Directores de cine que financiaron sus propias películas
En la industria del cine puede ser difícil lograrlo, pero algunos “soñadores” fueron capaces de llevar eso de apostar por sí mismos a otro nivel para hacer lo imposible: financiar sus propias películas. Aunque no es una práctica de la que se dé a conocer mucho, pero tal vez suceda con un poco más de frecuencia en el lado más independiente y desapercibido del cine, muchas personas intentan por sus propios medios realizar sus historias. Esto incluye a directores que tratan de tomar las riendas del asunto, de forma literal, con la intención de hacer que sus proyectos se conviertan en realidad.
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Algunos de los directores de cine más famosos y galardonados también están entre aquellos que consiguieron juntar el dinero suficiente para producir sus propias películas. Ya sea en las primeras etapas de sus carreras, o justo en el inicio, hasta la actualidad, ya con una interesante filmografía bajo el brazo, encontramos varios nombres conocidos en el medio que se encargaron de financiar sus proyectos o también títulos de películas más famosas que el nombre de sus propios directores, pero que igualmente se trata de proyectos cuyos encargados de la dirección pusieron el dinero para ello o de lo contrario no existirían las historias que contaron en la pantalla.
M. Night Shyamalan, además de ser conocido por películas famosas como Señales (74%) o El Sexto Sentido (85%), y los característicos giros que propone en sus trabajos, es uno de los directores que habitualmente están financiando sus películas y obteniendo buenos resultados en el proceso. Pero él no es el único, ya que tenemos cineastas de diferentes épocas, algunos más reconocidos o desconocidos que él, que también lo han hecho en una o más ocasiones a lo largo de su carrera.
Sin duda todos los casos llegan a ser diferentes y cada director puede tener razones específicas para hacer algo tan valiente. Puede ser porque quieren retener más derechos sobre su creación, porque no encuentran financiamiento en otro lado, o por algún otro motivo que se desconoce. Para lograr esto llegan al extremo de sacarle el jugo a sus tarjetas de crédito, vender colecciones personales y prácticamente hacer todo lo que esté a su alcance para obtener dinero que luego será utilizado en la producción de su nueva película. Este es un negocio en el que a veces hay mayores probabilidades de perder que de ganar, pero en algunos casos tomar ese riesgo valió la pena y les permitió obtener triunfos de diferentes maneras.
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Francis Ford Coppola
Uno de los directores más reconocidos de esta lista y también uno de los más valientes. En la actualidad está trabajando en Megalopolis, quizás el proyecto más ambicioso de su carrera, el cual le estaría costando al menos US$120 millones de su bolsillo. Esta cinta la escribió en la década de 1980 y lleva décadas tratando de concretarlo, así que posiblemente tome más años en que llegue a la pantalla; además se dice que podría ser su última película. Esto lo ha llevado a ser el dueño de algunas de sus películas más famosas, como Apocalipsis Ahora (99%), ya que ningún estudio quiso meterse a financiar sus proyectos y él consiguió los millones que necesitaba por otro lado, como por ejemplo en los derechos de distribución.
George A. Romero
George A. Romero pasó de dirigir comerciales de televisión a estar detrás de la compañía Image Ten con otras 9 personas, cada una de las cuales invirtió US$600 en el fondo de producción. Para su primer largometraje, La Noche de los Muertos Vivientes (96%), logró crear una historia que al final costó US$114 mil, dinero que tuvo que conseguir por otro lado en vista de que ningún estudio quiso financiar el proyecto (vía JSTOR Daily). Una pérdida para ellos, ya que esta cinta que se inspira en la novela de terror y ciencia ficción Soy leyenda, con la idea de que los muertos recientes se reanimaran para alimentarse de los vivos (decisión que por cierto se hizo para que el maquillaje sea menos costoso), fue un éxito que recaudó un aproximado de US$30 millones y se convirtió en un ícono del género de terror.
Kevin Smith
Las tarjetas de crédito de Kevin Smith hicieron posible Clerks (88%), una de las películas más amadas por sus fans. Según Den of Geek, la película de 1994 fue financiada en su totalidad por Smith al maximizar todo lo que pudo sacar de sus tarjetas de crédito, gastar todo lo que tenía ahorrado y vender sus cómics. Dado lo autoproclamado nerd que es Smith, está claro cuál de esos métodos habría sido el más desgarrador. Al final se puede decir que todo salió bien para este cineasta que consiguió hacer su proyecto con un presupuesto de poco más de US$27 mil sin saber que luego se convertiría en una inesperada franquicia.
M. Night Shyamalan
El sinónimo de financiar tus propias películas para obtener control creativo sobre cada detalle va de la mano con el nombre de M. Night Shyamalan. El conocido director se ha encargado de conseguir el dinero para sus últimos proyectos según lo que dijo en una entrevista para Collider mientras promocionaba Viejos (55%). Allí dijo que él mismo pagó para hacer Los Huéspedes, Fragmentado (75%), Glass (45%) y Viejos, aunque también dijo haber puesto dinero para la serie Servant (92%) que ha sido un éxito. Se dice que también financió Llaman a la puerta (83%), que llegó a cines en 2023. Declaró que su razón para hacer películas al menor costo posible es que de esa manera puede ser libre y hacer algo provocativo, diferente e inusual, arriesgando él y sin poner en compromisos a sus socios.
Orson Welles
Convertir el caos en arte es un mérito de Orson Welles, quien pasó una década de tortura por parte de Hollywood, para mudarse a Europa y preparar una versión cinematográfica de Otelo de Shakespeare. Pasó de todo, desde que el productor de la película quebró el primer día de rodaje y la producción se cerró hasta que le tocó tomar trabajos como actor para conseguir dinero para el proyecto cuando sus ahorros se terminaron (vía The New York Times). No estaba listo para dejar que se convirtiera en un fracaso, aún cuando se detuvo la producción en algunas ocasiones y tuvo que sacar tiempo para protagonizar otras producciones. Tuvo que improvisar ya que incluso le habían incautado los trajes para la película, pero al final Othello (92%) ganó la Palma de Oro en Cannes, aunque en ese momento el premio se conocía como el Grand Prix del Festival de Cine.
Peter Jackson
La primera incursión del director de las trilogías El Señor de los Anillos y El Hobbit en el mundo de los largometrajes llegó en 1987 con Bad Taste, una producción de la que no solo se encargó de su financiación sino también de ser el editor, supervisor de efectos especiales y supervisor de maquillaje. Jackson también la co-escribió y, por supuesto, la dirigió, sin saber que se convertiría en una película de culto que por cierto se ve mucho mejor que otras del género de terror y de bajo presupuesto. Este proyecto le costó cuatro años de su vida, siendo filmado en una cámara vieja durante los fines de semana y le costó unos US$25 mil. Según Fandom, recaudó US$150 mil.
Richard Linklater
Se tardó dos años en realizar su primer largometraje, una película para la que contó con un presupuesto de US$3 mil, que pudo completar en 1989. La película nunca se estrenó ya que llegó como extra disponible en el DVD de su segunda película. Luego, en 1989, Linklater gastó US$23 mil en producir su segundo largometraje el cual es justamente Slacker. La trama sigue un día en la vida de un grupo de jóvenes que viven en Austin, Texas, destacando por su ausencia de narrativa tradicional puesto que el director experimentó con escenarios cambiantes con la intención de reflejar el estilo de vida de los personajes que protagonizan el filme. Debido a las limitaciones se filmó en el barrio donde vivía Linklater y descartó una trama elaborada para evitar que el costo fuera superior.
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