Yahoo Estilo Por el dinero: una aventura fascinante que viaja del teatro al cine y juega entre la ficción y el reality show
Siempre se dijo, y con razón, que las películas de El Pampero Cine representan la idea de la aventura infinita desde distintas miradas y perspectivas. Puede adoptar la forma de un relato interminable a través de múltiples geografías, como en las monumentales obras de Mariano Llinás (Historias extraordinarias, La flor) o expresarse bajo la forma, mucho más pequeña, de una tragicomedia que se mueve alrededor del absurdo.
Por el dinero, la sexta película de Alejo Moguillansky, sigue esta segunda vertiente en línea con su obra anterior. Y como algunas de sus películas previas (El loro y el cisne, La vendedora de fósforos) también tiene su estreno local en la sala Lugones del Teatro San Martín, en seis únicas funciones. Comenzaron el jueves 21 y siguen el viernes 22, el sábado 23 (en ambos casos a las 18), el domingo 24 y el martes 26, a las 15 y 18.
La película se exhibe por fin en nuestro país dos años después de su presentación, como estreno mundial, en la prestigiosa sección Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. En este caso, la idea de aventura sin fin que envuelve todos los proyectos de El Pampero Cine se pone en movimiento desde el interés que siempre tuvo Moguillansky por preguntarse en sus obras sobre cuál es el verdadero disparador de un hecho creativo, así como su desarrollo y sus consecuencias. Entre estas últimas, como señala una declaración suya que acompaña la presentación del film, queda a la vista “la sensación de que algo esencial tuvo lugar, aunque no podamos nombrarlo, y la certeza de que algo verdadero de la vida se jugó ahí, en ese momento, y lo trastornó todo”.
El origen de Por el dinero es una obra teatral del mismo nombre estrenada en julio de 2013 en el Centro Cultural Ricardo Rojas . Allí, Moguillansky, Luciana Acuña (su esposa en la vida real) y Matthieu Pierpoint, con el apoyo de la música en vivo de Gabriel Chwojnik, llevaban adelante una “experiencia escénica de altísimo vuelo que nacía en el mismo acto de indagar sus economías familiares”, según la crítica de LA NACION firmada por Alejandro Cruz y que mereció en aquel momento la máxima calificación. Ahora, el mismo equipo se puso al hombro la versión cinematográfica que sostiene, agranda y extiende esa peripecia escénica.
Un recorte de esa crítica aparece en un momento de la película como testimonio de un juego fascinante entre ficción, realidad, arte, representación, crónica documental, comedia, tragedia y hasta elementos del reality show. Ese collage de 80 minutos es una delirante sátira sobre las dificultades que enfrentan los artistas para llevar adelante sus proyectos y también un viaje sin destino imaginado como gira teatral y armado a partir del viaje real a Colombia que Moguillansky, Acuña y su equipo (Chwojnik es una extraordinaria revelación como actor) armaron desde el reconocimiento obtenido por su obra en el circuito teatral del off porteño. Allí, en Cali, transcurre buena parte de la acción.
“Teníamos que ser al mismo tiempo el actor y el documentalista, el pintor y su musa, el poeta y el paisaje, el fusil y la presa, el jinete y el caballo, Don Quijote al mismo tiempo que Cervantes”, dice en un momento el narrador de un relato lleno de peripecias cómicas mezcladas con reflexiones sobre las dificultades que enfrenta un artista para sostener económicamente su obra. Una película inspirada en una gira teatral transformada en un reality show de impredecibles resultados. Una creación que vale la pena descubrir con esa mezcla de espíritu artesanal y precisión artística que identifica a la obra fílmica de El Pampero.
