Drew Barrymore revela que su madre le dejaba beber alcohol y fumar mariguana a los nueve años

Drew Barrymore credit:Bang Showbiz
Drew Barrymore credit:Bang Showbiz

Para nadie es un secreto que la estrella de Hollywood, Drew Barrymore, tuvo una infancia nada fácil mientras desarrollaba su carrera como actriz y era adicta a las sustancias ilícitas y al alcohol.

Ahora, la protagonista de 'Ángeles de Charlie' ha vuelto a hablar de lo decadente que fue su niñez sin límites ni la atención de sus padres.

Al hablar con su amigo Rob Lowe de St Elmo's Fire, en su nuevo podcast 'Drew's News', la actriz reveló que las drogas y el alcohol eran permitidas en su hogar, pero no el azúcar, por lo que tenía que comer a escondidas cuando su madre no la veía.

La presentadora comenzó su carrera artística desde muy pequeña cuando protagonizó las cintas 'Firestarter' y 'ET', por lo que tuvo que mantener un peso bajo.

En 1989, Drew, que entonces tenía 14 años, relató a la revista People cómo había sido el momento en que había bebido alcohol por primera vez cuando tenía 9 años, cómo había fumado marihuana a los 10 y había empezado a consumir cocaína a los 12 años. A los 13, ya había tomado dos tratamientos para rehabilitar su adicción a las drogas.

"Mi madre no me dejaba comer azúcar. Studio 54 y la hierba y el alcohol estaban bien, pero no me dejaban tocar el azúcar. Y lo hice, yo comía chocolate a escondidas en el clóset. Todos los demás hábitos estaban a la vista, pero el azúcar era algo que estaba en el clóset", detalló.

Anteriormente, la actriz se sinceró aún más con Howard Stern sobre su pasado, contándole lo difícil que fue después de convertirse en modelo a los dos años y en estrella de cine con el éxito de taquilla de 1982, 'E.T., el extraterrestre', a los siete.

La actriz contó al presentador que su propia madre, Jaid Barrymore, la ingresó en un psiquiátrico cuando sólo tenía 13 años.

La visita tampoco fue corta. Drew tuvo que quedarse durante 18 meses. "Solía reírme de esos lugares de 30 días como Malibú, que era más o menos lo contrario de la experiencia que tuve. Estuve un año y medio en un lugar llamado Van Eyes Psychiatric. Y no podías andar por ahí y si lo hacías, te metían en una habitación acolchada o te ponían camillas y te ataban".