Cuanto tus ojos te dan una señal de que tienes colesterol alto

El arco corneal o 'arcus senilis' puede aparecer como un arco por encima o por debajo de la córnea, o puede formar un anillo completo alrededor de la córnea. Si bien a menudo se considera benigno, particularmente en los ancianos, la evidencia sugiere que puede predecir enfermedades cardíacas en personas más jóvenes. (Foto: Getty)
El arco corneal o 'arcus senilis' puede aparecer como un arco por encima o por debajo de la córnea, o puede formar un anillo completo alrededor de la córnea. Si bien a menudo se considera benigno, particularmente en los ancianos, la evidencia sugiere que puede predecir enfermedades cardíacas en personas más jóvenes. (Foto: Getty)

La mayoría de nosotros usamos nuestros ojos para observar nuestro entorno, como las hojas otoñales que van del verde al dorado y al rojo o los pájaros que vuelan a nuestro alrededor en un paseo por la tarde. Pero también pueden darnos pistas de lo que sucede dentro de nuestro cuerpo. Más específicamente, un anillo blanco en los ojos alrededor de la córnea, llamado 'arcus senilis' o gerontoxon, podría ser una indicación de colesterol alto.

El arco senil es el nombre de un anillo blanco, gris claro o azuloso alrededor del borde de la córnea. Se manifiesta en aproximadamente el 70 por ciento de las personas que tienen más de 60 años y casi en el 100 por cien de los mayores de 85 años. El semicírculo tendrá un borde exterior nítido y un borde interior difuso, según Medical News Today, y se compone de sustancias grasas (conocidas como lípidos), principalmente colesterol.

De acuerdo con la Academia Americana de Oftalmología (AAO), comienza como un arco corto, de color, alrededor de la parte superior o interior de la córnea que puede hacer que tu iris parezca de dos colores distintos, cuando en realidad se trata de una decoloración de la córnea. Más adelante, esos dos arcos pueden conectarse y formar un anillo completo alrededor de la córnea.

El 'arcus senilis' aparece como consecuencia de la acumulación de depósitos de grasa de cierta profundidad en el borde de la córnea. Lo curioso es que, por lo general, el anillo debuta en adultos mayores, y en estos casos, no está relacionado con altos niveles de colesterol. Casi todos tendremos arco senil, ya que se considera un síntoma del proceso normal de envejecimiento.

Sin embargo, a pesar de que el arco senil suele observar en adultos mayores (es más frecuente en hombres que en mujeres y en negros que en blancos), su prevalencia aumenta con la edad. Se asocia con hipercolesterolemia, alcohol, hipertensión (presión arterial alta), tabaquismo, diabetes, edad y enfermedad coronaria. Sin embargo, puede afectar a personas de todas las edades, incluso aparece al nacer.

Cuando el arco aparece en personas jóvenes y de mediana edad, sí puede estar relacionado con casos de colesterol alto y triglicéridos. Según expertos de la Clínica Mayo, estas personas con arco senil de forma prematura sufren de niveles de colesterol severos, y muchas veces es por una causa genética al haber sido transmitidos de padres a hijos: es lo que se conoce como hiperlipidemia familiar (HF).

La HF se caracteriza por una elevación muy significativa de los niveles de colesterol ‘malo’ (el colesterol ligado a proteínas de baja densidad, también designado por las siglas c-LDL), que se presenta desde el nacimiento, y se asocia a enfermedad cardiovascular a edades tempranas.

En España puede haber más de 190.000 personas afectadas por HF, 34 millones de personas en todo el mundo. Además, se calcula que la mitad de los hijos de los pacientes afectos pueden desarrollar esta patología.

No obstante, la mayoría de las personas con HF no se han diagnosticado ni se tratan de forma adecuada, a pesar de que los niveles de colesterol elevados suponen una auténtica “bomba de relojería” desde el punto de vista de la salud cardiovascular.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, las personas a los que se les detecta un anillo senil como consecuencia de un colesterol muy alto por hiperlipedemia familiar suelen tener 45 años o menos, y esta circunstancia se asocia también a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

En este punto, hay que aclarar que tener un arco senil no afecta negativamente a la visión, pero el 'arcus senilis' que resulta de los niveles altos de colesterol podría actuar como una señal visual para ayudar a evitar un ataque cardíaco o un derrame cerebral en el futuro, así que presta atención cuando estés frente al espejo por si ves aparecer un anillo gris alrededor de tus ojos. De ser así, no debes ponerte en lo peor. Recuerda que no todos los casos de arcus senilis están relacionados con el colesterol alto.

El oftalmólogo es quien suele diagnosticar el arco senil con una simple observación visual. En principio, el arco senil no produce síntomas ni problemas de visión, por lo que no debe preocuparnos ni precisa tratamiento.

No obstante, cuando aparece en personas jóvenes debemos estar alerta, ya que puede tratarse de un signo de colesterol anormalmente alto. Es más, a veces, los anillos de color alrededor del iris comienzan a aparecer en la niñez o en los primeros años de la edad adulta; es lo que se conoce como 'arco juvenil'. A diferencia del arco senil en los mayores, el arco juvenil puede ser signo de colesterol alto u otros problemas de salud.

Por eso es importante visitar al oftalmólogo para un examen ocular anual, que puede ayudar a dar una razón específica por la que se tiene un arco senil en uno o ambos ojos y lo que podría significar para la salud.

Los controles oftalmológicos son especialmente recomendables en los primeros años de la aparición del anillo, sobre todo para cerciorarse de que no se debe a alguna patología oftalmológica de gravedad como puede ser, por ejemplo, un proceso inflamatorio crónico, o descartar que se trate del efecto ocular de alguna rara enfermedad congénita.

Además, estos controles pueden alertar sobre la necesidad llevar a cabo un análisis de sangre con el objetivo de para determinar las cifras de lípidos, para así comprobar que estos se encuentran dentro de los niveles adecuados o, si no es así, valorar la necesidad de administrar algún fármaco para controlarlos.

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