Distinguen a Mauricio Wainrot como Personalidad Destacada de la Cultura en la Legislatura porteña
Emocionado y muy agradecido, Mauricio Wainrot recibió en el Salón Dorado de la Legislatura de la Ciudad de Buenos su diploma de Personalidad Destacada de la Cultura. La platea de sillas dispuesta en el imponente palacio legislativo se llenó de artistas, familiares y amigos del coreógrafo que, con 57 años de trayectoria, hizo un racconto de su carrera durante una conversación que mantuvo en la mesa del estrado junto con la periodista cultural Cristina Mucci. También lo acompañaron el director general del Teatro Colón Jorge Telerman, la diputada Manuela Thourte (UCR / Evolución) que impulsó esta designación y la editora y crítica de danza de LA NACION Constanza Bertolini.
“La cultura nos va a salvar a todos de todo”, ratificó Wainrot una vieja declaración que Mucci puso con mucho sentido de la oportunidad sobre la mesa; una frase que podría pecar de anacrónica y, sin embargo, en la actualidad política del país, adquiere un especial valor. Durante más de una hora y media, la infancia, juventud y madurez del artista volvió en el tiempo y trajo anécdotas. Algunas propias, otras que fueron desgranando los participantes del acto. Contó, por ejemplo, cómo fue que con la Sinfonía de los salmos dio el salto del bailarín al coreógrafo; luego vinieron de a decenas las creaciones, que montó en unas cincuenta compañías internacionales.
Telerman dijo que conoce a Wainrot hace muchísimos años: “desde la época en que él era más joven que yo”, bromeó, y confesó que si ama la danza contemporánea es, en buena parte, por él. “¿Qué hay allí en ese lenguaje que me habla de una manera tan misteriosa y potente”, se preguntó la primera vez que se sentó en una butaca del Teatro San Martín. Y luego, ya como gestor, admitió haber recurrido al coreógrafo para poder “presentarle al público la belleza”. Finalmente, acudió a una cita de Borges, esa que dice que a diferencia del amor “la amistad no precisa frecuencia”, y se refirió a un lazo que los une y seguirá uniendo a través del tiempo.
Además del ministro de Cultura porteño Enrique Avogadro, a la hora de los mensajes grabados Julio Bocca no quiso estar ausente y le envió desde Uruguay un agradecimiento por las obras que bailó y que llevó de vuelta por el mundo, un video que concluyó afectuoso: “Te quiero y te respeto”. Entre las adhesiones, también se leyeron palabras del presidente de la Fundación Konex, Luis Ovsejevich.
Paloma Herrera, Norma Morandini, María Victoria Alcaraz; bailarines, asistentes y colaboradores de tantos años en el San Martín (de Elizabeth Rodríguez y Diego Poblete a Sol Rourich, Benjamín Parada y Sofía Menteguiaga); su hermana, sus sobrinas, su pareja, muchísimos amigos-hermanos, amigas de la danza, otras personalidades de la cultura, de la gestión pública y de la vida a secas: en la primera fila, por ejemplo, estaba bien ubicado su querido vecino de los cuatro años, cuando vivían ambos en la calle Muñecas al 1000, en Villa Crespo.
Wainrot, de 76 años, fue muy generoso a la hora de los agradecimientos, empezando por su padre, que a la primera manifestación de interés lo llevó a la Escuela Nacional de Danzas, y siguió por mencionar a varios de sus maestros; habló de Otto Werberg, de Oscar Araiz, por supuesto, y relató el día en que después de un ensayo en el Colón este se acercó para proponerle sumarse al futuro primer ballet del Teatro San Martín. Allí, en diferentes momentos, entre las idas y venidas propias de la institución y las suyas propias -trabajó varias temporadas en el exterior, principalmente en Canadá, en Bélgica-, los años que siguieron a su regreso al país los dedicó al que fue el proyecto de su vida: el Ballet Contemporáneo. A propósito, sobre el final, la bailarina Eva Prediger interpretó un solo de la obra Travesías, con música de Tom Jobim.
La ceremonia completa se puede revivir en el canal de YouTube de la Legislatura.