La nueva joya animada de Netflix que pide su hueco en los Óscar a base de magia y ternura

MY FATHER'S DRAGON - Cr: Netflix © 2022
MY FATHER'S DRAGON - Cr: Netflix © 2022

Netflix, y el streaming en general, se han convertido en un refugio para la animación tradicional y experimental. Mientras que las salas se reservan ya casi exclusivamente para el cine realizado íntegramente por ordenador y las propuestas más comerciales, los proyectos de otra índole sobreviven y prosperan en las plataformas de VOD, donde quitarse de encima la presión de la taquilla permite más libertad.

La última joya en incorporarse al canon animado de Netflix, tras una racha de varios años en la que no para de darnos títulos memorables para los amantes de este medio artístico, es El dragón de papá (My Father’s Dragon). Una delicia absoluta en 2D llena de magia e imaginación que no hay que comerse de vista, porque aunque parezca especialmente ligera e infantil, tiene muchas papeletas para acabar entre las nominadas al Óscar de 2023.

Como apasionado de la animación, no hay mayor alegría (aunque sea agridulce) que ver cómo en la industria todavía hay cabida para un tipo de película que parecía condenada a desaparecer. Así lo ha demostrado Netflix, que está aprovechando las posibilidades de la animación CGI, por supuesto, pero que también recurre a técnicas y formatos que ya no se exploran tanto, como la animación hecha a mano, la rotoscopia o el stop-motion, y que se dirigen a todo tipo de público y edades.

Películas recientes como Apolo 10 1/2: Una infancia espacial, Entergalactic, Wendell & Wild o El monstruo marino demuestran la versatilidad de la animación y sus posibilidades infinitas. Dentro de nada, Guillermo del Toro presenta su versión de Pinocho, una adaptación oscura del famoso relato de Carlo Collodi en stop-motion, pero antes, merece la mena saborear otro cuento, menos conocido pero igualmente mágico, que llega en animación en dos dimensiones, El dragón de papá, la última maravilla de Cartoon Saloon.

Este joven, pero prestigioso estudio con base en Irlanda lleva una trayectoria intachable con su filmografía. Desde que se colocó en el mapa con El secreto del libro de Kells, Cartoon Saloon se ha hecho un nombre gracias a sus historias mágicas inspiradas en el folclore y las leyendas que presentan un estilo de animación aparentemente más minimalista, pero en realidad lleno de belleza, artesanía y detallismo. La canción del mar, El pan de la guerra y la reciente Wolfwalkers (estrenada también en streaming, a través de Apple TV+) forman un catálogo que ha recibido todos los elogios del mundo y ha colocado a la compañía entre lo más granado de la animación clásica, junto a los estudios Laika, Aardman y Ghibli.

Con El dragón de papá, Cartoon Saloon ofrece quizá la que es su película menos “folclórica”, una aventura infantil basada en el libro de Ruth Stiles Gannett (publicado en 1948), dirigida por Nora Twomey (El pan de la guerra) y escrita por Meg LeFauve, conocida por sus trabajos con Pixar (Del revés, El viaje de Arlo) y Marvel (Capitana Marvel). La historia sigue a Elmer (voz en inglés de Jacob Tremblay), un niño que, tras mudarse a la ciudad con su madre, no logra adaptarse y huye a una isla en busca de un dragón legendario para que le ayude a salir de sus problemas económicos, encontrándose en su camino con bestias salvajes, peligros inesperados y la mayor amistad de su vida.

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El dragón de papá tiene mucho de los mejores cuentos fantásticos. Recuerda, sobre todo en su inicio, a Donde viven los monstruos (aunque el libro de Maurice Sendak es posterior al de Gannett), con un arranque muy similar en el que un niño discute con su madre y se escapa por mar, llegando a una isla habitada por monstruos, donde encuentra la amistad y aprende a madurar. También hay ecos a La historia interminable y otras fantasías ochenteras, y por supuesto, remite a otras historias centradas en la amistad entre un niño y una criatura fantástica, como Peter y el dragón, El gigante de hierro, Cómo entrenar a tu dragón o Ponyo en el acantilado.

Con esta última, además, guarda más similitudes. El dragón de papá puede ser fácilmente comparada con la película de Ghibli al tratarse de la propuesta más infantil del estudio, en comparación con el resto de obras, que presentan una mitología más adulta y un tono más místico. Pero que esto no desaliente a nadie, al igual que la propia Ghibli o Pixar, las películas de Cartoon Saloon son recomendables para todas las edades. Es verdad que El dragón de papá se dirige más abiertamente a los niños (aunque se enmarca con pinceladas de drama social) y es menos específica en su contexto, pero hay en ella suficiente magia como para atrapar al adulto y retrotraerlo a la infancia en una experiencia llena de ternura y diversión en la que es difícil no dejarse llevar.

El dragón de papá es el clásico viaje del héroe, una aventura confeccionada con mucho cariño e imaginación, con colores acogedores que invitan a quedarse y un estilo de animación exquisito, que la eleva por encima de la media y aporta algo diferente a lo que su factoría llevaba haciendo, sin perder su reconocible sello personal. Lo mejor de la película es sin duda la bonita amistad entre Elmer y Boris, el dragón. Con voz en versión original de Gaten Matarazzo (Dustin en Stranger Things), Boris se revela como una creación animada absolutamente carismática y divertida, un personaje entrañable y muy gracioso, que además lanza a los niños un valioso mensaje sobre atreverse a salir del cascarón y desafiar las expectativas.

En los últimos años, Netflix ha irrumpido en los Óscar a lo grande y, aunque no lo tiene fácil porque hay fuertes competidoras, no sería nada raro ver El dragón de papá nominada en la edición de 2023. Hay precedentes que así lo podrían vaticinar. Recordemos que a la Academia le gusta repartir los huecos de la categoría de Mejor Película de Animación entre títulos comerciales y taquilleros de estudios como Pixar, Disney o DreamWorks, y alternativas más pequeñas y experimentales, como fue el caso de la española Klaus o la francesa ¿Dónde está mi cuerpo? (ambas de Netflix).

MY FATHER'S DRAGON - Cr: Netflix © 2022
MY FATHER'S DRAGON - Cr: Netflix © 2022

Pero no solo eso, Cartoon Saloon lleva pleno absoluto y ha sido nominada al Óscar en dicha categoría con todas sus películas hasta ahora, siendo la maravillosa Wolfwalkers la última. Siempre cabe la posibilidad de que los académicos vean El dragón de papá como algo más liviano y, por tanto, menos merecedor de una nominación que sus cuatro predecesoras, pero con el historial del estudio, raro sería que no le hicieran caso.

Las críticas y la recepción del público también la acompañan. La película cuenta con un 86% de valoraciones positivas en Rotten Tomatoes, lo que sin duda es un punto a favor de cara a los Óscar; y aunque no ha logrado la repercusión que merece, tiene algo para conquistar al público de todas las edades. Divertida, emotiva y con mucha alma, puede que El dragón de papá no tenga la complejidad narrativa y el enfoque maduro de El viaje de Chihiro o El pan de la guerra, pero que eso no sirva para menospreciarla, porque hacer un producto infantil que no subestime al espectador no es fácil. Y con ella, Cartoon Saloon y Netflix han creado un cuento para todos. Y para siempre.

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