Diego Torres hizo vibrar al Movistar Arena: viaje en el tiempo e invitados sorpresa en una noche inolvidable

Diego Torres, anoche, en el Movistar Arena
Diego Torres, anoche, en el Movistar Arena - Créditos: @agustin del sel

Faltan apenas 30 minutos para las 21 y la fila para ingresar al Movistar Arena es de más de dos cuadras. Parejas de la mano, grupos de amigas que se encuentran y varias generaciones de la misma familia se muestran expectantes por la noche que les espera. Puertas adentro, el estadio está colmado. Pareciera que ya no entra más nadie, sin embargo, el movimiento de gente es incesante. Con carteles en la mano, globos a medio inflar, y algún que otro grito esperan las más fanáticas; esas que llegaron desde temprano para no perderse detalle. “Siempre que toca venimos. Somos de Bahía Blanca, pero lo seguimos donde sea”, cuenta un grupo de mujeres que ronda los 50 años y está ubicado en las primeras filas.

A las 21.15, las luces se apagan y un inmenso cartel ubicado arriba del escenario que marca la fecha 20.11.2024 comienza a contar hacia atrás. Curiosamente se detiene en el año 2004 cuando Diego Torres lanzó su disco Unplugged. Inmediatamente, la pantalla que ocupa casi todo el ancho del escenario toma protagonismo para recordar esas épocas, donde el músico ya había abandonado la melena larga y cantaba los hits que lo habían hecho conocido, pero en una versión acústica o “desenchufada”.

Con los 11 músicos ya en escena (tres guitarras, una batería, una trompeta, un trombón, un saxofón, percusión, un teclado y dos coros), los primeros acordes de “Deja de pedir perdón” comienzan a sonar. Mientras cada rincón del estadio de Villa Crespo se pone de pie, aparece él con la misma vestimenta del video que acabamos de ver: un pantalón de cuero negro y una musculosa verde. Así comienza la primera parte de este show que, a lo largo de dos horas y media, hará transitar al público por un sinfín de recuerdos y emociones.

En el túnel del tiempo

Esta serie de shows que el artista tiene pautados en el Movistar Arena tienen un plus especial: ocurren en el marco de sus 30 años de carrera y a 20 años de que el cantante lanzara el álbum MTV Unplugged . Por este motivo, Diego Torres abrió la noche con una propuesta llena de nostalgia: viajar en el tiempo y rememorar (a los gritos) todos esos temazos que consagraron al hijo de Lolita Torres allá por los 90. “Cantar hasta morir”, “Sé que ya no volverás” y “Alguien la vio partir” fueron parte de la selección para este momento retro de la noche.

“¡Buenas noches, mi querido Buenos Aires! Qué alegría estar acá. Qué alegría volver a esta Arena tan hermosa donde se disfruta mucho de subir al escenario y encontrarse con ustedes. Celebrar 20 años de este Unplugged. Como dice el tango: ‘20 años no es nada’ aunque miren cómo están ustedes... Dios mío”, bromeó el cantante en su primer contacto con el público.

La noche se “enchufó” cuando Mister Miguelius (un artista que interpreta música electrónica utilizando como único instrumento sus cuerdas vocales) entró en escena y convirtió al estadio de Villa Crespo en un boliche. Mientras los músicos lucían pelucas ochentosas y varias bolas espejadas bajaban del techo en el medio de la platea, el anfitrión se animó a unos pasos “electrónicos”; ganándose la arenga de toda la sala. La noche se terminó de encender con “Usted” y “Color esperanza”.

Las sorpresas de la noche

Promediando la primera hora de show, Torres cambió su musculosa retro por una camisa con estampa de reptil. Su nuevo look marcaba un cambio también en el clima del concierto que, de ahora en más, ofrecería un mix entre los temas más recientes del artista y sus clásicos de siempre. “Abriendo caminos”, “Andando” y “Eres tú” se mezclaron con canciones como “Penélope” y “Tratar de estar mejor”.

Quiénes son asiduos seguidores del cantante saben que sus conciertos son un 60 % música y un 40% stand up. Y esta vez no fue la excepción. Entre tema y tema, Torres se tomó unos cuantos minutos para contar anécdotas, hablar de “los achaques” de la edad y bromear con su público. “Feliz cumpleaños, mi vida”, le dijo a una chica que se encontraba en la segunda fila con un cartel que anunciaba su cumpleaños. “Disculpá que no te traje nada... pero te traje a toda esta gente, mirá”, bromeó en referencia a las 10 mil personas que se encontraban en el Movistar Arena. “Soy tu mini fan”, decía otra cartulina mientras algunas filas atrás sus vecinos David y Simón se anunciaban con un letrero en amarillo. “No veo un carajo aquel cartel amarillo, pero creo que es una manifestación de cariño...”, bromeó.

Las luces apuntando hacia las tribunas dejo ver las distintas generaciones que lo siguen a este artista; algo que inmediatamente agradeció emocionado: “A medida que pasa el tiempo, las canciones van uniendo generaciones , se van acompañando en la vida cotidiana de padres a hijos y eso es divino porque te renueva y te hace sentir que las canciones atraviesan”, reflexionó para presentar su próximo tema: “Las leyes de la vida”, que interpretó junto a su sobrino Benjamín.

“Qué lindo tenerte acá. Me gusta verte con tu música, escribiendo, conectándote con la gente. Si hay algo que siempre disfruto es esta relación que tenemos con los sobrinos de poder encontrarnos y charlar (...) La energía que me dan me renueva”, expresó el hijo de Lolita en referencia a su invitado y a Juan, su otro sobrino que lo acompaña como guitarrista. Por su parte, el compositor de este sonido que habla sobre la familia y el paso del tiempo expresó: “Para mí son todos recuerdos de acompañarte a estadios, teatros así que hoy estar compartiendo esto con vos es un placer. Te quiero mucho”.

Luego del emotivo intercambio familiar, llegó el momento de revivir el emblemático pasito de los 90 con “Tratar de estar mejor”. La platea volvió a estallar con la llegada de un nuevo invitado: Juanchi Baleiron. “Recordemos cómo nos conocimos. Año 88 en una película hermosa, inolvidable que se transformó en consumo bizarro: El profesor punk”, contó el guitarrista. Tras bromear sobre aquellos días en el set bajo la dirección de Enrique Carreras, el músico de Los Pericos habló de lo que significaba para él acompañarlo esta noche: “Te quiero un montón. Hace 38 años que nos conocemos. Grabé tu primer disco y nos hemos cruzado muchas veces más en giras”, dijo antes de entonar el reggae “Para sentirme libre”.

Otro tema que el anfitrión cantó a dúo fue “Dejarlo todo afuera”. La elegida fue la talentosa artista oriunda de La Plata Luz Gaggi. “Estoy muy nerviosa, no sé hablar mucho en público”, advirtió mientras él (como buen charlatán) llenaba esos baches. Los amigos o exintegrantes de la banda también tuvieron su lugar. Mientras que Gerry le puso sonido con su guitarra a “Amuleto”, Pablo Echeverry (más conocido como Parry), le puso su sello a “Déjame estar” con su teclado.

Diego Torres junto a Juanchi Baleiron, uno de los invitados de la noche
Diego Torres junto a Juanchi Baleiron, uno de los invitados de la noche - Créditos: @agustin del sel

Un final entre lágrimas y papelitos plateados

Cuando todo parecía que estaba llegando a su fin, el clima en el estadio volvió a virar por completo; volviéndose más íntimo, nostálgico y emotivo. Con los músicos también convertidos en espectadores, un piano en el centro de la escena cobró protagonismo. Ahí estaba él, con nuevo cambio de look e iluminado por un reflector, para comenzar la despedida. “Dónde van”, “Yo sé que hay algo más” y “Tal vez”, fue la trilogía elegida para emocionarse hasta las lágrimas.

Faltando apenas diez minutos para la medianoche y con una lluvia de papelitos plateados que se mezclaban con los globos de las fans, el anfitrión cerró esta gran fiesta al ritmo de “Mejor que ayer”; éxito que le dio nombre a este tour que ya pasó por lugares como Bogotá, Acapulco, Mérida, Guadalajara y Ciudad de México y al que todavía le quedan dos fechas en el Movistar Arena (23 de noviembre y 18 de diciembre), Mendoza, Montevideo y Perú.

Una vez más, Diego Torres demostró por qué 30 años no son nada y volvió a renovar su contrato con su público; ese que lo sigue eligiendo a la hora de musicalizar los distintos momentos de su vida.