Descubre cómo perder peso de forma fácil y saludable con la dieta de la piña

Restringir la alimentación prohibiendo grupos enteros de macronutrientes no es el enfoque por el que apuestan hoy en día la mayoría de nutricionistas. Al contrario. Las recetas variadas y ricas en proteínas, hidratos de carbono y grasas de buena calidad son la norma, además de la clave para mantener un peso saludable. Sentirse fuerte, con energía, de buen humor o conciliar bien el sueño son solo cuatro de los muchísimos beneficios que derivan de una dieta completa, aunque hay quienes buscan alternativas extremas para adelgazar en tiempo récord. ¿El resultado? Normalmente el objetivo se consigue, pero viene acompañado de un "efecto rebote" en forma de kilos de más e incluso de graves consecuencias para el organismo. La dieta de la piña es una de estas soluciones agresivas y de las más buscadas en Internet, por eso hemos hablado con los expertos para conocer los posibles pros y los contras de un método cuanto menos polémico.

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¿Qué es la dieta de la piña?

Las Dras. Ana Crespo y Juana Coronado, del equipo médico de Clínica Mira+Cueto, la describen como "estricta" y explican que "se basa en el consumo de piña acompañado normalmente de algún otro alimento proteico o lácteo, que promete una bajada de peso en torno a 4-5 kilogramos en dos o tres días". Revelan que volvemos a escuchar de ella cada verano, "pero ni es saludable ni genera una reeducación alimentaria que mantenga esos resultados de pérdida en el largo plazo". Y es que, como añade Laura Parada, nutricionista de Slow Life House, "es muy extrema y poco saludable. Luego existen otras versiones que podrían ser un poco mas razonables, donde se incluye esta fruta en las diferentes comidas dentro de una dieta hipocalórica, generalmente suelen ser dietas altas en proteínas y con muy bajo aporte de hidratos".

¿La piña ayuda a adelgazar?

Desde la Clínica Mira+Cueto responden con un "no" rotundo: "No podemos atribuir a un único alimento la capacidad de adelgazar. Adelgazaremos o no en función del cómputo total de calorías que consumamos a lo largo del día y de la actividad que desarrollemos". Y puntualizan que, "lo que adelgaza en esta dieta es que hay un consumo bajísimo global de calorías diarias. Si no comes, por supuesto, adelgazas". Para conocer un poco más sus propiedades, Laura Parada enumera algunas de ellas: "Es muy rica en vitamina C, poderosos antioxidantes, también folatos, tiamina, biotina, piridoxina, riboflavina y minerales como cobre y potasio. Aparte de vitamina A y betacarotenos, que nos proveen de antioxidantes adicionales para el sistema inmunológico y para la protección de la vista".

La nutricionista de Slow Life House destaca también sus beneficios diuréticos naturales; aparte de su contenido en bromelina, una enzima que favorece la digestión y con poderes antiinflamatorios: "La celulitis no es nada más que un proceso inflamatorio del tejido adiposo, y la bromelina es de gran ayuda para eliminar las toxinas que se encuentran en el tejido celulítico, ayudando a que se deshinche y reduzca su tamaño". Por último, su bajo índice glucémico y su aporte de fibra la convierten en un buen snack para calmar el apetito entre horas. Aunque nunca debe considerarse como único pilar de una dieta: sería peligroso y poco efectivo.

¿Cómo se hace la dieta de la piña?

Lo primero de lo que nos avisan nuestras expertas es del poco interés a nivel nutricional que presenta el sistema: "Se basa en desayunar, comer y cenar piña, acompañada de un yogur o algo de proteína como pollo o huevo. Se solía decir que era un plan para 2 ó 3 días, y no nos extraña, porque esa dieta es insostenible en el largo plazo por el hambre que se pasa y lo aburrida que es". Por no mencionar que, tras finalizarla, se recupera el peso perdido y hasta se gana más.

¿Qué posibles peligros para la salud encierra este método?

"Numerosos. El principal sería malestar gastrointestinal por el gran aporte de agua y fibra. Baja energía, que afectaría el ánimo, trayendo ansiedad y un apetito desaforado", advierte Parada, además de, como te adelantábamos, un "efecto rebote" inmediato: "La sensación de restricción absoluta nos genera deseo de comer aún más y nuestro organismo, al haber estado desabastecido de nutrientes de forma tan abrupta, nos pedirá en forma de alarma que ingiramos más alimentos para restituir este déficit".

Las Dras. Ana Crespo y Juana Coronado apuntan al consumo de masa muscular como otro problema a tener en cuenta: "Dado que el consumo proteico y de hidratos de carbono diario es muy escaso, si mantenemos un nivel de actividad cotidiana, nuestro organismo no tendrá una fuente energética adecuada para desempeñar sus funciones. Esto hará que se activen mecanismos de reclutamiento energético alternativos que van a producir una pérdida de masa muscular". Por no mencionar que la musculatura cardíaca también se verá comprometida. "Además, hemos sometido al cuerpo a una dieta muy restrictiva con alto riesgo de efecto rebote. El organismo desarrolla un mecanismo de defensa que consiste en que, cuando comemos más, tiende a almacenar reservas por si volvemos a someterla a un periodo de hambruna, provocando incluso más ganancia de peso".

¿Cómo se podría introducir la piña en una dieta de manera saludable?

"Igual que cualquier otra fruta, es recomendable su consumo en el desayuno, media mañana o media tarde. Es una fruta con buenas propiedades, como hemos comentado anteriormente, y muy apetecible en verano por ser muy fresca y cómoda para llevar incluso a la playa", nos dicen desde Mira+Cueto. Eso sí, siempre en su variedad natural y no en almíbar o zumo.

¿Qué otras frutas son famosas por sus efectos diuréticos?

"Frutas con alto contenido de agua y fibra como la sandía o el melón, que además tienen un aporte calórico bajo", señala la nutricionista de Slow Life House. Aparte de las dos mencionadas, las doctoras Crespo y Coronado añaden la papaya: "Nos ayudan a mantener un buen nivel de hidratación". También nos recuerdan que "debemos elegir las que tengan menos calorías dependiendo de nuestro estilo de vida; no es lo mismo un desayuno de un deportista que una persona con vida sedentaria. Las fresas, sandía, melón tienen menos calorías que, por ejemplo, las uvas, plátanos, higos, mango o aguacates".

¿Es cierto el mito de que comer fruta como postre engorda?

"Es un mito que radica en que, si hemos consumido una cena abundante que aporta todas las calorías y nutrientes que nuestro cuerpo necesita, no sería necesario agregar más alimentos luego, ya que sería un aporte extra de calorías", razona la experta de Slow Life House, "pero se puede consumir tranquilamente de postre si se tiene en cuenta y se contabiliza lo que se toma en la comida, para así poder incluir la fruta". Por otro lado, las doctoras de la clínica madrileña nos dicen que "las frutas con mayor contenido en fibra pueden aportarnos saciedad si las tomamos antes de la comida, este truco puede resultar útil para hacer una comida menos copiosa si estamos intentando bajar de peso"

En cuanto a la cena, "sí que es conveniente ser conscientes de las frutas que tomamos de noche, ya que es una energía que no vamos a consumir, sobre todo si estamos intentando bajar de peso", admiten desde Mira+Cueto. "Si incluyes fruta en la cena debes elegir preferentemente las de índice glucémico bajo como las fresas, frutos rojos, arándanos, moras y frambuesas, que además son ricas en antioxidantes; cítricos como limón y mandarinas; manzanas, pera, kiwis y ciruelas. El resto de frutas puedes incluirlas, pero más espaciadamente".

¿Cuál sería la mejor fórmula para perder peso más rápido sin comprometer la salud?

La mala noticia es que no es posible; la buena es que, si se elige el método adecuado, los resultados se mantendrán a largo plazo. "No existe más que el equilibrio en la alimentación y la vida activa, no hay atajos que no se acompañen de posible efecto rebote. Pero sí que hay que individualizar cada caso y acompañar al paciente en el proceso de la pérdida de peso, asesorándole y marcando unas metas realistas y progresivas", aconsejan las doctoras Crespo y Coronado. Si se opta por una dieta hipocalórica, el apetito se disparará y, probablemente, se abandonará por aburrimiento o sensación de hambre. "Cuando queremos reducir esos 2-3 kilos que no conseguimos eliminar desde hace tiempo es importante marcar un plan nutricional adecuado, que sea compatible con la vida social y en el que, aunque tengamos que hacer ciertas restricciones, sea sostenible a largo plazo y se integre de forma sencilla en nuestra rutina". 

Y es que, como nos recuerda la nutricionista de Slow Life House, "un descenso de peso saludable conlleva muchos factores que requieren tiempo, una adaptación, regulación hormonal, aprender a escuchar a nuestro cuerpo, nuestras emociones hacia la comida y encontrar un tipo de alimentación que se adapte a nosotros y no nosotros a ella, para así poder disfrutarla y mantenerla a largo plazo".