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Don Ramón, el rey sin corona de "El Chavo del Ocho" que hacía reír a todos

Don Ramón y una ilustración suya como parte de las protestas salvadoreñas de 2010 en contra de la extorsión. (Photo credit should read Jose CABEZAS/AFP via Getty Images)
Don Ramón y una ilustración suya como parte de las protestas salvadoreñas de 2010 en contra de la extorsión. (Photo credit should read Jose CABEZAS/AFP via Getty Images)

Don Ramón era la verdadera estrella de El Chavo del Ocho. Su potente carisma y los recursos inagotables para hacer reír al público lo convirtieron en el auténtico rey sin corona del programa cómico más popular del siglo pasado en México. Sin embargo, la trascendencia de Ramón Valdés se hizo evidente del único modo en el que destacan los héroes genuinos: gracias a su ausencia.

Desde el estreno de la exitosa serie, en 1971, el protagonismo siempre se relacionó con Roberto Gómez Bolaños, que además de encarnar al personaje principal era también el productor. El resto de actores gozaba de una relevancia propia pero relativa: todos dependían de lo hiciera o dejara de hacer el Chavo, aquel niño huérfano que vivía en un barril y todo el tiempo soñaba con una torta de jamón.

Sin embargo, con la consolidación del programa entre el gusto de millones de mexicanos, quedó claro que cada pieza era importante y que el show jamás estaría completo si faltaba alguien, más allá de que existiera una batuta en la figura de Gómez Bolaños. Pronto, como suele suceder en todos los programas de éxito masivo, el ego de los actores provocó las disputas internas que abrieron la puerta a la fuga de talento.

El pleito entre Gómez Bolaños y Federico Villagrán, que daba vida a Kiko, el mejor amigo del Chavo, fue la gota que derramó el vaso. Según Villagrán, Ramón Valdés decidió salir del programa en solidaridad con él. Otra versión de los hechos, mencionada por el nieto de Valdés, apunta más hacia la principal rivalidad que existía en la cúpula del programa: Florinda Meza y María Antonieta de las Nieves. “Sí hubo un tiempo en que la vecindad era una familia, lamentablemente cuando eso dejó de funcionar mi abuelo se fue. No se metía en problemas, no le gustaban las confrontaciones”, señaló Miguel Valdés al canal de televisión TVN.

Además, como el propio Villagrán lo ha contado, Don Ramón era una especie de pieza maestra en el tablero del programa, pues de alguna u otra forma todos los personajes tenían una conexión con él. “Si lo quitamos como pieza de ajedrez: Doña Florinda se queda sin alguien a quien pegarle, el motivo de la Bruja del 71 de vivir en la vecindad era Don Ramón, el señor Barriga el único que no pagaba la renta era él, Don Ramón era el protector del Chavo y, sin él, también la Chilindrina se queda huérfana. Quitas a Don Ramón y se acaba el programa. Era el eje del programa”, dijo en entrevista para Tu Cosmopolis.

Aunque en el programa Valdés daba vida a un viudo desempleado que, invariablemente, tenía que lidiar con los malos tragos de la vida, en cada escena su derroche de carisma natural era un deleite para el público. Sus cientos de supuestas aventuras y su conocimiento de mil profesiones y oficios lo volvían un centro de atención indispensable para el desarrollo del cada capítulo.

Quizá ningún capítulo haya tocado tanto el corazón de los televidentes como el de La Venta de Churros. En dicha emisión, Doña Florinda y Don Ramón emprenden un puesto de churros y el Chavo del Ocho se termina la mercancía. Cuando Florinda va a reclamarle a Don Ramón, este le responde que fue él mismo quien acabó con el producto, y en un giro inesperado, la madre de Kiko decide no cachetearlo, como era costumbre, pues el Chavo había confesado que él era el responsable. Finalmente, Florinda agradece a Don Ramón por su valentía y por haber dado la cara por el Chavo, que se comió los churros debido a que tenía hambre.

Aunque Ramón Valdés volvió al programa dos años después de salir, ya en 1981, sus problemas de salud relacionados con el consumo de cigarro lo aquejaban demasiado. El actor falleció en1988 a causa de cáncer de estómago. A pesar de que el programa cada año se hace más añejo, en todos los fanáticos de El Chavo del Ocho persisten recuerdos imborrables del entrañable y mítico personaje que le iba al Necaxa.

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