El destino surrealista (y soñado) de Gisele Bündchen que ya es Patrimonio de la Humanidad
“¡Brasil es tan hermoso!”. La modelo siempre había soñado con visitar Lençóis Maranhenses y este verano ha podido hacer su sueño realidad. Junto a su familia, ha posado en bikini chapoteando en el agua de una de sus lagunas de agua dulce, ha montado en todoterreno y quad, ha disfrutado de paseos a caballo con su hija y ha podido contemplar un espectacular atardecer en este mágico desierto esculpido por la arena, la lluvia y el viento que la Unesco acaba de incluir en su lista del Patrimonio Mundial.
Pero ¿cómo es el lugar que tiene fascinada a la top model? En un país tan extenso y con una naturaleza tan abrumadora como Brasil, Lençóis Maranhenses sobresale sobre muchos otros lugares porque es surrealismo puro, una interminable sábana (lençóis en portugués) de arena tendida al sol que cubre 80 kilómetros de costa y se extiende hasta 25 kilómetros tierra adentro. La Unesco lo describe como “uno de los destinos más bellos del país” y “un paisaje que no se encuentra en ningún otro lugar del planeta”. Pero es que, además, aunque pudiera parecer un puro desierto blanco, acoge 133 especies de plantas y más de un centenar de aves, algunas endémicas o amenazadas.
Esta maravilla natural queda en el nordeste de Brasil y su apellido delata su ubicación, pues despliega desde la costa del estado de Maranhão un emocionante ecosistema salpicado de enormes dunas blanquísimas y móviles que van de los 10 a los 30 metros de altura modeladas al antojo del viento y que dan lugar a un fenómeno inusual cuando llueve: el agua queda atrapada en la parte baja, sin filtrarse al subsuelo por la presencia de una capa de roca, creando lagunas de agua dulce que pasan de todas las gamas posibles de azul a vestirse de un rabioso verde esmeralda.
CÓMO DESCUBRIR LENÇOIS MARANHENSES
El parque no es pequeño, tiene una extensión de más de 155.000 hectáreas, lo que puede asustar al principio de por dónde empezar a descubrir este tesoro de la naturaleza brasileña que alberga una gran biodiversidad y es uno de los escenarios más prodigiosos, fascinantes y únicos del mundo. Por sus dimensiones y porque no hay ningún tipo de señalización in situ, lo primero es contratar las excursiones con una empresa o un guía local, porque adentrarse en solitario es sinónimo de perderse. Sao Paulo Ecoturismo (saopauloecoturismo.com.br) o EcoDunas (ecodunas.tur.br) son dos de las agencias que organizan diferentes recorridos por el espacio protegido.
Son varias las entradas al parque, pero la mayoría de las excursiones de un día parten de Barreirinhas o Santo Amaro, con numerosas opciones de alojamiento y que se alcanzan en coche tras aterrizar en el aeropuerto de Sao Luís, capital del estado de Maranhão. Solo los más aventureros se lanzan a cruzar los Lençois de un extremo a otro, pues es necesario contar con 5 días para cubrir la distancia entre ambos y combinan tramos en todoterreno, barco y a pie.
Las rutas más turísticas por este espacio de paz y serenidad se realizan en vehículo todoterreno, suelen durar unas 5 horas y llevan a las lagunas Azul y Bonita, las más famosas y frecuentadas del parque. Los guías acompañan hasta la base de una duna para que los turistas suban por su cuenta y luego bajen a la laguna que hay al otro lado para bañarse.
Si dispones de más días, otras excursiones discurren en barca por el río Preguiças navegando entre manglares y descubriendo pequeñas comunidades ribereñas hasta la playa de Caburé, una estrecha franja de tierra entre el río y el océano Atlántico. Un aliciente más, como lo es sentarse en la cima de una duna al atardecer y contemplar cómo el sol se hunde en el horizonte mientras el cielo se tiñe de rojo.
CUÁNDO VIAJAR A LOS LENÇOIS MARANHENSES
Como ha hecho este verano Gisele Bündchen, la mejor época para viajar al nuevo Patrimonio de la Unesco va de junio a septiembre, pues la temporada de lluvias en el litoral de Maranhao se extiende de enero a junio y a partir de entonces, los lagos están a rebosar de agua. Según avanzan los meses se secan y aunque el paisaje sigue siendo de ciencia ficción, no resulta tan espectacular.