Daryl Hannah ocultó al mundo un gran secreto para cumplir su sueño de ser actriz

Durante la década de los 80 Hollywood vivió un crecimiento masivo de jóvenes estrellas televisivas y cinematográficas que marcarían un antes y un después en la industria del entretenimiento. Y ahí, en ese grupo de nueva caras, se encontraba Daryl Hannah, quien con su cabellera rubio platino y profundos ojos azules se convirtió en un diamante en bruto para productores y directores. Su curioso protagónico en la película Splash junto a Tom Hanks interpretando a una sirena del siglo 20 la lanzó a la fama internacional en1984. Pero mientras el mundo la aclamaba y todos la querían en sus películas, ella vivía en silencio un problema de salud que no podía revelar.

Porque creía que si lo contaba su sueño de ser actriz se esfumaría. Muchos años después, con su carrera ya consolidada, confesó el secreto que guardaba desde la infancia y que ocultó para poder ser actriz.

MILÁN, ITALIA - 22 DE OCTUBRE: La actriz Daryl Hannah asiste a una sesión fotográfica para el lanzamiento de Netflix en el Palazzo Parigi el 22 de octubre de 2015 en Milán, Italia. (Foto de Stefania D'Alessandro/Getty Images)
MILÁN, ITALIA - 22 DE OCTUBRE: La actriz Daryl Hannah asiste a una sesión fotográfica para el lanzamiento de Netflix en el Palazzo Parigi el 22 de octubre de 2015 en Milán, Italia. (Foto de Stefania D'Alessandro/Getty Images)

Reunía todos los requisitos para convertirse en lo que fue, una de las actrices más cotizadas, deseadas y venerada en la meca del cine. Alta, guapa, misteriosa y con mucho encanto, llamaba la atención por su apariencia física para después convencer con sus interpretaciones, demostrando que era algo más que una rubia atractiva. Hizo sus pinitos en títulos como The fury o Blade Runner, pero no fue hasta su papel de sirena que dio el salto a la fama y su vida cambió para siempre.

Fama, dinero, alfombras rojas, novios muy conocidos, persecución de paparazzi, etc, etc, etc... Aquello era, literalmente, una vida aparentemente de película, el sueño que toda aspirante a actriz quisiera alcanzar donde todos los lujos, del calibre que fueran, estaban al alcance de su mano. Pero, nada más lejos de la realidad. Mientras todos celebraban el nacimiento de una gran estrella, ella sufría en silencio por algo que escondía al mundo. Esa fue la gran ironía para Daryl. Su sueño, ese con el que tantos fantasean, empezó a ser más difícil de lo que pensaba, porque, detrás de todos esos flashes y trajes de alta costura, había una joven aterrada que sufría un importante trastorno.

Lo ocultó, más que para ser famosa, para seguir actuando, sin imaginar que sus cualidades artísticas la llevarían tan alto. Años después Daryl confesó la razón de su angustia. De niña fue diagnosticada con autismo severo, una afección que impidió que su infancia fuera normal. “Mi timidez se acrecentó debido a mi condición Llegaba de la escuela y lloraba sin parar hasta quedarme dormida. Desde muy niña, me balanceaba de alante a atrás porque me calmaba", expresó a la revista The Australian Women's Weekly en 2015. "Los niños me hacían bullying y eso me hacía aislarme más. Pueden llegar a ser muy crueles cuando ven a alguien que no encaja y, desafortunadamente, esa era yo. No encajaba en ningún sitio", explicó.

Daryl aseguró que ser tan alta, delgada, tener nombre de chico, el pelo casi blanco y no ser muy comunicativa por su trastorno de personalidad influyó mucho en cómo la veían y trataban los demás. Una situación que no ayudó al problema que sufría, sino que lo agudizó. Los médicos por aquel entonces, hablamos de los 60 y 70, todavía no habían identificado lo que hoy se conoce como el Síndrome de Asperger. Fue cuando la actriz llegó a su adolescencia que los avances médicos determinaron lo que era esta condición y finalmente la joven fue diagnosticada con la misma.

Su vida podría haber sido otra mucho más traumática, cuenta Daryl, si su madre no hubiese dado uno de los pasos más importantes de su existencia. Los médicos de aquella época le recomendaron que ingresara a su hija en un internado, pero su progenitora se negó. "Ella me sacó de la escuela y simplemente me dejó vivir en mi mundo imaginario por un año y poco a poco me fui integrando en el mundo normal, por llamarlo de alguna manera", explicó en una entrevista con Dan Rather en su programa The Big Interview, en AXS TV. Hasta el día de hoy, la artista agradece infinitamente a su madre que la permitiera ser ella y no la dejara en una escuela de ese calibre donde, quizás, su situación habría empeorado.

Y entonces, en medio de tanta oscuridad, miedo e incertidumbre, esa niña tímida y diferente a todo el mundo descubrió lo que sería una tabla de salvación: la actuación. "Tenía 11 años cuando entendí que las películas no eran algo que pasaban en la realidad y que alguien lo grababa en una cámara. Cuando me di cuenta que era un trabajo que podía hacer, me encaminé en esa dirección. Salía del colegio a la hora de la comida y llamaba a agentes para conseguir trabajo", contó a la misma revista.

Era un mundo imaginario en el que podía ser otra persona distinta a sí misma, un espacio donde dar rienda suelta a su imaginación y crear todo lo que le viniera en gana. “Quería irme a vivir a la tierra de Oz y conocer al hombre de madera, al león cobarde y al espantapájaros. Quería ir a todos esos lugares. En realidad no porque quisiera ser actriz, sino porque tenía esa necesidad de transportarme físicamente a otras realidades", recordó de aquellos pensamientos mágicos en su cuarto.

Lo que en algún momento hubiese parecido una profesión inadecuada e imposible de acceder por su extrema timidez y su trastorno, se convirtió en una puerta abierta para ella. "Convertirme en actriz fue lo que me permitió escaparme a un mundo de fantasía. Cuando hice Blade Runner pensé 'ya está. Así es como puedo ser otra persona; actuando", compartió en una entrevista para el diario español EL PAÍS. Pero se le escapó un pequeño gran detalle que poco después tendría consecuencias en su carrera y en su vida. Daryl no contaba con que ser una primera actriz de Hollywood conllevaba cosas como la pérdida de privacidad, entrevistas constantes y apariciones públicas multitudinarias, tres situaciones que, con su condición, le hacía más mal que bien.

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Toda esa atención recibida por parte de tantos desconocidos, medios y demás, aunque era por admiración y respeto, a ella le recordaba a aquellos años en los que todos la veían como un bicho raro. "Tenía 25 años y aquello fue solo una ilusión. No había tenido en cuenta otros aspectos de la profesión como la promoción y lo que ésta conlleva. Vivía el hecho de ser el centro de atención como si fuera potencial objeto de las burlas de la gente. Cuando me miraban, pensaba que era porque se estaban riendo de mí", indicó al periódico español. En muchas ocasiones, la protagonista de películas como Wall Street y Too Much, trataba de huir de sus compromisos con la prensa y esos estrenos interminables llegando a hacerse con fama de antipática y algo antisociable por sus ausencias en este aspecto. También le trajo algún que otro disgusto con sus superiores. Atender a los medios formaba parte del contrato, pero a ella se le hacía grande.

Una vez más, Daryl trató de buscar la solución para no quedar mal y complacer a todos. Su imaginación, siempre su gran aliada, creó formas de transformar esa situación tan angustiosa en algo distinto. "Imaginaba que en vez de ir a una fiesta donde tenía que estar con un montón de personas y sentirme rara e incómoda, eran una gente que venía a mi propia fiesta. Que eran ellos los que se sentían incómodos y nerviosos ante la situación y tenía que darles la bienvenida para hacerles sentir mejor", reveló a la publicación la actriz de Sense8. Reconoce que no era fácil lidiar con los gritos de la gente, las luces brillantes y un sinfín de miradas apuntando a ella, pero era lo que había elegido, su profesión, así que había que buscar salida a esos demonios.

Lo soportó hasta su participación en Kill Bill, volumen 1 y 2. Después de ahí, en uno de los picos más altos de su carrera, decidió retirarse a su rancho en California lejos del mundanal ruido y los momentos incómodos. Sus apariciones públicas en televisión pasaron de ser por sus éxitos en la pantalla grande a sus arrestos por sus protestas contra el maltrato al medio ambiente. Defensora absoluta de la naturaleza y sus recursos desde siempre, Daryl se metió de lleno su papel de activista participando en protestas, manifestaciones y otros eventos contra las medidas del gobierno americano con el medio ambiente. La actriz de 61 años predica con el ejemplo y con lo que dice. De ahí que su casa esté llena de animales rescatados, tenga placas solares y su propio huerto con el que se abastece a sí misma y a otros vendiendo sus alimentos en mercados.

Curiosamente, esas protestas en defensa del mundo en el que cree, fueron, en sus propias palabras, una herramienta de ayuda fundamental en su condición. Salir a la calle a expresar su sentir con pasión y convicción le enseñó una de las mayores lecciones. "Ser una activista me ha mostrado cómo sacar mi energía al mundo en vez de enfocarme en mis miedos. Ojalá lo hubiera sabido cuando empecé, no habría gastado tanto tiempo en ser tímida", aseguro a la revista australiana.

Aún así reconoce que todavía le afectan los comentarios negativos ya que le hacen despertar aquel fantasma del pasado, sobre todo en las redes, donde sus detractores se ríen de su físico y cuestionan unas cirugías plásticas que asegura jamás se hizo.

"Envejecer es parte natural de la vida. La gente ve fotografías de mí y dicen : 'Mira esa cara horrible. ¿Qué te has hecho?'. Jamás me he hecho un lifting. Simplemente tengo arrugas... Siempre he tenido rasgos muy extremos", añadió. "Por qué creen que me he operado si estoy llena de arrugas y con papada?", explicó a El País con sentido del humor. La diferencia entre antes y ahora es precisamente esa, el manejo del asunto. La experiencia y los años le han dictaminado cómo abordar estas situaciones sin que le afecte hasta límites insospechados.

De ahí que sus apariciones en sus trabajos más recientes no supongan el nivel estrés del pasado. No es fácil, pero ya no le crea el nivel de ansiedad de aquel entonces. Es cierto que tanto tiempo apartada de los focos, en parte y según ella por formar parte de una lista negra de productores y directores al enterarse de su condición, ha hecho que aquellas masas que se le agolpaban pidiéndole fotos y autógrafos se hayan desvanecido, pero no le quita el sueño. Siempre le queda su rancho y sus animales, su mayor prioridad y el mundo real que ha creado ella misma, ese que ninguna historia de ficción puede superar.

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