Cuidado con creer que estos gestos con los ojos son simples guiños y muecas

Gestos como guiñar los ojos a menudo no necesariamente implica un problema de visión. La mayoría de las veces estos tics tienen un curso benigno y desaparecen en menos de un año. Si no es así, hay que investigar la causa. (Foto: Getty)

Puede que nunca te hayas parado a pensar que ciertos gestos tienen relación con la salud visual, y de que algunas veces nuestros ojos podrían estar avisándonos de una condición médica, pero así es.

Cuidar de la salud visual es importante ya que, a través de los ojos, recibimos una enorme cantidad de estímulos e información y es este sentido el que nos permite gozar de una mejor o peor calidad de vida. Por ello, debemos tratar con mimo nuestros ojos y hacerlo siempre desde edades tempranas.

Como adultos, es importante estar alerta a las distintas señales que pueden darnos y prestarles la atención adecuada ya que nos pueden ayudar a poner solución a futuros problemas que puedan aparecer a lo largo del tiempo.

La salud visual de los niños es algo que siempre debemos cuidar y es importante estar atentos desde el nacimiento para poder prevenir los problemas visuales que puedan surgir. Aunque pensemos que el niño es todavía muy pequeño, existen métodos de diagnóstico adaptados a las diferentes edades para poder conocer el estado de su visión” afirma el doctor Carlos Laria, director de la Unidad de Oftalmología Pediátrica de Clínica Baviera.

Por su parte, la pediatra Lucía Galán, apuesta por un buen diagnóstico en edades tempranas ya que “se estima que hasta un 30 por ciento de los fracasos escolares o problemas académicos se deben a defectos de visión no diagnosticados”.

Por este motivo, los profesionales nos recomiendan ser proactivos y estar atentos a la salud visual, tanto a la propia como a la del resto de la familia.

En este sentido, consideran que los padres deben observar el comportamiento de los niños para detectar señales de alerta de un posible problema visual. Que hagan muecas o guiños constantemente podría ser una de ellas.

Este tipo de tics oculares son muy comunes en los niños. Se estima que hasta un 20 por ciento de los niños los tendrán, siendo mucho más habituales en niños que en niñas.

Normalmente suelen comenzar hacia los 5-7 años, a veces antes y se pueden acentuar entre los 8-12 años. La inmensa mayoría de las veces tienen un curso benigno y autolimitado, es decir, se van solos en menos de un año. Así que, tranquilidad.

Sin embargo, otras veces no se pasa, por lo que no sería un tic o un simple gesto, sino que habría algo detrás. En estos casos conviene hacer una revisión oftalmológica para descartar problemas de visión o un patología oculta.

Existen otros gestos que podrían darte pistas y ayudarte a confirmar las sospechas de que se trata de un problema ocular. Por ejemplo:

  • Que giren los ojos.

  • Que se acerquen mucho a los libros o al televisor.

  • Que tengan los ojos rojos al final del día.

  • Que tengas dificultades de aprendizaje en el colegio.

  • Y que padezcan orzuelos de repetición u otras afecciones en los ojos de manera casi constante.

Si se diera cualquiera de estas circunstancias, se aconseja tomar una serie de medidas respecto al uso de la televisión, tablets o cualquier dispositivo electrónico, ya que puede afectar a la calidad del sueño, y por supuesto, la propia salud ocular.

Como sabes, limitar el tiempo de exposición y hacer descansos periódicos es fundamental. Además, los expertos en salud ocular advierten que los niños menores de dos años no deben usar pantallas. Entre los dos y los cinco años deben limitar su uso a una hora al día, y entre los cinco y los doce años a dos horas diarias.

También es importante usar las pantallas a la distancia adecuada. En este sentido, durante la lectura y escritura con móviles y tablets debe hacer una distancia de 35 centímetros; con portátiles, 40-45 centímetros; con el ordenador de sobremesa, unos 45-55 centímetros, y con la televisión, de 2 a 3 metros.

Otro error muy común es no tener luz ambiente; nunca se deben usar las pantallas como única fuente de luz. Recuerda que a la hora de leer en formato digital o papel o trabajar frente al ordenador, la luz que empleemos debe ser preferiblemente natural y directa evitando los reflejos.

En cuanto a la alimentación, llevar una dieta sana y equilibrada, rica en nutrientes con alto contenido en vitaminas A y C y minerales como el magnesio, ayuda al buen funcionamiento de las células del sentido de la vista.

Por otro lado, es importante disfrutar del aire libre. Realizar actividades fuera de casa con los niños no solo ayuda a disminuir el uso de dispositivos electrónicos mitigando los efectos que pueden tener en ellos las pantallas, sino que ayuda a ejercitar la visión lejana. Además, existen varios estudios que relacionan una menor exposición a la luz solar (menos de dos horas al día) con la posible aparición de la miopía.

Por tanto, aunque en principio el niño no presente ninguna alteración en la visión, es recomendable realizar la primera visita al oftalmólogo durante el primer año de vida. Actualmente existen métodos de diagnóstico adaptados a las diferentes edades de los niños para poder conocer cómo es el estado de su visión en las distintas etapas del desarrollo, sin necesidad de que el niño hable o colabore. Así que no importa que sea un bebé, si observas alguna anomalía, no dudes en llevarle al especialista.

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