Decorar con estilo ecléctico, el arte de no pasarte ni quedarte corta
El estilo ecléctico no es apto para gustos convencionales porque se trata siempre de una propuesta decorativa arriesgada, que no se atiene a ninguna norma preestablecida y en la que el equilibrio es la clave del éxito. Una decoración ecléctica se consigue mezclando y combinando estilos diferentes, con mucho cuidado de que todo quede bien para que el resultado sea elegante y lleno de personalidad, no incoherente o sobrecargado. Una cosa es que no haya normas fijadas y otra muy diferente que por el mero hecho de ponernos a mezclar vayamos a obtener un buen resultado.
El primer paso es perder el miedo a las mezclas
El estilo ecléctico no entiende de miedos. Si quieres conseguir una decoración única tienes que lanzarte y aceptar el riesgo que supone la mezcla de muebles de diferentes estilos y épocas puesto que, como hemos dicho, no hay normas establecidas. Déjate llevar por la intuición y distribuye el mobiliario tal y como creas que va a quedar bien. Una vez que lo hayas hecho, intenta mirar con objetividad el espacio que has creado para poder valorar si el resultado es el que esperabas. Un consejo: no mezcles más de tres estilos diferentes en una sola estancia porque es difícil que el resultado funcione.
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Las claves para acertar
Lo ideal es jugar con elementos decorativos para que te resulte más fácil hacer cualquier tipo de reajustes y encontrar la medida adecuada. Por eso es conveniente que los elementos principales de la habitación, cualquiera que sea su estilo, sean de colores neutros. El sofá, la mesa o la cama tienen demasiada presencia para que resulten demasiado llamativos en un espacio que ofrece diferentes estilos.
Siguiendo la misma línea, apuesta por las paredes en color blanco, de manera que no interfieran ni sobrecarguen lo que vaya a venir después. Una pared en un color fuerte o un papel pintado con un estampado muy llamativo se llevarán todo el protagonismo e impedirán la armonía decorativa que venga a continuación.
La decoración ecléctica huye de lo aséptico, así que puedes darle un toque de historia a la habitación con elementos decorativos que sean antiguos o de otros países. A día de hoy no es necesario que hayas viajado a Asia o que hayas heredado el espejo de tu abuela para conseguir piezas que transmitan esa sensación de bagaje vital.
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Las posibilidades son infinitas, así que piensa en dos estilos entre los que te cueste elegir y armonízalos de la mejor manera posible: minimalista y rústico, nórdico y romántico, industrial y vintage… depende de tus gustos y de cómo pueden combinar los estilos que más te gusten.
Mezcla a tu antojo los tejidos y las texturas buscando, ahora sí, potencia en los contrastes cromáticos. En los colores y estampados reside la clave, y por ahí seguramente deberías empezar a probar. Además, se trata de elementos fáciles de cambiar cuando llegue el momento, como fundas de cojín, cortinas, alfombras… También puedes centrarte en detalles como la lámpara, las sillas o los espejos. Puedes recuperar piezas que tuvieras apartadas, buscar elementos actuales… sencillamente no enloquezcas y ve paso a paso hasta conseguir lo que quieres.
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