Dreams provoca al pensamiento y al debate: Chastain

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 16 (EL UNIVERSAL).- Jessica Chastain no duda en decirlo: su nueva película "Dreams", presentada este sábado durante la competencia oficial de Berlín, bajo la dirección de Michel Franco, es una historia que profundiza en la relación México-Estados Unidos, países que, considera, deben darse cuenta de que se necesitan mutuamente.

En el filme, que busca el Oso de Oro, la actriz estadounidense interpreta a una filántropa quien, un día, recibe la visita de su amante mexicano (el tapatío Isaac Hernández), un bailarín al que no le importa morir en el cruce de la frontera, persiguiendo su sueño.

La actriz de Interestelar subrayó, en un encuentro con la prensa, que "Dreams" es una película innegablemente política, pero dejando que el público decida.

"Profundiza en cuestiones que muchos cineastas no querrían explorar, no dice lo que está bien y lo que está mal, sino que provoca el pensamiento y el debate. Hay mucho en la película, incluso en el título y, en cierto sentido, ambos (países) se necesitan y tienen que aprender a jugar limpio", expresó Jessica.

Es la segunda colaboración entre la actriz y el realizador mexicano luego de "Memoria", un drama que estrenará en cines en marzo.

"Dreams", apuntó Franco, es una historia de amor, pero también una visión de algo más amplio que toca a ambos países.

"Ellos se aman, de lo contrario la película no funcionaría y no sería trágica. El personaje de Jennifer (Chastain) está feliz de tener dos vidas separadas, una en México y la otra en EU y para ella eso es perfecto, pero cuando Fernando (Hernández) aparece, entonces sus vidas separadas perfectas se derrumban y comienza a ponerse interesante".

Chastain añade que aceptó el papel por ser un personaje complejo que muestra el lado oscuro de todo ser humano: "Durante años he abogado por papeles femeninos realmente complejos porque, especialmente en EU, los personajes femeninos eran realmente como la esposa de apoyo o casi como una mártir o una santa", comentó.

"Mi deseo es interpretar personajes que cometan muchos errores, muchos tropiezos, no me importa si son agradables o aceptables, pero quiero que la gente hable de ello y de que todos somos capaces de muchas cosas grandiosas, saludables, maravillosas, hermosas, pero también de comportamientos horribles y destructivos. Me encantó que Michel no convirtiera a nadie en un santo, los hizo humanos", recalcó.

En tanto, Hernández, con muy poca experiencia frente a la cámara ("Alguien tiene que morir") reconoció que durante el proceso del rodaje llegó a sentirse incómodo.

"Cuando comencé a trabajar con Michelle, él nunca dudó de mí, lo que me hizo sentir así a veces porque sentía que él tenía una historia muy importante que contar. Pero me dio toda su confianza y también a Jessica y Rupert (Friend) en cada escena que tuvimos", dijo.