¿Cuáles son los efectos secundarios de los corticoides y cómo se pueden disminuir?
Si en algún momento el médico te ha recetado la toma de corticoides, tal vez te hayas planteado cuáles son los aspectos que debes tener muy en cuenta cuando te pautan estos medicamentos. Es fundamental seguir las indicaciones pautadas por el especialista, que será quien nos dé las recomendaciones básicas para una ingesta segura y eficaz, que ayude a resolver el problema médico en cuestión.
“Los glucocorticoides, también llamados corticoides o corticosteroides, son fármacos potentes, derivados de la hormona cortisol producida por la glándula suprarrenal. Los corticoides se utilizan, frecuentemente, como parte del tratamiento de enfermedades de origen inflamatorio, alérgico, el asma, lupus, problemas renales o hepáticos, así como muchas enfermedades que cursan con inflamación”, nos explica la farmacéutica Mar Sieira, que ha resuelto algunas de las dudas sobre este medicamento.
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Diferentes tipos de corticoides
Así, la farmacéutica nos explica que nuestro organismo produce corticoides de manera natural en forma de hormonas secretadas por las glándulas suprarrenales y cuyas funciones son varias:
Controlan el equilibrio de las sales y el agua.
Controlan la secreción hormonal de la glándula pituitaria.
Poseen efecto antiinflamatorio natural.
Actúan en la síntesis de la glucosa y sobre el metabolismo de las proteínas.
Intervienen en la distribución de las grasas en nuestro organismo.
“Por otro lado, existen los corticoides sintéticos, que son formulados en el laboratorio y dan lugar a diversos fármacos como la prednisona, prednisolona, metilprednisolona, dexametasona… estos son utilizados para procesos inflamatorios que no estén causados por infecciones. La cortisona fue el primer corticoide sintetizado en 1944”, nos explica.
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Distintas formas de administración
Los corticoides se administran de muchas formas distintas, según la afección que quiera tratarse:
Por vía oral. Pastillas, cápsulas o jarabes ayudan a tratar la inflamación y el dolor asociados con ciertas afecciones crónicas, como la artritis reumatoide y el lupus.
Por inhalación. Ayudan a controlar la inflamación asociada con el asma y las alergias nasales.
En forma de gotas para los ojos.
Tópicamente. Las cremas y los ungüentos pueden ayudar a curar muchas afecciones de la piel que cursan con urticaria o inflamación.
Vía intravenosa. Esta forma de administración se utiliza a menudo para tratar los síntomas musculares y articulares, como el dolor y la inflamación de la tendinitis.
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Posibles efectos secundarios
Tal y como nos explica la farmacéutica, la gran mayoría de efectos secundarios ocurre en pacientes que hacen uso prolongado y con dosis altas de corticoides por vía oral o intravenosa. Sin embargo, esto no significa que otras formas de administración de corticoides estén libres de efectos adversos.
Entre los efectos adversos más comunes destacamos:
Aumento de peso.
Edema.
Hematomas.
Cicatrización lenta.
Acné.
Insomnio.
Aumento de los niveles de colesterol.
Consejos para disminuir sus efectos secundarios
Aliméntate de manera correcta, evitando picotear, frituras y comidas grasas. Es deseable llevar una dieta rica en calcio para fortalecer los huesos. Entre los alimentos ricos en calcio destacamos los lácteos (leche, yogures, queso fresco con menos contenido en grasas), acelgas, espinacas o brócoli.
Por su efecto sobre la osteoporosis, se recomienda realizar controles densitométricos para medir la masa ósea y su evolución.
Disminuye el consumo de sal, por su efecto hipertensor y de acumulación de líquidos. Además, una dieta baja en sodio mejora la absorción intestinal de calcio y contribuye a prevenir la hinchazón y la osteoporosis.
Recurre al ejercicio para controlar el peso y fortalecer los huesos y músculos. Se recomienda al menos caminar 30 minutos a buen paso al menos 5 días a la semana.
Evitar siempre el consumo de alcohol y tabaco.