Dolph Lundgren iba para erudito cuando una mujer le dio el empujón hacia Hollywood
Hablar de Dolph Lundgren supone un ejercicio de nostalgia ochentera. Porque este sueco de cabellos rubios, mandíbula marcada y casi dos metros de altura fue uno de los rostros que dejaron huella en la retina de toda una generación. Fue el He-Man de acción real por excelencia (a pesar del batacazo), y el enemigo más emblemático de la historia de Rocky Balboa, con una presencia física que jamás pasaba desapercibida. Ya fuera como personaje sin diálogo, villano o héroe, lo cierto es que Lundgren logró labrarse una carrera de casi cuatro décadas. Sin embargo, su salto a la Meca del Cine no fue el más convencional. No era un extranjero con sueños de ser actor que aspiraba a codearse con la crème de la créme y triunfar en Hollywood. No, su elección de vida iba por otros derroteros hasta que una mujer en particular llegó a su vida.
Porque Dolph Lundgren era un estudioso comprometido con su currículo académico e inteligente. La información disponible nos dice que posee un cociente intelectual (IQ) de 160. Y si tenemos en cuenta que un IQ de 100 y 115 equivale a una inteligencia media, entonces este sueco posee una mente superdotada. Nacido el 3 de noviembre de 1957 en Estocolmo, Lundgren creció en un hogar de estudiosos con una madre profesora de idiomas y un padre ingeniero y economista que trabajaba para el gobierno sueco. Sin embargo, no tuvo una infancia fácil debido a los malos tratos que sufrían bajo el yugo de un padre abusivo. Él mismo ha contado que él y su madre padecían los abusos, teniendo que escuchar cómo su padre lo llamaba “perdedor” durante sus rabietas. Una situación que terminó alimentando su ambición y deseo de demostrarse a sí mismo que era todo lo contrario. (DolphLundgren.com)
Se centró en los deportes de contacto para canalizar la frustración que vivía en casa, practicando judo, karate y levantamiento de pesas. Y se centró de lleno en cultivar su mente. Al terminar el secundario con notas excelentes en los años 70s se marchó para continuar su educación en EE. UU. a través de diferentes becas, estudiando ingeniería química en la Universidad de Washington y en la Universidad Clemson. Al volver a casa continuó estudiando, y mientras competía y entrenaba como cinturón negro y participaba (y ganaba) en competiciones europeas, obtuvo un diploma en ingeniería química de la universidad pública de su ciudad, el Instituto Real de Tecnología KTH (la universidad de tecnología más grande de Suecia con dos premios Nobel en su haber). Y a continuación, en 1982, viajó a Australia y se sacó un máster de la misma ciencia en la Universidad de Sídney.
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Pero su ambición académica no tenía límites. Él quería llegar lejos en su vida, ser CEO de una corporación importante o algo parecido (Blockbuster). Y mientras estudiaba en Australia obtuvo una beca de intercambio para continuar sus estudios en Boston. Se trataba de una de las becas más prestigiosas del mundo -el Programa Fulbright- para estudiar en el reconocido MIT (el Instituto de Tecnología de Massachusetts). Estamos hablando de un centro de estudios que acumula 98 ganadores del premio Nobel, 26 ganadores del premio Turing… Es decir, estudiar allí puede abrir las puertas a un mundo de oportunidades académicas y científicas. Su destino estaba más que encaminado.
Pero en ese mismo momento se abrió otra puerta inesperada. Durante su tiempo en Australia trabajaba como portero de una discoteca. Y justo cuando estaba en plenos preparativos para mudarse a EE. UU., conoció a Grace Jones. La cantante jamaicana se encontraba en el lugar para una de sus actuaciones y escogió al azar a un grupo de chicos del recinto para que le dieran protección. Así conoció a Lundgren y lo convirtió en su guardaespaldas. Muy de película.
Sin embargo, no tardaron en iniciar una relación amorosa tan intensa que logró convencerlo para que se mudara con ella a Nueva York. Dolph todavía tenía tiempo disponible hasta que comenzaran las clases y una vez en la Gran Manzana, comenzó a codearse con un mundo diferente de artistas, fiestas y nuevas oportunidades. Siguiendo los consejos de su pareja y amigos decidió probar suerte y estudiar clases de actuación. No tenía nada que perder. Y así, mientras trabajaba como portero por las noches en una discoteca, durante el día asistía a clases de arte dramático.
Lundgren recuerda aquella época como un momento que abrió sus ojos a un mundo diferente, pasando de sus años de estudio y estricta disciplina deportiva a codearse con personajes como Andy Warhol, Keith Haring o Steve Rubell en el legendario Studio 54. Un círculo que, se entiende, llegó a su vida por ser el novio de una belleza e icono artístico como Grace Jones. De todos modos, Lundgren intentó regresar a su mundo y asistió a las clases del MIT, pero se dio cuenta que su mente ya estaba abierta a nuevos estímulos.
Dos semanas después tomaba la decisión que cambiaría su vida: motivado por los consejos de Grace Jones y el nuevo mundo que le rodeaba, completamente anonadado con el negocio del entretenimiento, descubrió que esta industria era “más atractiva y gratificante” que la ingeniería quimica y abandonó sus estudios para dedicarse de lleno a su nueva aspiración como actor. (Blockbuster)
Y no tardó en encontrar un hueco. Durante una visita a su novia al set de la película de James Bond, Panorama para matar (1985) -donde ella interpretaba a May Day- consiguió un papel fugaz como un secuaz de la KGB llamado Venz. Apenas aparecía 10 segundos junto a Christopher Walken, pero se quedó encantado. Poco despues le llegó el rumor de que Sylvester Stallone estaba buscando a alguien que diera el pego como rival en el ring. Era el papel de Iván Drago en Rocky IV. Ansioso por conseguirlo se tomó la libertad de enviar fotos y videos suyos a un contacto en común que tenía con el actor y director. Pero lamentablemente lo rechazaron por ser demasiado alto.
Sin embargo, él insistió y se presentó al casting, superando a otros 5.000 interesados que querían el mismo personaje. Entrenó como nunca durante cinco meses, seis días a la semana, y su paso por la saga dejó huella, abriéndole el camino a una carrera artística sin mirar atrás. Porque el día del estreno de Rocky IV (1985), entró al teatro siendo el novio de Grace Jones ante los medios del mundo, pero salió convertido en estrella. “Estuve conmocionado durante años por la alucinante y desalentadora experiencia de ser un estudiante atleta de la pequeña Suecia y de repente tener que estar a la altura de una nueva personalidad de estrella de acción” (DolphLundgren.com)
El personaje de Iván Drago le abrió las puertas al negocio pero también lo encasilló en papeles monosilábicos, héroes de acción y villanos estereotipados. El batacazo de Masters del Universo no ayudó a que Hollywood lo viera como otra cosa y su filmografía se terminó llenando de fracasos de critica y taquilla. Porque ni siquiera una de sus mayores éxitos, Soldado universal, logró pasar el corte de los especialistas.
Sin embargo, todos esos asesinos, mercenarios, agentes secretos, espías y soldados del futuro que rellenan su currículo sirvieron para crear su propio legado y un hueco especial en el recuerdo de los cinéfilos del mundo. Porque a pesar de los fracasos no dejó de trabajar y permanecer dentro de la industria, actuando y dirigiendo aunque dentro de un mismo rango de género y personajes. Él hasta se lo toma con deportividad, diciendo en una entrevista de 2011 que desde entonces hace lo mismo “me coloco en mi marca, no digo nada, mato a unos cuantos y me pagan”. (Blockbuster)
Sylvester Stallone incluso le sirvió una plataforma renovada cuando lo invitó a participar en su saga de veteranos de acción, Los mercenarios, y le dio la oportunidad de resarcir el legado oscuro que habia dejado Iván Drago a través de Creed II, con el primer papel realmente dramático y con una profundidad narrativa de su carrera.
Dolph Lundgren y Grace Jones eventualmente terminaron su relación y cada uno siguió su camino. Él contrajo matrimonio en 1994 con una diseñadora de joyas llamadas Anette Qviberg, con quien tuvo dos hijas asentándose en Marbella durante varios años. La pareja se divorcio en 2011 y, en la actualidad y a sus 65 años, el actor se encuentra comprometido con la entrenadora personal Emma Krokdal. Su currículo está repleto de proyectos. Como Los mercenarios 4 y una película que dirige, escribe y protagoniza -Wanted Men- que verá la luz en 2023. Al final, conocer a Grace Jones fue una experiencia vital que le abrió el camino hacia un futuro que antes, en su Suecia natal y circulo estudioso, jamás habría considerado. Uno de esos cruces del destino inesperados que marcan vidas para siempre.
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