¿Despido o ascenso? El príncipe Guillermo retira de su nómina a la hermana de la reina Camilla
Prueba de que el reinado de Carlos III todavía está consolidándose es que los movimientos dentro de la institución y los ducados que sostienen económicamente al jefe del Estado y el príncipe de Gales no paran de sucederse. Estos cambios emiten señales de cómo es este reinado, cómo puede ser el siguiente y cómo son las relaciones dentro de un sistema que une familia, empresa y Estado. Tras la muerte de Isabel II, el príncipe Guillermo “ascendió” a príncipe de Gales y titular del ducado de Cornualles, desde el principió demostró que tenía muy claro como iba a gestionar su papel público y sus lucrativas empresas privadas. Una de las medidas que adoptó el príncipe de Gales, que ahora se da a conocer al presentar su informe anual de cuentas, es que prescindió de los servicios de Annabel Elliot, la hermana de la reina Camilla, que durante dos décadas estuvo en nómina del ducado de Cornualles.
La Casa Real británica ha publicado esta semana su último informe de cuentas, un extenso documento muy interesante ya que comprende por primera vez la gestión tras la muerte de Isabel II y el cambio en la jerarquía institucional que implicó. De forma paralela, el ducado de Cornualles también ha hecho publicas las 120 páginas que explican cómo el el imperio empresarial que el príncipe Guillermo heredó de su padre ha obtenido unas ganancias de más de 28 millones de euros en el último ejercicio económico. La primera diferencia que saltó a la vista es que el príncipe Guillermo, a diferencia de lo que hacía su padre, prefiere no revelar cuántos impuestos paga por estos ingresos privados, algo que, por otro lado, el monarca y el heredero hacen de forma voluntaria puesto que la ley le exime de ello. Sin embargo, al llegar a la página 99 figuran los que al parecer son los últimos ingresos de Annabel Elliot como diseñadora y decoradora jefe del ducado de Cornualles, un trabajo que le asignó el rey Carlos III después de su boda con Camilla en el año 2005.
Las cuentas, que detallan las entradas y salidas del primer año al completo del príncipe Guillermo como Duque de Cornualles, muestran que por primera vez en veinte años a la hermana de Camilla no se le pagó durante los años 2023-2024. Aunque si figura en el informe lo que cobró el año anterior, es decir los últimos seis meses en los que Carlos III estuvo al mando y los primeros seis meses de su hijo mayor. “Durante el período comprendido hasta el 8 de septiembre de 2022, el Ducado pagó a la Sra. Annabel Elliot, cuñada del 24º duque de Cornualles, en el curso normal de los negocios y en condiciones de plena competencia, £ 19,625 por honorarios y comisiones y £ 12,316. para la compra de muebles, enseres y existencias minoristas para el alojamiento vacacional del Ducado de Cornualles, las oficinas del Ducado y la guardería del Ducado”.
Fuentes consultadas al respecto por el británico The Telegraph aseguran que “su extenso trabajo de interiores se considera completado y que el personal ya ha aprendido mucho de ella”. El citado medio recuerda que el ducado admitió en el pasado que los contratos para sus trabajos de diseño no fueron licitados, aunque hay que recordar que el ducado se considera el “bolsillo privado” del heredero. El trabajo de la hermana de la reina Camilla comprendía el diseño y al decoración de las muchas casas de vacaciones que tiene el ducado en Cornualles, Gales y las Islas Sorlingas. Así como las oficinas del ducados, su vivero de plantas y la remodelación de cabañas, pubs y albergues que formaban parte de las inversiones del ducado. Estos trabajos le fueron garantizando una “inyección de efectivo anual” que ahora parece llegar a su fin.
No obstante este final de étapa puede ser solo un nuevo comienzo para Annabel Elliot, que a sus 75 años (es dos años mayor que Camilla) podría haber encontrado un desafío profesional mucho mayor al cambiar las casas de huéspedes por castillos y palacios. Según el citado medio, la hermana de la reina ha sido contratada para supervisar las mejoras en el centro de visitantes y el restaurante del Castillo Balmoral antes de su apertura al público de este verano y también manejan informaciones sobre trabajos para el Castillo de Sandringham. Es decir, para Guillermo el trabajo de Annabel Elliot ha llegado a su fin, pero no para Carlos III, que en alguna ocasión aclaró que su gusto coincide plenamente con el de su cuñada, mientras que su cuñada aseguró que el rey es de los jefes más exigentes que ha tenido ya que se interesa por el origen, los materiales y el diseño de todas y cada una de las piezas que formaban parte de sus proyectos.
En lo que respecta a su papel dentro (o al lado) de la realeza es evidente que para Annabel Elliot el reinado de Carlos III lo ha cambiado todo, igual que ha sucedido para los hijos y nietos de la reina. Camilla, ya como duquesa de Cornualles, siempre quiso tener muy cerca a su hermana y se convirtió en una de sus acompañantes habituales incluso en actos oficiales, sin embargo, desde que Carlos III asumió el mando de la Casa Real esto todavía fue a más. Annabel Elliot recibió un trato especial durante la Coronación, está invitada a las navidades en Sandringham, se sienta en primera fila de la Royal Box en Wimbledon y entra en Ascot sentada en el mismo carruaje que lo hace la princesa Ana. De modo que lo que puede interpretarse como un "despido", también se podría analizar en clave de "ascenso".
Esta decisión del príncipe Guillermo es una más del cambio de rumbo que gradualmente le está dando a su papel como heredero y también a su sostén económico como duque de Cornualles. Guillermo ha decidido abanderar menos causas pero involucrarse más en profundidad con las que representa, ha lanzado nuevos proyectos en materia medioambiental y de vivienda y se está pensando cómo enfocar sus vínculos con Gales, prueba de ello es que no se ha lanzado a una coronación en el castillo de Caernarfon. Eso sin olvidar que hasta la muerte de Isabel II, las cuentas del príncipe Carlos reflejaban que él repartía entre sus dos hijos unos 5,6 millones de libras para el sostenimiento de sus familias y también para destinar a sus labores filantrópicas. Es decir, el príncipe Guillermo recibía una “pequeña” parte de esas enormes ganancias que ahora le pertenecen por completo.