¿Desmayo o arritmia? Qué le paso al de Ubrique (y por qué)

42 grados de temperatura, agotamiento y desgaste físico (este verano ha perdido 7 kilos), pero lo que realmente le dio la puntilla a Jesulín fue su estado emocional. Qué pasa cuando el cuerpo dice basta

La periodista Carmen Pardo publica ahora en ‘La Razón’ que el susto que tuvo Jesulín de Ubrique no se debió a un golpe de calor sino a una fuerte arritmia a consecuencia del estrés que está sufriendo en los últimos tiempos debido a la acumulación de problemas. (Foto de Gtresonline).

Los días de bonanza hace tiempo que pasaron, ya no recorre las plazas de aquí y allá ni las llena tanto como antes, pero quien tuvo, retuvo; y el tirón de Jesulín es innegable. Cierto es también que la vida le ha sonreído (mucho) y, para que no se lo creyera tanto, le ha curtido a base de palos y críticas feroces. Su profesión y su familia no se lo han puesto fácil pero (hasta hace bien poquito) ha aguantado carros y carretas, por eso nadie se esperaba lo que pasó hace una semana.

El diestro se encontraba participando en una corrida en Lanzahíta (Ávila) cuando sufrió un golpe de calor que le hizo desmayarse. Mareado, sudoroso y visiblemente agotado, y agobiado, se vino abajo apoyándose sobre sus rodillas. De nada sirvió el agua que se echó en la cara y en la espalda ni los intentos de su cuadrilla por reanimarle, el aire que intentaba tomar a bocanadas no le llegaba a los pulmones y tuvo que retirarse.

El desmayo del diestro responde a un trastorno en los latidos del corazón o el ritmo cardiaco.
El desmayo del diestro responde a un trastorno en los latidos del corazón o el ritmo cardiaco.

“De repente sentí el cuello y los músculos totalmente rígidos y me asfixiaba… Aun así llegué hasta la enfermería por mi propio pie”, ha explicado el torero.

Salió de la plaza en ambulancia entre abucheos e insultos (a los toreros les pasa como a los futbolistas, o están con ellos a muerte o les quieren matar) y cuando llegó al hospital le hicieron las pruebas pertinentes desmontando la hipótesis del desmayo. Había sufrido una lipotimia, antelasa de una dolencia mayor.

Me sentí como si se me hubiera acabado la batería, como si me hubieran desconectado. En el momento en el que quise hacer un esfuerzo fuera de lo normal, mi cuerpo no respondió”, ha contado.

Los médicos confirman que Jesulín sufre arritmia a causa del estrés de estos últimos meses, y le aconsejan llevar una vida más tranquila y sin grandes sobresaltos ya que esta dolencia puede acabar en infarto o angina de pecho.

Esta dolencia cardíaca, que también puede pasar inadvertida, cursa con palpitaciones, mareo, síncope, dolor torácico, pérdida de conocimiento… Según explica la Fundación Española del Corazón, la frecuencia cardiaca normalmente oscila entre 60 y 100 latidos por minuto (lpm), y responde a la siguiente secuencia:

  1. El impulso eléctrico del corazón se inicia en el nodo sinusal, emplazado en la aurícula derecha.

  2. De ahí pasa por las aurículas al nodo aurículo-ventricular, situado en la unión de las aurículas con los ventrículos y llega a los ventrículos por el haz de His.

  3. Finalmente, este estímulo se conduce por los ventrículos a través del sistema Purkinje.

Pero el impulso eléctrico no se genera adecuadamante, se origina en un sitio erróneo o los caminos para la conducción eléctrica están alterados, es cuando se produce la arritmia.

El riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular como esta depende en gran parte de la edad, sexo y antecedentes personales y familiares, así como de la presencia de factores de riesgo específicos. Tabaquismo, diabetes, niveles altos de colesterol y triglicéridos, hipertensión arterial y obesidad son los principales, pero también influyen el estrés, los disgustos, las preocupaciones, la falta de descanso y una mala alimentación.

A Jesulín, como él mismo ha reconocido, se le juntó todo: “Los nervios, la tensión acumulada y el calor. He adelgazado siete kilos. En estos meses me he hecho cargo yo de todo, no he querido pedir ayuda ni delegar en nadie”, ha confesado a la revista Hola.

En estos casos un diagnóstico precoz y un estilo de vida saludable son las claves de un buen pronóstico. Los cuatro síntomas fundamentales de una patología de este tipo son:

–Disnea: sensación de ahogo o falta de aire cuando realizamos actividades habituales.

–Cambios en el ritmo cardíaco: suelen manifestarse como palpitaciones y pueden ir acompañados de sudor frío, mareo, dificultad respiratoria o molestias en el tórax.

–Pérdida de conocimiento.

Si sientes alguno de ellos, acude al médico de inmediato. Y por si acaso, aquí te dejo un decálogo de consejos para cuidar el corazón:

  1. Control regular de la presión arterial. Para llevar a cabo el diagnóstico hay que hacer tres mediciones de los niveles de presión arterial en días distintos. Si en todas ellas se ha superado el umbral de normalidad, 140/90 mmHg, se considera que el paciente es hipertenso.

  2. Dieta equilibrada: que incluya alimentos frescos (carnes, pescados, frutas, verduras y hortalizas) y sea rica en fibra. Hay que eliminar los precocinados y alimentos especialmente salados y reducir el consumo de grasas, sobre todo de origen animal.

  3. Moderar el consumo de alcohol, no más de 2 copas de vino al día, y en personas fumadoras, abandonar el hábito cuanto antes.

  4. Vigilar los niveles de glucosa y colesterol mediante análisis rutinarios de sangre.

  5. Reducir el estrés y la ansiedad. Ambos contribuyen a elevar nuestra presión arterial y frecuencia cardiaca, favoreciendo la aparición de arritmias. Además, elevados niveles de estrés y ansiedad suelen asociarse al consumo de alimentos poco saludables, a una mayor ingesta de alcohol y al tabaco.

  6. Controlar el peso sin recurrir a “dietas milagro”. Se recomienda seguir una dieta equilibrada y practicar ejercicio.

  7. Incorporar el ejercicio físico en el día a día, siempre adaptado a nuestra edad y circunstancias. Como recomendación general, se aconsejan marchas de unos 40 ó 50 minutos cuatro o cinco días a la semana.

  8. Revisiones médicas periódicas, en función de la edad y los antecedentes personales. En general, se estima oportuno una revisión anual a partir de los 40 años en los varones, tras la menopausia en las mujeres y siempre que haya factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.

  9. Controlar la medicación que se toma de forma habitual, vigilar sus efectos secundarios y consultar con el médico cualquier aspecto relativo a la misma.

  10. Tener presentes los antecedentes familiares. Si algún pariente cercano ha sufrido alguna patología cardiaca o muerte súbita deberemos comunicárselo a nuestro médico.

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