Denise Dumas, su mirada sobre la monogamia y los acuerdos con su marido, Martín Campilongo: “Si hay amor, todo se puede”
No tiene mucha historia teatral y, aunque sus inicios fueron como actriz, Denise Dumas apostó a la conducción, donde se mueve como pez en el agua. Pero un llamado del productor Carlos Rottemberg la sedujo y aceptó ser parte de Somos nosotros, que se estrenó el año pasado en una temporada corta y ahora volvió al Multitabaris, de miércoles a domingos.
En una charla con LA NACIÓN, Dumas habla de su historia de amor con Martín Campilongo, de la familia ensamblada que conformaron hace casi veinte años y de qué estaría dispuesta a aceptar en la pareja y qué no. También cuenta que está feliz con el regreso de su hijo Santino a casa después de un año de vivir en Nueva Zelanda, y confirma que sigue este 2025 en Canal 7.
-Hacía casi diez años que no te subías a un escenario, ¿qué te hizo cambiar de opinión?
-Es cierto, hacía muchos años que no estaba en teatro. La última fue una comedia en Mar del Plata (El espíritu infiel) cuando estaba haciendo La mesa está lista en televisión, y fue un verano de locura. Generalmente hago televisión, y conducir es más lo mío. Quizá por eso nunca llega el momento del teatro. Siempre prioricé la tele. Y esta vez me llamó Carlos Rottemberg, que es un amigo, y Somos nosotros es una obra que hice el año pasado, la dirige Ariel Del Mastro, que es un genio, la escriben Maca Del Mastro y Marcelo Caballero, con un elenco divino, y todo me gustó mucho. Y volví (risas). Es un reestreno y lo disfruto tanto... Hicimos algunas semanas el año pasado, mientras estaba en televisión una vez por semana con El debate y la pasamos tan bien. Y cuando volvieron a llamarme dije que sí, y después veo como hago (risas). Además, mi marido está haciendo Esperando la carroza (en el Broadway) y vamos y volvemos juntos. El otro día nuestras hijas fueron a ver Escape Room y a la salida fuimos todos a comer. Ya disfrutamos todos de la temporada acá. Es muy lindo.
-Tenés más oficio como conductora, ¿cómo te sentís en un escenario?
-Lo disfruto porque es como volver a mi adolescencia. Yo quería ser actriz, estudié teatro y empecé en Montaña rusa, otra vuelta. Y la conducción fue una sorpresa que me gustó mucho porque en vez de ser otro puedo ser yo misma. Y cada tanto volver a la actuación me gusta, porque me lleva a lugares que tienen que ver con lo que soñaba de adolescente . Me cuesta un montón porque no estoy aceitada y tengo que entrar en ritmo. Pero la paso bien. Porque tengo las herramientas en algún lugar. Somos nosotros tiene una energía especial y un ritmo determinado para contar una historia que le puede pasar a cualquiera. Me costó subirme a esa velocidad, pero ya estoy entrenada. Disfruto mucho del teatro y de la mística también, los compañeros, las salidas a comer.
-La historia se centra en un matrimonio tradicional y en lo que pasa cuando a uno de ellos le sucede algo con otra persona. ¿Tenés alguna conexión con la trama?
-Un montón, porque la obra habla de dos parejas monogámicas, matrimonios de diez años, uno con un hijo, con acuerdo de fidelidad. No hay poliamor, ni pareja abierta, ni nada de nada. Y una de las protagonistas, en un momento se confunde, la atrae otro y elige contárselo a su marido. Y eso nos interpela porque todo el tiempo te enterás de infidelidades en parejas tradicionales . Siempre debatimos en el elenco si la obra está a favor de la monogamia o viene a cuestionarla. El gran cuestionamiento de la obra es decir la verdad o no. Lo ideal es que no pase nada y vivas enamorada de tu pareja, pero si pasa, ¿se lo contás o no?
-¿Y vos qué harías?
-Que no me cuente nada (risas). No, no, que no lo comparta conmigo. Si a uno le pasa algo con otra persona es que no estás bien en la pareja. La verdad, no sabría qué hacer con eso, no podría vivir si me pasara. Quizá sería una manera de terminar la pareja o tomarnos un tiempo. Yo no tengo la cabeza tan abierta como para escuchar a mi amor diciendo que le pasa algo con otra persona y acompañarlo . No, de ninguna manera.
-De poliamor nada, entonces…
-No. No. No. Es más, hay una frase en la obra cuando una de las protagonistas le dice a su marido que por querer a otros no queremos menos. Y creo que, como pareja, sí querés menos. Es algo a debatir. Mejor estar siempre contento con tu pareja. Y si no estás bien, agarrate de los pelos, separate y enamorate de otra persona (risas). Es lo más común.
-Campi es tu segundo marido y llevan casi veinte años juntos, ¿tienen un plan para no caer en la rutina?
-Sí. Nos conocimos en el 2005 y nos casamos al año siguiente. Lo amo con toda mi alma. No me parece que hace tanto que estamos juntos. Es raro, porque a veces siento que estuve toda mi vida con él y por otro, que estamos estrenando amor . Es tan lindo que nos hayamos cruzado en la vida. Pasamos muchas etapas, conocernos fue una locura, estar juntos, formar la familia que formamos porque Isabella y Santino eran muy chiquititos; ya estaba separada de Germán (Barceló) hacía un año, pero era poco tiempo. Y nuestra pareja fue toda una construcción hermosa. Al año nos casamos y al tiempo quedé embarazada. Toda una aventura tan linda. Y es lindo también hoy decirnos “qué suerte que no nos dejamos pasar”. Lo admiro, lo amo, nos divertimos juntos. Obvio en veinte años hay idas y vueltas, pero hay que sentarse, reacomodar y darte cuenta que amás. Hay que parar para que no te lleve puesta la rutina, el trabajo.
-¿Y cada tanto hacen eso?
-Sí, lo tenemos que hacer y lo hemos hecho muchas veces. Estamos atentos, porque si te distraés y no resolvés, después quizá puede ser tarde. Si hay amor, todo se puede. Somos seis en la familia, más los trabajos, más las cuentas, el cansancio. Pero la vida con los años se pone buenísima, crecés, aprendés y vas más liviana .
-Tu hijo Santino se había ido a vivir a Nueva Zelanda, ¿volvió?
-Estuvo un año en Nueva Zelanda y volvió hace dos meses. No se quiso quedar, volvió con su mamá (risas). Fue una re linda experiencia, le encantó, trabajó, pero ya está de vuelta. Y en el medio vino también de sorpresa porque se casó mi hermana y mi mamá cumplió 80 años. Volvió crecido y por ahora se queda. Si quiere puede irse otra vez, pero es lindo también que a la distancia valoren lo que tienen acá. Amo este país, los amigos, los asados, la puerta de la casa siempre abierta. Y Santi es muy amiguero y familiero. Eso no se vive en otros países, y es un gran capital nuestro. Claro que hay otras cosas en otros lugares, más estabilidad, y acá todo es una montaña rusa.
-¿Todos viven en tu casa o alguno ya se independizó?
-Francesca tiene 12 y termina la primaria, Emma tiene 17 y termina la secundaria, y Santino tiene 21 e Isabella 22 y estudian y trabajan. Todos viven en casa, somos un montón y me encanta. Y a Martín, que es hijo único, y le costó un montón (risas). A veces necesita el silencio y al rato dice, ‘bueno, ya está’. Los chicos están en edades hermosas, y la verdad es que me cuesta mucho esto de soltar (risas). Me da miedo no saber dónde están.
-¿Seguís en Canal 7 este año?
-Sí, seguimos con Nuevas tardes. Paramos en verano, pero la idea es volver en marzo o abril. Y hay una posibilidad de hacer otro programa, además. Era el único canal en el que no había trabajado y la pasé muy bien. Es un canal muy lindo. Nos divertimos mucho con Anita Martínez haciendo humor, un panel genial. Estoy muy contenta. Y veremos en ese entonces qué pasa con el teatro. Esto es el minuto a minuto. Planear tanto no me sirvió. Por ahora disfruto de hacer teatro.
-Hace un tiempo se habló mucho del distanciamiento con Vanina Escudero, cuando te había ofrecido amadrinar a su hija y finalmente decidió que no... ¿Volvieron a hablar?
-No voy a hablar más del tema porque es algo que pasó hace años. Ya está. Lo conté porque me preguntaron, pero ya pasó.