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De la esclavitud a la Casa Blanca: la increíble historia de Elizabeth Keckly

WASHINGTON, DC - MAY 22: Actress Danielle Drakes, a tour guide at Ford's Theatre, leads a DC walking tour dressed as Mary Todd Lincoln's seamstress Elizabeth Keckly on May 22, 2010, in Washington, DC.       (Photo by Jahi Chikwendiu/The Washington Post via Getty Images)
Elizabeth Keckly hizo historia y hay tours de la Casa Blanca que narran su vida (Photo by Jahi Chikwendiu/The Washington Post via Getty Images)

Hay personas que hacen historia con su vida y Elizabeth Keckly es una de ellas. Es apasionante ver como, en tiempos de injusticia, racismo y esclavitud, el talento y la valentía de una mujer afroamericana cambiaron para ella, las reglas del juego.

En el caso de Elizabeth hablamos de un cambio de vida totalmente radical y es que pasó de ser esclava a ser modista, pero no una modista cualquiera sino la modista oficial de la Casa Blanca. Keckly diseñó el vestuario de la Primera Dama de Estados Unidos, Mary Todd Lincoln.

En 1868, Elizabeth quiso contarle la historia al mundo y eso creó una brecha en la unida relación que tenía con Mary Todd cosa que las perjudicó a ambas. Sin embargo, estas memorias llamadas “Behind the Scenes, Or, Thirty Years a Slave and Four Years in the White House” (Detrás de la escena o 30 años esclava y cuatro en la Casa Blanca” son una joya que nos permite conocer esta apasionante historia que también se recoge en la web de Historia de la Casa Blanca.

El simple hecho de que una mujer negra llegase a idear y publicar su propia obra ya es algo genial en dicho contexto histórico, además su libro está plagado de referencias cotidianas que dibujan y describen cómo era el mandato de Lincoln y su esposa de portas para adentro.

Elizabeth nació en Virginia en 1818, hija de una esclava llamada Agnes y un coronel de plantación llamado Burwell así que, muy probablemente, fue el fruto de una violación por parte del hombre a la mujer. Eli nació ya siendo esclava, afortunadamente, su madre Agnes estaba enamorada de otro hombre esclavizado llamado George que consideró a Elizabeth como si fuera su hija y siempre la cuidó y protegió.

Nuestra protagonista, creció en el entorno de la esclavitud y desde muy niña ya era sirvienta doméstica. De su madre aprendió a leer y escribir, cosa que no les estaba permitida pero que, por el “aprecio” que los Burwell le tenían, les fue concedida -hablar de esto ahora, revuelve el estómago- y también a coser.

Agnes era muy buena cosiendo ropa y Elizabeth aprendió ese hermoso arte que luego le cambiaría la vida. Aún así su vida era desgraciada, le pegaban y azotaban fuertemente con asiduidad por no cumplir con sus tareas como esperaban sus amos.

Sobre los siete años se tuvo que despedir del que consideraba su padre porque su amo le llevó al oeste, en apenas dos horas tras darle la noticia, se dijeron adiós y, tal como relata en su libro: “

Desafortunadamente, estos momentos felices fueron de corta duración. Un día, el coronel Burwell fue a la cabaña de los Hobbs y le entregó a la pareja una carta que decía que George debía unirse a su esclavizador en el Oeste. George tuvo dos horas para despedirse de su familia. Elizabeth relató los detalles de la dolorosa separación en sus memorias: “Puedo recordar la escena como si fuera ayer; cómo mi padre gritó contra la cruel separación; su último beso; su salvaje tirantez de mi madre contra su pecho; la oración solemne al Cielo; las lágrimas y los sollozos, la terrible angustia de los corazones quebrantados. El último beso, el último adiós; y él, mi padre, se había ido, se había ido para siempre”, nunca se volvieron a ver, pero se escribían por carta.

A los 14 años, Elizabeth se mudó a Carolina del Norte como esclava del hijo de Burwell, Robert. Allí fue azotada y violada con frecuencia durante años. En una de las violaciones quedó embarazada de su hijo George. Su calvario fue continuado hasta que en 1842 pudo volver a Virginia y reunirse con su madre, ambas se mudarían con su nuevo amo, Hugh Garland en 1847 a Missouri.

Aquí fue donde su vida empezó a cambiar, su madre ya era anciana y su dueño estaba en bancarrota así que Elizabeth se ofreció a ganar dinero para la familia con sus dotes de costurera que pronto hicieron que se corriera la voz y empezó a recibir pedidos de “las mejores damas de St. Louis”, la zona en la que vivía.

Garland tenía conexiones con la alta sociedad y eso hizo que Elizabeth se convirtiera en una empresaria de éxito durante 12 años. En 1850, James Keckly a quien había conocido años antes en Virginia, le pidió matrimonio pero ella no quiso casarse como esclava porque eso convertiría a sus futuros hijos también en esclavos.

Elizabeth fue valiente y le pidió a Garland comprarse a sí misma y a su hijo George, es decir, pagar por la libertad de ambos. Tras muchas discusiones entorno a ello, aceptó por 1.200 dólares y se casó con James Keckly aunque no le fue en absoluto fácil ahorrar esos 1.200 dólares para pagarle.

El 13 de noviembre de 1855, se convirtió en una mujer libre y con sus papeles de emancipación. Cuando fue libre, se divorció. Continuó trabajando como costurera y en primavera de 1860 se mudó a Washington D.C.

El presidente electo Abraham Lincoln llegó con el tiempo a Washington y, en las semanas previas a la toma de posesión, Margaret McClean, amiga de la Primera Dama, se acercó a Elizabeth y le pidió un vestido porque, al domingo siguiente, tenía una cita con el Presidente, también le pidió otro para Mary Todd.

Quedaron tan satisfechas que, la Primera Dama invitó a Elizabeth a la Casa Blanca y fue contratada como su modista oficial. En ese momento, le pidió que le tomara las medidas para un nuevo vestido y de ahí nació su estrecha relación que la convirtió en su modista personal tras tantos años de esclavitud y una vida llena de dolor y escasez pero también de superación y coraje.

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