David Beckham nunca ha recibido terapia a pesar de sufrir una depresión grave

David Beckham nunca ha recibido terapia a pesar de sufrir una depresión tan profunda que no podía comer.

El exfutbolista de 48 años, fue golpeado por los fans después de su expulsión en el partido del mundial de 1998 entre Inglaterra y Argentina, lo que lo llevó a ser culpado de la eliminación y lo convirtió en una figura odiada por el Reino Unido, que incluía una efigie suya colgada de un pub en Gran Bretaña.

Beckham reveló al Daily Telegraph que su educación, en la que le enseñaron a 'seguir adelante', en parte le llevó a nunca buscar asesoramiento para afrontar el trauma.

David, quien tiene cuatro hijos con su esposa, la ex cantante de las Spice Girls, Victoria Beckham, de 49 años, dijo sobre evitar abrirse sobre la depresión provocada por el incidente de 1998:

'Es algo que nunca admitiría, porque fui criado por un padre que , si le dijera: -Papá, hoy me siento un poco deprimido-, él habría dicho: -Chico, sigue adelante-. Pero estaba deprimido. No comía, no dormía. Vivía el día a día pensando en lo que vendría después. La gente decía que debería irme del país. Fue difícil'.

Añadió sobre el concepto de recibir ayuda de un terapeuta:

'La gente lo ha mencionado y creo que la terapia es una buena idea; hoy en día se oye más acerca de las estrellas del deporte que van a recibir terapia y lo mucho que ayuda. Pero crecí en el East End de Londres. Si le hubiera dicho a mi papá: -Necesito terapia-, él habría dicho: -¡¿Para qué?!- Así que agaché la cabeza y trabajé más duro'.

David, ahora uno de los dueños del equipo de futbol Inter Miami, ha sido un defensor de la salud mental durante años.

La primera vez que habló sobre su lucha contra el trastorno obsesivo-compulsivo fue en 2006, lo que lo llevó a apegarse a hábitos que incluyen el enderezamiento perfeccionista de objetos y la limpieza.

En su próximo documental de Netflix, titulado 'Beckham' que se estrenará este 4 de octubre, dice que pasa horas ordenando después de que su familia se va a la cama.

'Lo limpio tan bien que no estoy seguro de que mi esposa lo aprecie tanto, con toda honestidad. El hecho de que cuando todos están en la cama yo voy, limpio las velas, enciendo las luces en la posición correcta y me aseguro de que todo esté ordenado. Odio bajar por la mañana y hay tazas, platos y, ya sabes, tazones'.