De la Alta Costura al "Demi Couture", una opción sustentable y exquisita a la vez
La industria de la moda ofrece distintas categorías de producto que, con límites cada vez más diluidos, suelen ser manejadas con fluidez por los interesados en el tema, pero quizás para el consumidor masivo no están tan claras.
Así, tenemos la Alta Costura o Haute Couture, definida principalmente por corresponder a marcas exclusivas, aprobadas por la Cámara de la Unión de Alta Costura Parisina; el Prêt-à-Porter o Ready-to-Wear y las colecciones llamadas Resort y Pre Fall son las alternativas de las grandes marcas para llegar a más consumidores; y por supuesto, el Fast Fashion, considerado como una de las ramas de la industria de la moda más contaminantes para el medio ambiente, según un reporte de la ONU.
En un lugar medio de esa clasificación, se ubica el Demi Couture, un movimiento estético que no es tan costoso y exclusivo como la Alta Costura, pero no es tan asequible como el Fast Fashion. De hecho, se contrapone a este por plantear una forma distinta de trabajar, empleando técnicas artesanales en pequeños talleres.
Esta reciente categoría de la moda surge como una alternativa para los consumidores que buscan prendas a la medida, con finas técnicas y materiales que le otorgan mayor calidad; pero también representa un gran paso hacia un cambio contundente que da un sentido más profundo al consumo de moda, el cual ya viene apuntando hacia una tendencia más inclusiva y consciente del entorno.
Carolyn Aldana, fundadora y profesora del Instituto Cecrea en Madrid, España, explica que para identificar el Demi Couture debemos tomar en cuenta que no es ropa producida en serie, máximo podemos encontrar cuatro repeticiones de un mismo modelo; la excelente calidad de los materiales; y que está confeccionada a mano o tiene muchos detalles artesanales.
“Las casas de alta costura han lanzado dentro de sus colecciones Prêt-à-Porter vestidos simulando lo que es Demi Couture, lo llaman Pre Couture, pero el primero es desarrollado por diseñadores independientes que no siguen tendencias sino que son fieles a su libertad creativa. Tiene que ver más con lo que podemos llamar diseño de autor”.
Tanto en Latinoamérica como en Europa hay muchísimas marcas y diseñadores que utilizan las técnicas de Demi Couture, resaltando sus valores artesanales y creativos, que además constituyen con su trabajo una disminución del impacto ambiental que ejerce la industria de la moda.
En este sentido, Aldana destaca la relación del Demi Couture con la sustentabilidad por varias razones: “Al desarrollarse en pequeños talleres, se disminuye el uso de maquinarias y técnicas de estampado contaminantes; se evita el sobreinventario porque no hay producción en masa; y la mano de obra tiene óptimas –y legales- condiciones de trabajo, de manera que esta categoría ofrece una alternativa importante para un consumidor que quiere ropa de calidad bajo estos principios”.
Aunque el concepto del Demi Couture implica costos finales muy superiores en relación al Fast Fashion, es, en definitiva, una oportunidad para emprendedores de la moda y sus países pues también se genera un impacto económico positivo en las comunidades, resultando en fuentes de empleos dignos, y creando consciencia de consumo y valores relacionados con ser parte de iniciativas constructivas.
Para los diseñadores es un espacio para ser muy creativos, detallistas y la ocasión perfecta para salir de un exigente sistema que, tal vez, ya va luciendo obsoleto para las nuevas generaciones. Romper moldes siempre arroja buenos resultados.
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