridades.
De ese modo, ninguno de los dos resulta particularmente simpático, lo que puede afectar el interés que tenga el espectador en una historia cuyos paralelismos son bastante elementales y que cuenta con otros personajes bastante esquemáticos (como el interés amoroso de Ziggy, una compañera de escuela que actúa permanentemente como una justiciera social, o el chico desfavorecido pero inmensamente inteligente que Evelyn pretende prácticamente adoptar); pero se agradece la incomodidad y la posterior reflexión que esto pueda generar en los espectadores que se identifiquen con uno u otro bando, así como el llamativo duelo histriónico que se establece entre Moore y Finn Wolfhard, el intérprete de Ziggy, ampliamente conocido a nivel mundial por su rol estelar en la exitosa serie de Netflix “Stranger Things”.
KIDS VS. ALIENS
Director: Jason Eisener
Reparto: Dominic Mariche, Phoebe Rex, Calem MacDonald
Género: Terror / Ciencia ficción
Nada como una "buena" producción de serie B para calentar las noches gélidas que sacuden actualmente nuestros pobres huesos. Esa es nuestra opinión, claro, porque los que rechazan este tipo de propuestas opinarán algo completamente distinto. Pero si eres fan de la primera etapa de Peter Jackson -es decir, de la que estaba marcada por el ‘gore’, los excesos y el humor grotesco-, disfrutarás plenamente de “Kids Vs. Aliens”, que se estrena este viernes en salas selectas (como Alamo Drafthouse en el Centro de Los Ángeles) y en Video On Demand, lo que te dará la oportunidad de verla en casa si el frío llega a convertirse en un factor paralizante.
En ese sentido, la película, que dura solamente 1 hora y 15 minutos, no ofrece grandes posibilidades en el área del desarrollo de personajes ni presenta ideas precisamente originales. Pero tiene el atrevimiento de hacer que sus protagonistas sean tres niños que a pesar de su inocencia no tienen reparos en decir palabrotas y que, en medio de unos juegos vinculados a la lucha libre que los llevan a disfrazarse de modo estrambótico con la finalidad de grabar una película casera, se enfrentan a la llegada de un grupo de extraterrestres con muy malas intenciones mientras se desarrolla una descontrolada fiesta de adolescentes en la casa donde se encuentran.
Los alienígenas son evidentemente tipos disfrazados, y en términos generales, lo que se ve responde abierta y descaradamente al empleo de un presupuesto extremadamente limitado; pero el director y guionista Jason Eisener (“Hobo with a Shotgun”) se las ingenia para hacer insólitas referencias a Steven Spielberg (tanto a “E.T. the Extraterrestrial” como a “Goonies”), para rendirle tributo a una disciplina que conoce bien (él mismo se encargó de “Dark Side of the Ring”, una serie documental de Vice sobre la lucha libre) y para ofrecer amplias cuotas de entretenimiento en un filme cargado de una violencia artificiosa que no perdona ni siquiera a sus personajes infantiles.
Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.