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CRÍTICAS. Sabor latino para los Transformers, un Frankenstein afroamericano y otros estrenos en cines

Seguimos inmersos en la indecisión climática propia del mes de junio, pero, para los estudios, el verano ya está en curso, lo que significa que la cartelera empieza a recibir algunas de las superproducciones más costosas del año. Claro que, a su lado (y en muchas menos salas), existe siempre la posibilidad de asistir a la exhibición de otra clase de propuestas.

TRANSFORMERS: RISE OF THE BEASTS

Director: Steven Caple Jr.

Reparto: Anthony Ramos, Dominique Fishback, Ron Perlman

Género: Ciencia ficción / Acción

Lo que siento ante la interminable saga cinematográfica de los Transformers es similar a lo que me sucede con la de los Rápidos y Furiosos: las películas han sido tantas, y el asalto visual es tan intenso en ellas, que no las disfruto mucho ni trato de recordarlas en detalle, lo que tiene además sentido en vista de que el desarrollo dramático de sus personajes suele ser muy pobre.

Claro que la de los robots gigantes del espacio que se convierten en automóviles tiene al menos la virtud (porque es una virtud, ¿verdad?) de haber cambiado de personajes humanos cada cierto tiempo, lo que le ha dado cierta diversidad en medio de la monotonía que pueden provocar sus ruidosas escenas de acción. Y eso nos ha permitido conocer a héroes de distinto calibre, encomendados a intérpretes como Shia LaBeouf, Mark Walhberg y Hailee Steinfeld (protagonista de “Bumblebee”, el spin-off de 2018 que sigue siendo la mejor entrega de la serie debido a su contención, su sentido del humor y el sensible desempeño de la actriz).

En ese sentido, “Transformers: Rise of the Beasts”, que se encuentra en salas desde este jueves, cuenta no solo con la novedad de cambiar nuevamente de reparto, sino que pone claramente la mira en la audiencia latina y en la afroamericana. Además de hacer uso de una banda sonora llena de éxitos hiphoperos de los ‘90 (porque la historia se desarrolla en esa época), recurre a dos personajes principales que corresponden a estas categorías: Noah Diaz (Anthony Ramos), un exmilitar neoyorquino de probable ascendencia boricua que tiene que recurrir a la delincuencia ante la falta de trabajo, y Elena Wallace (Dominique Fishback), una investigadora de artefactos de un museo cuyo talento es explotado descaradamente por su superiora blanca.

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Pese a que la inclusión de estas figuras es ciertamente saludable y va de la mano de esos añadidos a la mitología de los Transformers que se han hecho desde la primera cinta de 2007 (en la serie televisiva original, los humanos eran completamente intrascendentes), Noah y Elena aparecen eventualmente juntos pero no tienen ninguna interacción productiva ni muestran química entre ellos, algo que no debería ocurrir pese a que se ha anunciado ya que este es el inicio de una nueva trilogía en la que se podrán desarrollar mucho más estas circunstancias.

Por otro lado, de manera individual, la historia de Elena es la más débil, mientras que la de Noah, sin ser necesariamente fascinante, cuenta con muchos más detalles y nos coloca de manera convincente en medio de un barrio popular neoyorquino de hace tres décadas, donde se nos presenta además a su hermano menor Kris (Dean Scott Vázquez) -quien tiene una intervención importante- y a su madre Brianna (Lauren Vélez) -que es una madre soltera y muy trabajadora-.

Visualmente, “Rise of the Beasts”, que ha sido dirigida por Steven Caple Jr. -conocido mayormente por su labor en la sólida “Creed II” (2018)-, se ve beneficiada por un estilo mucho menos aparatoso que el de Michael Bay, realizador de las cinco entregas iniciales. El nuevo tratamiento permite entender de mejor modo las inevitables e interminables secuencias de pelea, protagonizadas no solo por Optimus Prime, Bumblebee, Noah y Elena, sino también por los recién llegados Mirage, Optimus Primal y Nightbird, entre otros.

Como peruano que soy, no me disgustó tampoco el amplio uso de locaciones reales de mi país, como la ciudadela incaica de Machu Picchu, las calles de Cusco y varias zonas de la Amazonía. Esto favorecerá sin duda el interés general en estos parajes maravillosos, más allá del uso caprichoso y no del todo lógico que se hace de ellos; y como lo indican los créditos finales, requirió del empleo masivo de trabajadores locales.

THE ANGRY BLACK GIRL AND HER MONSTER

Director: Bomani J. Story

Reparto: Laya DeLeon Hayes, Denzel Whitaker, Chad Coleman

Género: Terror / Ciencia ficción

Más allá de haber sido llevada a la pantalla en numerosas adaptaciones que han sido más o menos fieles a su origen, la novela de “Frankenstein” ha sido objeto de numerosas producciones que la han tomado como referencia para seguir caminos propios, como ha sido el caso de “Re-Animator” (1985), “Edward Scissorhands” (1990) y “May” (2002).

Por ese lado, “The Angry Black Girl and Her Monster”, que se podrá ver desde este viernes en Laemmle Glendale y Harkins Theatres Chino Hills, y que se lanzará ese mismo día en Video On Demand, es la primera cinta que recuerdo en lo que respecta al empleo directo de la premisa presente en el clásico de Mary Shelley para aludir a la experiencia afroamericana contemporánea. Y aunque no alcanza la plenitud de su potencial (la falta de presupuesto es más que evidente), posee la suficiente originalidad, vitalidad, calidad y garra como para convertirse en un trabajo de culto.

Aquí, Vicaria (Laya DeLeon Hayes) es una adolescente de enorme inteligencia que vive en una zona urbana plagada de delincuencia, drogadicción y abusos policiales, y que se encuentra marcada por la muerte de dos integrantes de su familia debido a actividades vinculadas a las pandillas. Esto la lleva a decidir que la muerte es una enfermedad que puede curarse, lo que la mete primero en problemas con su maestra de escuela (que es evidentemente racista) y la conduce más adelante a resucitar a su hermano Chris (Edem Atsu-Swanzy) mediante un ambicioso experimento eléctrico que implica el uso de diferentes partes humanas.

Pese a que el proceso ‘frankensteniano’ es lo de más fantasioso y a que las acciones de ‘El Monstruo’ caen plenamente en terrenos del terror, la película maneja por otro lado una tendencia hiperrealista que la lleva a cuestionar la situación en la que se encuentran las comunidades menos favorecidas de los Estados Unidos y a hacer interesantes comentarios políticos. Además, las actuaciones son sobresalientes, empezando por la de Hayes, siguiendo por la de Denzel Whitaker -quien logra darle matices humanos al implacable traficante local Kango- e incluyendo la de Chad L. Coleman, quien interpreta a Donald, el atormentado padre de la protagonista.

THE SECRET KINGDOM

Director: Matt Drummond

Reparto: Sam Everingham, Alyla Browne, Alice Parkinson

Género: Fantasía / Aventura

Cuando una producción claramente independiente y de bajo presupuesto que se estrena en salas selectas se compara en sus materiales promocionales con títulos de la talla de “The NeverEnding Story” (1984) y “Labyrinth” (1986), sabes que debes aproximarte a ella con mucha cautela.

“The Secret Kingdom”, que se podrá ver desde este viernes en el Laemmle Glendale y que se lanza el mismo dia en Video On Demand, se encuentra en efecto limitada por las circunstancias descritas; pero, afortunadamente, logra salir adelante debido a su creatividad, su ambición, su adhesión a los postulados clásicos de la fantasía y la implementación de una idea original proveniente de Matt Drummond, quien además de ser el director, funge de guionista.

Esta cinta australiana, que se desarrolla en los años ‘60 y que nos presenta a dos niños que terminan sin quererlo en un mundo subterráneo de incalculables dimensiones tras recibir un artefacto misterioso, no da siempre en el blanco en lo que respecta al área de los efectos especiales. Hay algunas escenas puntuales (como es el caso de una gran batalla) poco convincentes, incluso con el uso de la CGI.

Pero, por otro lado, hay momentos que funcionan de manera inesperada, sobre todo en lo que respecta a la exhibición de esas criaturas fantásticas que lucen a veces de modo mucho más artificial en las superproducciones hollywoodenses. No faltan ni los colores vibrantes ni las atmósferas sugestivas, aunque la puesta en escena se encuentra desprovista del dinamismo requerido en esta clase de propuestas.

A pesar de que estamos ante una historia original, no hay nada realmente novedoso en el plano narrativo; de hecho, lo que se cuenta tiene elementos que nos remiten constantemente a otras aventuras similares, incluyendo las que se presentaban en los títulos arriba citados y extendiéndose a “The Wizard of Oz” y hasta “Star Wars”. Sin embargo, el resultado final no debería decepcionar al público infantil (que es sin duda el destinatario inmediato del filme) ni causar malestar entre los adultos que se animen a verlo, sobre todo si se dejan llevar por la inevitable nostalgia que esto genera.

LYNCH/OZ

Director: Alexandre O. Philippe

Género: Documental

Es su culpa. Al negarse constantemente a dar explicaciones sobre el significado de sus películas, David Lynch se ha visto expuesto a toda clase de teorías -muchas de ellas descabelladas- sobre los misterios que existen tras sus complejas creaciones. “Lynch/Oz”, el fascinante documental que se estrena este viernes en Laemmle Monica Film Center, Los Feliz 3 y Vidiots, cae también de manera frecuente en el plano de la especulación; pero presenta al menos especulaciones razonables de personas que merecen ser escuchadas.

Dividido en segmentos separados por esas cortinas ondulantes que son típicas en la filmografía del maestro del cine, el filme de Alexandre O. Philippe le da voz a seis cineastas contemporáneos que admiran al autor de “Wild at Heart” (1990). Además de lanzar sus propias teorías sobre la influencia incuestionable ejercida por la versión fílmica de “The Wizard of Oz” de 1939 en la carrera entera de Lynch, estos realizadores hablan de sus propias formaciones artísticas, de la relación que tienen con el susodicho y, en general, de producciones cinematográficas de todos los tiempos que se vinculan a la misma estética alucinada, mientras son acompañados por imágenes procedentes de esos trabajos.

Todo lo que se dice es de interés para cualquier cinéfilo que se precie de serlo, aunque hay momentos más apasionantes que otros, por supuesto. Si la intervención de John Waters (“Hairspray”) viene cargada de anécdotas simpáticas y de referencias a la represiva década de los ‘50, la de David Lowery (“A Ghost Story”) convence por su análisis de la evolución visual en las obras de directores clásicos y el modo en que conecta las tendencias cinematográficas de distintas épocas.

Y hay que prestarle mucha atención a la dupla creativa de Aaron Moorhead y Aaron Moorhead (“The Endless”), quienes extienden la influencia del título clasico de Victor Flaming a las obras del mexicano Guillermo del Toro y el español Luis Buñuel, además de repasar el inquietante uso de ‘doppelgangers’ y realidades paralelas en las cintas de Lynch.

El mismo homenajeado da solo la cara a través de fragmentos breves de entrevistas del pasado y declaraciones puntuales que no se hicieron para este documental; en ese sentido, “Lynch/Oz” está lejos de ser una película adecuada para un espectador casual. Pero quienes tengan un interés desarrollado en el séptimo arte disfrutarán mucho de su visionado y, por más fans que sean de Lynch, aprenderán definitivamente algunas cosas y se verán inspirados a revisar o a ver por primera vez películas que pasaron quizás por alto.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.