Denuncias explosivas sobre abusos sexuales, reclamos laborales y la ovación de pie para una gran estrella: así empezó el Festival de Cannes
Casi todo lo que se auguraba para el Festival de Cannes 2024 en los días previos estalló este martes a lo largo de una jornada inaugural intensa y llena de situaciones tan cambiantes como los estados de ánimo de sus participantes. Todo empezó bien temprano con una denuncia explosiva ligada al capítulo francés del movimiento #MeToo y concluyó en medio de la gala en la que una gran estrella del cine recibió una de las mayores ovaciones de toda su carrera. Del barro al oro.
Cannes se despertó ayer con la noticia de que el poderoso productor Alain Sarde fue señalado por nueve mujeres, casi todas de manera anónima, como el responsable de varias agresiones sexuales (incluyendo al menos un caso de violación) contra ellas cuando eran menores de edad o jóvenes actrices.
Todo surgió de una investigación publicada por la revista Elle. Allí se cuenta que los hechos ocurrieron en su gran mayoría durante las décadas de 1980 y 1990 y nunca habían sido denunciados hasta ahora. Los cargos contra Sarde, que hoy tiene 72 años, confirmaron lo que desde algunos medios venía anticipándose en los últimos días. Advertían que Cannes 2024 iba a iniciarse en medio de alguna ruidosa revelación relacionada con el tardío ingreso de la industria francesa del entretenimiento en el movimiento #MeToo. Siete años después del primer caso resonante ligado al tema, Ahora, Francia ya tiene al parecer a su propio Harvey Weinstein.
Sarde es uno de los más importantes productores cinematográficos de Francia, con una carrera que ya lleva casi cuatro décadas ininterrumpidas. Tan fuerte es su peso en la industria que el mismísimo Thierry Frémaux, el director artístico del Festival de Cannes, llegó a presentarlo en su momento como un “mito” del cine francés. Entre las 200 películas que produjo figuran varias películas de Roman Polanski (El pianista, El escritor oculto, La venus de las pieles), Jean-Luc Godard (Yo te saludo María, Adiós al lenguaje), André Techiné, Francois Ozon, Bertrand Tavernier y hasta David Lynch (El camino de los sueños).
Una de las anónimas denunciantes, presentada en la nota de Elle como “actriz de televisión” de los años 90, dijo que tenía 15 años cuando Sarde la violó en 1985 en su departamento parisino con la excusa de un encuentro profesional. Otras mujeres aludieron a Sarde con detalles sobre agresiones sexuales, intentos de violación y hasta algún caso de proxenetismo, como la actriz Annelise Hosme, una de las pocas que acusó a Sarde con nombre y apellido. Llegó a decir que cuando tenía 20 años el productor le ofreció un trabajo de escort o acompañante de lujo.
“Sarde niega estas falsas acusaciones y comportamientos que desaprueba y que le son totalmente ajenos. Los rechaza con la mayor firmeza y afirma que nunca usó la más mínima violencia o coerción en sus relaciones con mujeres, cuyo consentimiento siempre fue esencial para él”, dijo la abogada del productor, Jacqueline Laffont, como respuesta a las denuncias.
El tema reapareció pocas horas después en la tradicional conferencia de prensa que ofrece el jurado de la competencia oficial. La primera pregunta que debió contestar la presidenta del jurado, Greta Gerwig, fue sobre el impacto de la actual corriente en favor del #MeToo en Francia. “Solo se trata de mover las cosas en la dirección correcta y mantener abierta esa línea. Este movimiento está evolucionando todo el tiempo y no es un destino al que llegaremos todos juntos. Seguimos discutiendo y descubriendo cómo queremos que sea nuestra industria”, respondió la directora de Barbie.
Gerwig también expresó su respaldo a los reclamos laborales y sindicales que se plantearon en los últimos días por parte de los trabajadores del Festival, que en más de una ocasión habían advertido en las vísperas de la muestra que iniciarían huelgas o medidas de acción directa. “Hemos pasado por esto con nuestros sindicatos en Estado Unidos. Espero que el festival y los trabajadores puedan llegar a un acuerdo que sea bueno para ellos”, agregó.
La primera manifestación concreta de los reclamos laborales de los empleados temporarios del Festival se conoció en plena velada inaugural, cuando un pequeño grupo del autotitulado Colectivo de Trabajadores Precarios del Festival organizó una protesta espontánea colgando un cartel de protesta sobre el gigantesco afiche oficial ubicado sobre la alfombra roja y la entrada del Palacio de los Festivales y los Congresos, la sede central de la muestra.
Allí dejaron caer un cartel en el que se leía el lema de la agrupación: “Debajo de la pantalla, la basura” (Sous les écrans la dèche), mientras otro pequeño grupo continuaba con la protesta sobre la calle, junto a las vallas que separaban al público del ingreso a la alfombra roja, en medio de algún forcejeo con las fuerzas policiales. No se sabe hasta ahora cómo seguirán los reclamos, aunque desde el propio festival trascendieron algunos avances en la negociación y un encuentro entre los representantes laborales y la ministra de Trabajo de Francia para evitar los riesgos de una potencial huelga.
Gerwig fue consultada también sobre las eventuales repercusiones que podría haber en Cannes alrededor de temas candentes de la agenda internacional como el conflicto en Medio Oriente y los reclamos a favor de la causa palestina. La directora dijo que lo mejor del cine “es que se trata de una forma de arte lenta”, porque las películas requieren un largo tiempo de elaboración pensado para que el público luego pueda disfrutarlas con calma y tranquilidad. “En ese espacio, artistas de todo el mundo pueden expresarse y decir algo extremadamente específico y también personal. El simple hecho de ver cine e involucrarse en él es parte de la discusión acerca de lo difícil que es el mundo”, agregó Gerwig.
La jornada inaugural se cerró con la proyección de la película de apertura, Le Deuxième Acte, de Quentin Dupieux, y con la entrega de la Palma de Oro honoraria a la actriz Meryl Streep, que recibió la distinción de manos de su colega Juliette Binoche y rodeada de una larga ovación con todo el público de pie.