Drácula: mar de sangre es un desparejo relato de terror en alta mar tomado de la novela de Bram Stoker

Drácula: mar de sangre es un desparejo relato de terror en alta mar tomado de la novela de Bram Stoker
Drácula: mar de sangre es un desparejo relato de terror en alta mar tomado de la novela de Bram Stoker

Drácula: mar de sangre (The Last Voyage of the Demeter, Estados Unidos, Reino Unido-Malta-Italia-Alemania/2023). Dirección: André Øvredal. Guion: Bragi Schut y Zag Olkewicz. Fotografía: Tom Stern. Música: Bear McCreary. Edición: Julian Clarke, Patrick Lasgaard y Christian Wagner. Elenco: Corey Hawkins, Aisling Franciosi, Javier Botet, David Dalmastchian, Liam Cunningham. Distribuidora: UIP. Duración: 118 minutos. Calificación: solo apta para mayores de 16 años. Nuestra opinión: regular.

Ver cómo una nueva película sobre Drácula se pone en movimiento con la imagen actualizada del globo terráqueo de los estudios Universal resulta a primera vista lo más natural del mundo. La alianza entre las historias de monstruos más conocidas del cine de terror y uno de los pilares de la industria de Hollywood cumple este año nada menos que un siglo. El origen de esta verdadera cosmovisión se remonta a 1923, año de estreno de la versión de El jorobado de Notre Dame protagonizada por Lon Chaney, y en 1931 conocimos bajo el mismo sello al primer Drácula del cine, encarnado por Bela Lugosi. Después llegaron Frankenstein, el Hombre Lobo, la Momia y unos cuantos más.

La memoria configura desde más de un sentido esta novedad. Además de la cronología, aparece cifrado detrás de Drácula, mar de sangre (efectista traducción local de un título original con resonancias mucho más literarias) una suerte de exculpación por el fracaso del ambicioso proyecto para resucitar a los grandes personajes clásicos de aquella etapa inigualable del estudio y unirlos en un multiverso denominado Dark Universe con una suerte de regreso en las fuentes.

Un escenario clásico, oscuro y gótico, envuelve esta aventura tomada directamente de un tramo del Drácula de Bram Stoker, específicamente el segmento del relato en el que se habla de los acontecimientos que ocurren durante un trágico viaje en barco desde el puerto búlgaro de Varna hasta Whitby, en el noreste de Inglaterra. La acción transcurre en 1897, como para que no haya dudas de que estamos ante una historia de origen, que hasta podría (al menos en el pensamiento de sus productores, entre los que aparece el legendario Mike Medavoy) dar comienzo a una serie.

Esta posibilidad por ahora parece lejana, a partir de los magros resultados de taquilla cosechados por la película en los Estados Unidos. No tiene sentido buscar explicaciones por el lado del relato de época. La recreación de la vida a bordo de un barco mercante de finales del siglo XIX y la inquietante atmósfera que rodea a esta travesía están entre lo mejor de esta despareja adaptación.

Todo este clima alimenta expectativas que no se corresponden con los resultados. Sobre todo por el desinterés en ocuparse del monstruo que perpetra la desgracia desde una perspectiva exclusivamente demoníaca. De Lugosi para acá, la mejor historia de Drácula en el cine aparece cuando el personaje se debate entre su lado humano y la faz diabólica que lo transforma cada noche en un poseso en busca de sangre humana para alimentarse.

Algunos buenos y genuinos sustos en el final, cuando todo parece estallar en torno de la caza del monstruo, sirven como modesto consuelo para los más entusiastas seguidores del género. Son más los que preferirán tomar distancia, sobre todo por algunas elecciones narrativas imperdonables relacionadas con un personaje infantil, de este cruce por momentos desconcertante entre la leyenda de Drácula y toda la iconografía desarrollada en el cine a partir de Alien (1979).