Debra Winger: la actriz que dijo "no" a Hollywood hoy clama contra el racismo

Tan famosa por sobresalir en su profesión como por alejarse de ella, Debra Winger adoptó la figura de un mito. Cuando hace 25 años, en la cima de su popularidad y con tres nominaciones al Oscar decidió decir "no" a Hollywood, la actriz cuestionaba el cine comercial y el papel que la industria daba a las mujeres en la pantalla. La intérprete que hoy clama contra el racismo y la violencia policial en su país protagonizaba así una elección con guion propio.

Dueña de un magnetismo y un dominio escénico que la convirtieron en una figura codiciada en el cine de los 80 y los 90, la actriz de hoy 65 años y nacida en Ohio se inició en la actuación a los 20.

De notable carácter y con una voz activa en los rodajes que la llevó a sumar críticas entre sus compañeros, Winger inmortalizó su imagen en icónicas escenas, desde la sensual doma de un toro mecánico en Urban Cowboy junto a John Travolta o su salida en brazos de Richard Gere en Reto al destino, a papeles junto a Robert Redford en Peligrosamente juntos o Anthony Hopkins en Tierra de penumbras.

El nombre de la intérprete trascendió tanto por sus sonadas enemistades con compañeros de reparto como Shirley MacLaine o el propio Gere como por la rebeldía con la que la asociaban otras colegas de Hollywood, entre ellas Bette Davis, que veía en Debra "algo" de su propio espíritu.

En 2002, todavía lejos de la irrupción del movimiento #MeToo, Sharon Stone, Melanie Griffith, Whoopi Goldberg, Meg Ryan y otras renombradas intérpretes reflexionaban en el documental que Rosanna Arquette tituló Buscando a Debra Winger, acerca de los temas que ésta sentó, de cierto modo y con su decisión, en relación al lugar que la industria del cine daba a las mujeres.

Winger se alejó del mundo de la fama, no sin temores, para encarar un camino propio, en el marco de una vida que tuvo un comienzo casi de película.

Ser actriz: una decisión tras un accidente que la dejó ciega

Nacida como Mary Debra Winger en el seno de una familia de judíos ortodoxos, pasó su adolescencia en un kibutz de Israel, donde realizó el servicio militar obligatorio. Al regresar a Estados Unidos y con 18 años, sufrió un accidente de tránsito al caerse de la parte trasera de una camioneta mientras trabajaba para un parque temático en California, que la llevó a perder la visión y la movilidad durante un año. Según cuenta en su libro de memorias, Undiscovered (2008), la empresa para la que operaba le había advertido que era ella la responsable del costoso disfraz que utilizaba para su empleo. "Iba en la camioneta y cuando vi deslizarse el disfraz, me paré para alcanzarlo. En ese momento, el conductor se desvió y salí volando hasta golpear con el asfalto", recuerda. Más tarde, se despertó en un hospital con una hemorragia cerebral. Al recuperarse de aquél episodio, decidió que quería dedicarse a la actuación.

Winger dio sus primeros pasos en el mundo de la publicidad y su debut en la gran pantalla fue en Slumber Party '57, a partir de lo cual sería contratada para participar en la popular serie televisiva estadounidense La mujer maravilla (1975-79), en la que interpreta con notable éxito a Drusilla, la hermana menor de la protagonista. Sin embargo rechaza formar parte de la remake: su objetivo era el cine.

Reto al destino y su salto al estrellato

Su primer papel importante llegó con la exitosa película Urban Cowboy (1980), dirigida por James Bridges, tras ser elegida entre 200 candidatas y en la que encarna a una osada joven que conquista a Bud Davis, el vaquero al que da vida John Travolta. Este trabajo le valió dos nominaciones a los Globo de Oro. Su segundo protagónico llegó junto a Nick Nolte en el filme Cannery Row, sustituyendo a Raquel Welch y demostrando un talento poco convencional que disparaba su ascenso al estrellato.

Dos años más tarde, protagoniza Reto al destino (1982) junto a Richard Gere, convertida en una chica de clase trabajadora que enamora al piloto. La película fue un éxito de taquilla y le valió su primera nominación al Oscar. A pesar de ello, la actriz confesó luego arrepentirse de ese papel.

En 1983, su conmovedor rol como la hija de Shirley MacLaine en La fuerza del cariño, de James L. Brooks, compartiendo reparto con Jack Nicholson, le supuso su segunda nominación al Oscar. En 1986, trabaja en Peligrosamente juntos, con Robert Redford; al año siguiente, en La viuda negra; en 1991 se pone a las órdenes de Bernardo Bertolucci junto a John Malkovich en Refugio para el amory en 1993 llega su tercera nominación al Oscar por Tierras de penumbra, que protagonizó junto a Anthony Hopkins. En el medio rechazó papeles en proyectos prometedores, como Un equipo muy especial, con Tom Hanks y Madonna, tras negarse a trabajar con la reina del pop. Luego llegaría Olvidate de París (1995), junto a Billy Cristal, y su decisión de alejarse del cine.

Su enemistad con Richard Gere y Shirley MacLaine

Cuando la actriz se propuso abandonar la industria, las ofertas de trabajo no cesaban para quien ya era considerada una artista de excelencia, que sin embargo se había forjado la fama de ser una persona exigente que expresaba sus pareceres sin filtro, algo renegada y difícil a la hora de trabajar.

Su enemistad con Richard Gere durante el rodaje de Reto al destino fue más que sonada. En la vida real, no se soportaban: el actor no toleraba la actitud de su compañera y la actriz lo comparó con "una pared de ladrillos". Sobre él, diría: "Odié cada minuto de la filmación. Cuando me ven temblando en las escenas de amor, no lo hago de pasión sino de odio". Durante el curso de esa experiencia, la actriz también expresó su descontento con el director de la película, Taylor Hackford, y con la experiencia misma.

En La fuerza del cariño, tampoco fueron ningún secreto las discusiones entre Debra y Shirley MacLaine. Solían pelearse frecuentemente entre toma y toma y la actriz de Piso de soltero declararía posteriormente que había odiado la conducta "errática" de su coprotagonista y algunas bromas de mal gusto que supuestamente hacía en el rodaje. Consultada por tales dichos, Winger dijo en una entrevista: "No corrió sangre pero sí hubo unos cuantos entredichos. Ambas éramos salvajes y de fuerte carácter".

En 1986, cuando protagonizó la comedia Peligrosamente juntos con Robert Redford, transmitió su decepción con la película ante la prensa y el director, Ivan Reitman, respondió al ataque afirmando que Winger era una actriz "históricamente" difícil con la que trabajar.

La intérprete estudiaba los guiones detenidamente con una autoexigencia que reclamaba para los demás. "Han dicho muchas cosas hirientes sobre mí pero yo quería que la gente honrara mi proceso y que todos estuvieran tan emocionados como yo con el trabajo. Fue muy infantil. Cuando pienso en las relaciones que se deterioraron, fue por esa intensidad. No había aprendido a respetar el método de las otras personas y pensaba que todos teníamos que trabajar de la misma manera", reflexionó más tarde en sus memorias.

El portazo a Hollywood: "O creces o te destrozan"

El portazo a Hollywood fue una sorpresa, en parte, porque no tenía ningún sentido retirarse en el punto más alto de su carrera. Un año antes, Debra había recibido su tercera nominación al Oscar por una actuación conmovedora en Tierra de penumbras, y a sus 40 años se situaba en la primera línea entre las actrices estadounidenses.

La mentalidad de éxito de taquilla impulsada por los hombres que invadía la industria a finales de la década del 80 estaba en su apogeo. "No quiero sonar como un viejo altavoz quejumbroso sobre 'roles femeninos', pero no estaba de acuerdo con algunas dinámicas", afirmó luego e hizo saber a los profesionales del cine que no estaba interesada en actuar en películas comerciales si no tenían un debido nivel de calidad.

En el documental que lleva su nombre, la actriz le cuenta a Rosanna Arquette que cuando su agenda empezó a llenarse de propuestas y la actuación se reducía "a tener un guion y a ponerse a hacer el trabajo en cuatro semanas", se encontró "perdida" y se preguntó "dónde quedaban los meses de preparación" para un personaje.

"El camino a seguir es hacer cosas que te mantengan tranquila y a mí el negocio del espectáculo me volvía dura. Era un mundo en el que no creía", afirma en la entrevista, en la que recuerda el momento en el que el productor Don Simpson, de Paramount, le dio un sobre con pastillas para eliminar líquidos argumentando que salía "hinchada en cámara" durante el rodaje de Reto al destino. La actriz le respondió contundente: "No puedo decir lo que le dije porque suena demasiado feo, pero creo que en esos momentos, o creces o te destrozan. No sé si ahí crecí, pero tampoco me vine abajo. Tuve que luchar mucho pero sabía qué era lo que estaba mal, sabía que no se trataba de mi cara ni de que alguien controlara mi vida", subrayó.

Su decisión: "Entre los 40 y los 50 es un buen momento para una pausa"

"Cuando me marché no fue por decir 'no' a esto sino por decir 'sí' a otras cosas, que veía importantes", afirma Winger en el documental. "Siempre utilicé el cine para buscar algo. Aceptaba una película cuando era lo que yo quería ver en ese momento de mi vida y me daba cuenta de que la vitalidad podía tener su origen en otras fuentes. Eso ocurre cuando te apartas y buscas otro camino. Los primeros años estaba muy asustada por la elección que había tomado, pero eso está implícito en todo proceso de cambio", reflexionó.

"Dentro del flujo natural de la vida de una mujer, entre los 40 y los 50 años es un buen momento para hacer una pausa y luego volver con mayor madurez, y si tienes una vida personal plena, aún es mejor esa pausa porque todavía eres lo suficientemente joven como para disfrutar de muchas cosas y tener una actividad más allá del negocio del espectáculo y de su escrutinio. Yo lo hice y me pareció algo totalmente natural", cuenta. "La verdad de la vida también está en las labores de casa o en darte cuenta de lo que es importante, como tus hijos. Yo aplico la palabra pasión a cualquier cosa que haga en la que el corazón se derrita", agrega.

Del romance con Robert Redford y sus dos matrimonios

Durante sus años de impasse, Winger no se mantuvo ociosa. Visitó países de pocos recursos y viajó a lugares remotos antes de mudarse a una granja al norte del estado de Nueva York. Un año después de dejar Hollywood, también cuidó de su madre antes de su muerte, se casó por segunda vez y tuvo a su segundo hijo.

La actriz había estado casada con Timothy Hutton durante cuatro años (1986-1990), luego de un breve romance con Robert Redford, surgido del rodaje de Peligrosamente juntos. Con Hutton tuvo un hijo, Noah.

Ya divorciada, tuvo una relación con Bob Kerrey, entonces gobernador de Nebraska y un año después de retirarse se volvió a casar con el también actor y agente de cine Arliss Howard, convirtiéndose en madre por segunda vez.

Activismo ambiental y discurso antirracista

Debra afirma haber disfrutado tanto de la crianza de sus hijos como de otras actividades en el desarrollo de su madurez. Se involucró con el activismo ambiental y con ciertos trabajos de caridad y disfrutó, entre otras cosas, de la lectura y la jardinería, sin apartarse del todo de la actuación, con la que continuó en el American Repertory Theatre y otros proyectos.

Tras ello, su decisión de regresar a los primeros planos en la pantalla no fue sencilla, pero lo hizo. En 2008, el mismo año en que publicó sus memorias a través de su libro Undiscovered, en el que critica al mundillo de Hollywood, reapareció en La boda de Rachel, protagonizada por Anne Hathaway y dirigida por Jonathan Demme. Al mismo tiempo dio forma al personaje de Frances en la producción televisiva En terapia, con un personaje que se enfrenta a la pérdida de su madre, a la enfermedad de su hermana y a sus propias inseguridades narcisistas.

En esos años, Winger notaba que algunos roles para las actrices de su edad se volvían más complejos, lo cual de cierto modo fue un aliciente para volver tímidamente al ruedo. "Siempre me encantó trabajar como actriz pero no entendía por qué no podía simplemente dejar de ser famosa. Luego me di cuenta de que se puede y creo que lo logré", reflexionaba hace una década quien hasta hace poco afirmaba poder caminar tranquila por la calle sin que la reconocieran.

Winger participó en las series Patriot y The Ranch, ejerció la docencia con una cátedra de cine en la Universidad de Harvard y en 2017 trabajó en la película Amantes, de Azazel Jacobs.

En las últimas semanas, la actriz volvió a mostrar su lado crítico frente a acciones con las que no comulga. A través de su cuenta de Instagram expresa estos días su compromiso con iniciativas como Campaign Zero, en el marco de las movilizaciones antirracistas de su país tras la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía.

En un manifiesto compartido en su perfil de Instagram, se lee: "Este documento está destinado a servir como un recurso para la gente blanca para profundizar en nuestro trabajo contra el racismo. Siéntase libre de hacer circular este documento en las redes sociales y con sus amigos, familiares y colegas".