CRÍTICAS. Ryan Gosling desafía a la muerte, A24 retoma la ruta del miedo y otros estrenos en los cines
Tras una larga campaña promocional, llega finalmente a las salas estadounidenses un ‘blockbuster’ que promete generar entusiasmo entre los amantes de la acción, la comedia y las historias románticas. Pero los seguidores del cine independiente tienen muchas alternativas en el mismo mercado.
THE FALL GUY
Director: David Leitch
Reparto: Ryan Gosling, Emily Blunt, Aaron Taylor-Johnson
Género: Comedia de acción
“The Fall Guy”, que se puede ver desde hoy en cines de todo el país, es una película que toma como referencia directa la serie televisiva del mismo nombre, producida entre 1981 y 1986, titulada “Profesión Peligro” en Latinoamérica y protagonizada por Lee Majors, (mucho) más conocido por su papel estelar en “The Six Million Dollar Man” (“El Hombre Nuclear”).
Si no recuerdas la serie -como es mi caso-, no tendrás problema alguno al ver esto. A pesar de colocar en el rol protagónico a un personaje llamado Colt Seavers -como el de Majors-, la cinta toma su propio camino al presentar a un héroe que no es sólo un doble profesional que hace toda clase de escenas arriesgadas para la industria cinematográfica -como sucedía con la versión de Majors-, sino también una suerte de investigador criminal improvisado -el personaje original era a la vez un cazador de recompensas ‘profesional’- y una de las dos partes involucradas en un gran romance -algo que no existía simplemente en la serie-.
La segunda parte de la ecuación es Emily Blunt (“Sicario”, “A Quiet Place”, “Oppenheimer”), cuyo personaje, Jody Moreno, aparece inicialmente relacionada de manera sentimental con Colt mientras trabaja como camarógrafa en una cinta protagonizada por el astro de Hollywood Tom Ryder (Aaron Taylor-Johnson). En el mismo rodaje, un accidente saca de circulación a Colt, quien decide separarse de la sociedad e interrumpir con ello la relación con Jody, hasta que termina siendo contratado para retomar su oficio en una producción que, sin que él lo sepa, se encontrará dirigida por su ex, convertida ahora en realizadora.
En más de un sentido, “The Fall Guy” es una comedia romántica abierta y descarada, llena de escenas sentimentales que podrían no ser del gusto de todos, pero que logran salir adelante debido al gran nivel de actuación que distingue a Gosling y de Blunt, así como a la impresionante química que existe entre ellos.
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El nivel de dulzura de algunos de estos momentos compartidos nos pareció excesivo, hasta el punto de darnos la impresión de estar ante una sátira, aunque es probable que el guión de Drew Pearce (“Iron Man 3”, “Hobbs & Shaw”) haya decidido recurrir de manera intencional a los clichés y a las fórmulas.
Por otro lado, estamos ante una película de acción desmedida que, como se puede notar desde su primera escena, es un homenaje a los dobles, pese a que estos no son mostrados en momentos cotidianos de sus vidas. Lo que sí se nos ofrece con generosidad es una serie de escenas espectaculares en las que, además de estos sujetos, intervienen trenes, barcos, espadas, armas, automóviles y hasta helicópteros, y que se rodaron mayormente de manera práctica, es decir, sin el respaldo de efectos digitales y con un minucioso trabajo de coordinación.
El director David Leitch (“Atomic Blonde”, “Hobbs & Shaw”) dirige todo con pericia, y sabe emplear recursos con los que hasta las secuencias más estáticas toman dinamismo (como sucede con sus creativas pantallas partidas), pese a no mostrarse extremadamente creativo en lo que respecta a la cobertura de la acción. Finalmente, sin ser una gran película, la adaptación que hace de “The Fall Guy” es un divertimento de grandes dimensiones que se puede disfrutar con una bolsa de palomitas al lado y la mente en estado relajado.
I SAW THE TV GLOW
Directora: Jane Schoenbrun
Reparto: Justice Smith, Brigette Lundy-Paine, Ian Foreman
Género: Thriller / Terror psicológico
A24, la compañía independiente que nos ha dado ya películas de género tan inventivas como “The Witch” (2015), “Midsommar” (2019) y, por supuesto, “Everything Everywhere All at Once” (2022), presenta ahora una nueva producción fílmica marcada por su rareza, su originalidad y su sentido del riesgo, es decir, características que cualquier seguidor del mismo estudio tendría que celebrar con entusiasmo.
“I Saw the TV Glow”, que se estrena hoy en varias salas de los complejos AMC, se diferencia de las obras más conocidas de A24 al ser un trabajo de relativo perfil bajo que, sin embargo, supera sus limitaciones de presupuesto amparándose en una puesta en escena profundamente creativa que genera siempre una sensación onírica y alucinógena mientras cuenta la historia de Owen (Justice Smith), un adolescente de sexualidad todavía indefinida que, luego de conocer en la escuela a Maddy (Brigette Lundy-Paine), una chica lesbiana mayor que él, empieza a obsesionarse con una serie nocturna de televisión que es supuestamente “para niñas”, pero que luce ante sus ojos como un proyecto experimental de alto vuelo.
El relato, que recorre un tramo considerable de tiempo, se inicia a mediados de los ‘90, y a pesar de su atmósfera extraña, logra reproducir en esos momentos con acierto el espíritu de la época y la obsesión que muchos teníamos con ciertos shows en momentos en que no existían las plataformas de ‘streaming’. La idea de poder ‘meterse’ en tu programa favorito de la pantalla chica alcanza aquí un sentido que sobrepasa tanto lo figurativo como lo que se ha visto anteriormente en relación al tema.
Y lo hace porque su directora y guionista Jane Schoenbrun, responsable también de la increíble “We're All Going to the World's Fair” (2021), es una persona no binaria que quiso hablar aquí de su propia experiencia, pero de manera simbólica y artística, lo que la lleva a presentarnos una nueva historia de crecimiento vinculada a la cultura pop y a la comunidad LGBTQ+ que no sigue las reglas narrativas convencionales, pero que no resulta tampoco inexpugnable. Como suele suceder con esta clase de obras, no todo tiene que ser comprendido, al menos de manera inmediata; basta con apreciarlo, procesarlo y sacar conclusiones propias.
Vale la pena hacerlo, ya que si bien Schoenbrun puede llegar a ser pretenciosa en sus decisiones estilísticas y un tanto caótica en el plano de la estructura narrativa, lo que presenta con la acumulación de estos recursos genera un impacto indudable. Nos hace pasar del asombro al miedo y de la fascinación a la confusión, obteniendo efectos similares a los que ofrecen los filmes de David Lynch y esa pequeña joya del terror que se llama “Donnie Darko”. Si tus intereses van por ese lado, no puedes perderte esta maravilla.
EVIL DOES NOT EXIST
Director: Ryusuke Hamaguchi
Reparto: Hitoshi Omika, Ryo Nishikawa, Ryuji Kosaka
Género: Drama
Las primeras imágenes de “Evil Does Not Exist”, que se desplazan lentamente entre ramas de árboles mientras cae la noche, sumadas al tono sombrío que se inserta en ellas y al título de la película, hacen suponer inicialmente que lo que vamos a ver es una historia de terror. No lo es, claro; pero lo que se presenta es sumamente inquietante y actual, y llega envuelto en un paquete cinematográfico de nivel superlativo.
Estamos ante la nueva película del prolífico Ryusuke Hamaguchi, quien ha gozado de reconocimiento internacional desde hace casi una década, pero que llamó realmente la atención con su trabajo anterior, “Drive My Car” (2021), un conmovedor relato sobre un director de teatro marcado por la muerte de su esposa que se convirtió en la primera obra japonesa en ser nominada al Oscar a la Mejor Película, y que terminó llevándose el Premio de la Academia a la Mejor Película Internacional.
En “Evil Does Not Exist” (disponible desde este jueves en AMC The Grove 14), Hamaguchi, quien funge también de guionista, le presta atención a un drama más colectivo al ubicarnos en medio de un encantador pueblo rural cuya pacífica existencia se ve amenazada por los planes de una codiciosa corporación, cuyos planes para instalar unos campamentos de lujo afectarían severamente la calidad del agua natural de la zona, hasta el momento perfecta.
El director desarrolla con paciencia a sus personajes y exhibe con la misma calma los ambientes que los rodean, lo que puede ser intolerable para los espectadores acostumbrados a otra clase de propuestas. Pero una vez que lo hace, nos mete de lleno en una intriga apasionante que, a pesar de dejar en claro el lado que defiende -no cabe duda de que la empresa inmobiliaria está actuando mal-, le da voz a muchos de sus participantes.
Sucede que Takahashi (Ryuji Kosaka) y Mayuzumi (Ayaka Shibutani), los representantes de una agencia de publicidad que han sido contratados por la corporación para lidiar con los residentes del pueblo (o, más bien, para fingir que le interesan sus justas demandas), van dándose cada vez más cuenta de la negligencia implícita en el proyecto de construcción.
En un relato más convencional, esto los vería transformados en aliados heroicos de la comunidad, sobre todo cuando deciden ponerse prácticamente al servicio de Takumi (Hitoshi Omika), un trabajador local que se encuentra tan lleno de sabiduría como de resentimiento.
Pero las cosas se dan de otro modo, lo que concuerda con la visión de un cineasta al que no le gustan las soluciones fáciles ni las cursilerías y que, en este caso, toma conscientemente distancia de sus personajes al emplear tomas abiertas o colocar la cámara en posiciones atípicas, obteniendo con ello un sentido de desconexión que, sin embargo, parece responder al punto de vista de un personaje cuya presencia termina resultando esencial: la Naturaleza. En ese sentido, esta es una de las cintas más ecologistas y honestas que hemos visto en mucho tiempo.
WILDCAT
Director: Ethan Hawke
Reparto: Maya Hawke, Rafael Casal, Philip Ettinger
Género: Drama biográfico
Pese a no gozar de la fama de contemporáneos suyos como J. D. Salinger, Ray Bradbury, Allen Ginsberg y Jack Kerouac, lo que tiene que ver con su breve vida (murió a los 39), Flannery O'Connor (1925-1964) es considerada actualmente como una de las autoras más importantes de la literatura estadounidense.
Aunque era una católica practicante y devota (iba a la iglesia todos los días), las historias que escribió resultaban profundamente oscuras y violentas, hasta el punto de ser consideradas por algunos analistas como relatos de terror. Esto la distinguió considerablemente de los escritores cristianos que empleaban la fe con fines didácticos, pero le trajo también problemas de aceptación por parte de los editores y de sus propios familiares, como se revela en “Wildcat”, la película biográfica que se estrena este viernes de manera exclusiva en AMC Century City 15.
El filme es el resultado de un interés genuino que proviene de la familia Hawke, más precisamente, de Ethan, quien lo dirigió y lo coescribió, y de su hija Maya, quien, además de ser su productora ejecutiva, funge de protagonista, en lo que resulta el reto más grande de su temprana carrera (ya que tiene solo 25 años).
En manos de talentos tan apasionados, “Wildcat” se transforma en un proyecto curioso y propositivo que se sale de los lineamientos de los ‘biopics’ tradicionales para tratar de darle vida a los pensamientos más íntimos de O’Connor y entender de ese modo las complejidades de una personalidad irremediablemente afectada por el lupus que acabó con su existencia.
Tampoco queda descuidada la tensa relación que tenía no solo con su madre Regina (Laura Linney), de la empezó a depender cada vez por cuestiones de salud, sino con los integrantes de su círculo social, particularmente propensos al racismo y a otras taras existentes en la comunidad anglosajona de Georgia durante la década de los ‘50.
Esto hace desde ya que la película merezca ser vista, especialmente por los espectadores que se interesen en temas literarios y por quienes deseen apreciar la progresión de Ethan como realizador tras el lanzamiento de su anterior cinta biográfica, “Blaze” (2018), que se basaba en la vida del cantante de country Blaze Foley y que fue celebrada igualmente por su aproximación original al formato narrativo. Hay que celebrar también lo que hace la joven Maya, enfrentada a un papel en el que se combinan la timidez, la perseverancia y el estoicismo.
Sin embargo, la cinta luce también como una oportunidad perdida. Con 105 minutos de duración, no tiene la posibilidad de meterse a profundidad en la mente de la retratada, y por una extraña razón, pierde tiempo en la recreación de algunos personajes que no favorecen el progreso de la historia. La sensación final que deja es la de algo incompleto, tal y como sucedió con la vida de la misma O’Connor y con lo que podría haber hecho ésta de no haber perdido su esforzada batalla contra la dura enfermedad.
NEW LIFE
Director: John Rosman
Reparto: Hayley Erin, Sonya Walger, Tony Amendola
Género: Terror
Amantes del terror duro con elementos de ciencia-ficción y alusiones al ‘body horror’, regocíjense, porque desde este viernes, el Lumiere Cinema at the Music Hall exhibirá “New Life”, una cinta sobresaliente que no decepcionará ni por asomo a los fanáticos de David Cronenberg, pero que cuenta con personalidad propia, trasciende varias barreras comunes y merece ser incluida desde ya entre los mejores estrenos del género en lo que va del año. El filme se encontrará también disponible desde el mismo día en calidad de ‘streaming’.
Aquí, Jessica Murdock (Hayley Erin) es una joven mujer que se encuentra escapando evidentemente de algo o de alguien, lo que lleva a recorrer diferentes parajes de la geografía estadounidense mientras es perseguida por una mujer mucho mayor, Elsa Gray (Sonya Walger), quien parece trabajar para una agencia gubernamental y que tiene sus propios problemas personales. Al comienzo, no sabemos casi nada de lo que las motiva o entendemos bien lo que está sucediendo; pero el paso de los minutos y la incorporación creciente de ‘flashbacks’ empiezan a dibujar poco a poco un cuadro cada vez más completo.
Sin intención de caer en ‘spoilers’, adelantaremos que el asunto más serio tiene que ver con un virus de carácter apocalíptico que afecta de manera especialmente dramática a cualquiera que entre en contacto con quien lo lleva, lo que, eventualmente, se traducirá en escenas escalofriantes y cargadas de ‘gore’ que recuerdan las que vemos en historias de zombis.
Sin embargo, y tomando en cuenta que la cinta dura menos de 1 hora y media, el director y guionista debutante John Rosman emplea una generosa porción de tiempo para llegar a ese punto, lo que le permite desarrollar a sus personajes y ofrecernos una propuesta particularmente original que, antes del estallido de sangre, coquetea con el ‘thriller’, las historias de espionaje y hasta los dramas familiares de tipo independiente.
Pese a que esta es su ópera prima, Rosman maneja la puesta en escena con solvencia y sentido de la atmósfera, logrando incluso darle un nuevo sentido a la canción “Like a Rolling Stone” de Bob Dylan. Tampoco se ve perjudicado por las excelentes actuaciones de sus dos protagonistas, quienes, hasta el momento, han figurado básicamente en series televisivas, pero que merecen definitivamente una mejor suerte en la pantalla grande.
LOST SOULZ
Directora: Katherine Propper
Reparto: Sauve Sidle, Alexander Brackney, Malachi Mabson
Género: Drama musical
Habíamos visto ya incontables variantes de la ‘road movie’, ese género fílmico que encuentra a un grupo de personas desplazándose sobre un vehículo a lo largo de un territorio más o menos extenso y que puede por lo tanto albergar a toda clase de personajes. Pero no recordábamos haber estado expuestos a una historia como la que se cuenta en “Lost Soulz”.
En esta cinta independiente, que se estrena el viernes en Laemmle Noho 7, el recorrido se produce entre Los Ángeles y El Paso, destino final de un ‘crew’ hip hopero con cierto nivel de fama que acaba de sumar a sus filas a Sol (Suave Sidle), un rapero amateur pero talentoso al que el mismo grupo acaba de conocer en una fiesta. Como es de esperarse, el viaje no será necesariamente perfecto, debido a las diferencias de personalidad, los trastornos de conducta de algunos de los involucrados y el uso constante de alcohol y de drogas.
“Lost Soulz” acierta particularmente al presentarnos a un equipo de MCs tan variopinto como llamativo, en el que figuran afroamericanos -como es el caso de Sol y de Loko (Tauran Ambroise)-, dos blancos -Seven (Aaron Melloul) y Mao (Alexander Brackney)- y al menos dos latinos -Froggy (Micro TDH) y Nina (Krystall Poppin).- La combinación se siente sincera y realista, y el guión de Katherine Propper, quien también dirige, esquiva la carta fácil del racismo como materia de enfrentamiento.
Las que sí parecen intervenir en las peleas que empiezan a generarse de pronto son las diferencias de clase, de educación y de perspectivas ante la vida, aunque, antes de eso, el filme ofrece numerosas escenas celebratorias donde los jóvenes protagonistas se unen en completa armonía para improvisar letras y darle vida desde la raíz a canciones nuevas.
Llega un momento en el que la historia se vuelve repetitiva, sin la posibilidad de arribar a un desenlace convincente ni de llevarnos a conocer de cerca a todos los participantes; pero la impresión general es sumamente positiva, marcada por una sucesión de grandes actuaciones (nadie está fuera de lugar) y por una banda sonora incidental que se va fabricando sobre la marcha, ante nuestros ojos y nuestros oídos. Y eso es más que suficiente para darle crédito a una ópera prima.
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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.