Así es como el ejercicio físico te ayuda si tienes varices

Las varices son una patología que puede llegar a condicionar la calidad de vida de quien las padece. Y es que esas venitas inflamadas que van más allá de un mero problema estético en algunos casos. "Las varices son venas que se dilatan excesivamente debido a un funcionamiento anómalo. Son visibles a simple vista en forma de abultamientos debajo de la piel, o más superficialmente en forma de capilares de color rojizo o azulado. Forman parte de la denominada insuficiencia venosa crónica que afecta esencialmente a las extremidades inferiores y puede tener diferentes grados de severidad. Existen factores hereditarios y constitucionales que facilitan su aparición. Y en las mujeres, también son importantes los factores hormonales y los embarazos, que pueden predisponer a la aparición de varices”, nos detallaba el doctor Juan Fontcuberta, jefe de servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular de los hospitales universitarios Sanitas La Moraleja y La Zarzuela, en Madrid.

“Las varices tienen una alta prevalencia en la población mundial y suponen un gran problema de morbilidad, ya que afectan a la calidad de vida de los que la padecen. Las varices, dependiendo del estadío en el que se encuentren van acompañadas de dolor, pesadez de piernas, edemas y en los casos más avanzados aparecen úlceras”, nos comenta Diego Martín, fisioterapeuta y entrenador personal de Prohealth @prohealth.vd.

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Factores de riesgo

El fisioterapeuta destaca que entre los factores de riesgo podemos ver que la edad, el sexo femenino, la obesidad, el embarazo y pasar tiempo prolongado tienen un peso importante en la aparición de insuficiencia crónica venosa. “Los tratamientos que palian o reducen la sintomatología de las varices son diversos, pero como consecuencia a los factores de riesgo previamente comentados es importante hablar de uno que ataja estos con contundencia. El ejercicio físico”, nos explica.

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Beneficios del ejercicio

El experto nos cuenta que es importante destacar que los resultados obtenidos por el ejercicio dependen de si el paciente se encuentra en fases iniciales o en fases más avanzadas. “La mayoría de los principales hallazgos que nos encontramos gracias al ejercicio según los últimos estudios es en los primeros estadíos. Entre ellos, nos encontramos mejoras en el reflujo venoso, mejoras en la movilidad de tobillo y en los valores de fuerza de miembro inferior y, por lo tanto, mejora en la función de bombeo de los gemelos. Por otro lado, en pacientes en fases más avanzadas vemos que el ejercicio mejora la fracción de eyección, el volumen residual, la fuerza de miembro inferior y la movilidad”, comenta, destacando que, por lo tanto, aparece una mejora en la calidad de vida de nuestros pacientes.

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¿Qué ejercicio conviene hacer?

Estos hallazgos refuerzan la importancia del ejercicio físico en el manejo de esta enfermedad. “Desde el equipo de Pro Health, recomendamos mantenerse activos en el día a día. Realizar actividad física de intensidad moderada durante un mínimo de 30 minutos 5 días por semana o de intensidad alta durante un mínimo de 20 minutos 3 días por semana mejora la capacidad funcional y se asocia a reducciones en la incidencia de enfermedad cardiovascular. A su vez, recomendamos combinar este trabajo aeróbico con trabajo de fuerza de 2 a 3 días por semana como mínimo. Recalcar a su vez, la importancia de individualizar cada caso y adaptarlo a las capacidades de cada individuo”, detalla.