El fallo garrafal (sobre todo, de las mujeres) que puede romper tu relación de pareja

Al ser más emocionales que ellos, las mujeres se ceban en lo malo

Nadie sabe cuál es el verdadero motivo por el nos decidimos a empezar una relación de pareja con alguien. Uno dicen que porque somos incapaces de resistirnos a la atracción física que nos produce o por el chispazo que sentimos al rozar de manera casual su mano, la química.

Es un tema complejo porque no hay un solo motivo, sino una concatenación de hechos y sensaciones que nos impulsan a seguir adelante, a dejarnos llevar y a apostar por esa relación.

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El amor no debe cegarte, no te dejes arrasar por los sentimientos y pon un poco de cordura. Ser un poco calculador evitará sufrimientos mayores. (Foto: Getty Images)

Por suerte, la ciencia acude al rescate una vez más para solucionarlos la papeleta. Y es que hay cosas que sí sabemos, gracias a investigaciones como ésta. Resulta que un grupo de psicólogos de cinco universidades diferentes acaba de descubrir en qué nos fijamos a la hora de elegir pareja:

  1. En los rasgos de su personalidad, para saber si sería compatible con nosotros a largo plazo.

  2. En su estatus económico y nivel social. Nos preocupa no estar en el mismo nivel porque crea desencuentros y situaciones incómodas. No queremos que esté por debajo de nosotros pero tampoco que nos supere demasiado.

  3. En su grado de ‘sociabilidad’, es decir, si tiene muchos o pocos amigos. Un punto conflictivo donde los haya. Si se pasa de ‘fiestero’, malo. Si es un seta, ¿peor?

  4. En su entorno. Especialmente en cómo es su familia y en su forma de relacionarse con ellos. ¿Será una niña de papá? ¿Estará pegado a las faldas de su madre?

  5. En sus creencias religiosas. No, no es algo sin importancia. Debes conocer los valores de la persona con la que pretendes compartir tu vida porque antes o después pueden llegar a generar conflictos graves (p.e.: en la educación de los hijos, elección del colegio…).

Pero por encima de todo esto, hay algo (bastante nocivo para cualquier tipo de relación) que no podemos evitar hacer: nos fijamos más en los aspectos negativos de la persona, antes que en los positivos.

Así lo revela el estudio, publicado recientemente en Personality and Social Psychology Bulletin, que se basa en las respuestas de 6.500 participantes en diferentes contextos: sexual, romántico y de amistad. Los investigadores también tuvieron en cuenta los valores que más destacaban en cada uno de ellos.

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Obsesionarse con las cosas que hace mal nuestra pareja (a nuestro juicio) o con lo que no nos gusta de él o ella es un sin sentido. A las personas se las quiere con sus virtudes y defectos, y tienes que aceptarlo así (primero por tu salud y después, por el futuro de vuestra relación) porque hay cosas que pueden mejorar pero otras, nunca, nunca, nunca vas a poder cambiarlas.

Por otro lado, el estudio concluye que, a pesar de que en las cosas relacionadas con el corazón no nos ponemos de acuerdo puesto que dependen de la percepción, circunstancias y personalidad de cada persona, los principales motivos de ruptura coinciden:

  • Tener un estilo de vida poco saludable,

  • Resultar poco atractivos,

  • Ser incompatibles (tener rasgos de personalidad muy opuestos),

  • Seguir ideologías religiosas opuestas,

  • Tener una condición social limitada,

  • Y marcarse objetivos distintos en lo que a la relación se refiere. ¡Ojo con las expectativas!

Sin embargo, los autores consideran que lo más ‘alarmante’ de los resultados es que, a diferencia de lo que ocurría antes, ahora las personas focalizamos nuestra atención en las características negativas de una potencial pareja en lugar de hacerlo en los aspectos positivos.

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¡No seáis cabezotas! Con tacto todo se puede hablar. Poned las cartas sobre la mesa y salid de dudas. (Foto: Getty Images)

“Las personas solemos prestar mayor atención a la información negativa, dándole más importancia que a las cosas o sucesos positivos”, añaden los investigadores.

Los expertos indican que esto puede deberse a que, cuando tenemos un problema con la pareja, en lugar de solucionarlo, hablarlo y mejorar la comunicación, nos lo vamos guardando. De manera que mentalmente vamos registrando esos hechos y anotando puntos negativos.

Dicha acumulación progresiva de problemas termina haciendo mella en la relación al provocar resentimiento y frustración.

El estudio pone de manifiesto que son ellas las que ponen mayor énfasis en estos aspectos negativos al ser más emocionales que los hombres y dar más importancia a la comunicación de la pareja.

Ella se siente ignorada o incomprendida, hasta que un día sucede algo que hace saltar por los aires todas esas sensaciones negativas y la relación termina rompiéndose de manera estrepitosa y repentina sin posibilidad de vuelta atrás.

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