Crónica de un Sabor Anunciado: La cocina en la vida de García Márquez, Parte 1

Gabriel García Márquez y la gastronomía, una estrecha relación que duró hasta el último de sus días. El escritor colombiano, ganador del Premio Nobel de Literatura, siempre estuvo vinculado con las costumbres y tradiciones de su tierra natal. Para quienes hayan tenido el privilegio de leer algunas de sus obras, esto se veía plasmado en cada párrafo de sus novelas. Una descripción precisa y muy honesta de la realidad que por muchos años lo marcó. La gastronomía fue sin duda una pieza clave, una metáfora para aterrizar la fantasía en la realidad.

Gabriel García Márquez y la gastronomía: un vínculo eterno

García Márquez nació con el don de la observación, un privilegio que se complementó con el paso del tiempo con la gran habilidad de escribir. Para el colombiano y su estilo de escritura elementos como el paisaje y la comida fueron la esencia de su realismo mágico. Ingredientes que permitieron adornar sus increíbles escenarios y hacerlos más realistas. 

García Márquez tuvo una estrecha relación con la gastronomía de su región natal
García Márquez tuvo una estrecha relación con la gastronomía de su región natal

Foto: García Márquez demostró en varias ocasiones lo relevante que era la comida para su persona y para sus obras, un recurso literario que le ayudo a dar mayor realidad a sus historias/ BBC

En libros como Crónica de una muerte anunciada, García Márquez utilizó la comida, los productos y las costumbres como parte de su narrativa. 

“El obispo no se bajó del buque. Había mucha gente en el puerto además de las autoridades y los niños de las escuelas, y por todas partes se veían los huacales de gallos bien cebados que le llevaban de regalo al obispo, porque la sopa de crestas era su plato predilecto. En el muelle de carga había tanta leña arrumada, que el buque habría necesitado por lo menos dos horas para cargarla. Pero no se detuvo. Apareció en la vuelta del río, rezongando como un dragón, y entonces la banda de músicos empezó a tocar el himno del obispo, y los gallos se pusieron a cantar en los huacales y alborotaron a los otros gallos del pueblo”.

La sopa de crestas de gallo, una receta que se cree que inventó con la intención de plasmar parte de la gastronomía caribeña de aquella época. Más adelante la llevaría a cabo, pues era un gran amante de la cocina. 

Del Amor y Otros Manjares: La Unión de la Gastronomía y la Imaginación 

La famosa gastronomía peregrina que impregnó en su libro Doce Cuentos Peregrinos fue la oportunidad de dar a conocer y referenciar platillos de la cocina colombiana. En este libro descubrió parte de la identidad latinoamericana a través de sus diversas gastronomías. 

García Márquez y la comida
García Márquez y la comida

Foto: El escritor colombiano era un orgulloso de la gastronomía costeña, algo que plasmó en varias de sus obras/ Centro Gabo

García Márquez demostraba su profundo amor por la cocina costeña, una región de Colombia que goza de una riqueza gastronómica diversa. La cocina de la nostalgia, una serie de costumbres y tradiciones que el escritor añoraba hasta sus últimos días. 

“El Che Guevara decía que la nostalgia empieza por la comida, y la verdad es que a mí siempre me empieza la nostalgia por el sancocho, por la carimañola, por el bocachico, por la arepa de huevo… la arepa de huevo es algo absolutamente fantástico. ¡A quién se le ha ocurrido en otra parte del mundo tener un huevo dentro de una empanada! Eso es absolutamente fantástico.”

La realidad es que para el escritor colombiano, la cocina del Atlántico fue su primer amor. La gran oportunidad de entender el mundo y eso lo dejó plasmado en sus diversas publicaciones. Partes de esos momentos clave de su vida están escritos en sus más grandes obras. Un acto que hace más personal su trabajo y que brinda una visión más honesta. 

el platillo favorito de Gabriel García Márquez
el platillo favorito de Gabriel García Márquez

Foto: Una gastronomía diversa y llena de sabor, que lo cautivó desde su infancia gracias a su abuela/ Centro Gabo

Como su amor por el pescado frito, uno de los platillos icónicos de la gastronomía caribeña. García Márquez demostró inclusive su preocupación por la perdida de las tradiciones culinarias de la costa:

Hay algo que se ha perdido en la Costa: la manera de freír el pescado. Ya no encuentras tú un restaurante donde te vendan pescado frito como verdaderamente se fríe el pescado. Entre otras cosas, porque es anticomercial. La forma correcta de freír el pescado es como lo hacen en Ciénaga, que es de este modo: se llena el caldero completamente de manteca de puerco. Cuando la manteca esté hirviendo, se fríen las postas una por una. Nunca todas juntas. Una por una. Es cómo queda perfecto el pescado frito. No se desmorona. Queda compacto y con todo su jugo propio y sin grasa.”

El periodista y escritor colombiano, Gabriel García Márquez, demuestra el impacto que puede tener la gastronomía, no solo en el ámbito profesional, sino en el desarrollo como persona. Alrededor de este icónico personaje existen cientos de historias relacionadas con la comida, seguiremos explorando cada una de ellas. 

“El amor es tan importante como la comida, pero no alimenta”.